Los secuestros de jóvenes por parte de la Policía Orteguista parecen no terminar. De diferentes partes del país se sigue conociendo nuevos casos. A las víctimas la Policía les sigue imputando delitos sin que medie una investigación para ello.
Uno de estos casos ocurrió el lunes pasado en Tipitapa de donde los policías secuestraron a Róger Espinoza Méndez, de 29 años, según denuncia presentada por su madre Lineth Azucena Méndez Jácamo en la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH).
De acuerdo a la denuncia ante el asesor legal de esa organización el argumento utilizado fue que Espinoza guardaba armas ilegales.
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La denunciante aseguró que según conoció a su vástago los policías hasta llegaron a aplicarle choques eléctricos cuando los sacaron de forma arbitraria de su vivienda.
Méndez denunció que al momento del hecho los policías se llevaron 50,000 córdobas propiedad una empresa distribuidora de leche para la cual trabaja Espinoza, un vehículo, cuatro teléfonos celulares y una computadora.
Méndez expuso su preocupación debido a que el joven es hipertenso y diabético por lo que debe recibir su medicamento.
Según dijo Méndez ante Cuevas a ella ya le confirmó posteriormente ha conocido que su hijo se encuentran en las celdas del Chipote.
Otro caso denunciado por la Alianza Cïvica por la justicia fue el secuestro de los jóvenes Samuel Muñoz y Darry Centeno.
También se conoció el secuestro durante dos días de Chéster Navarrete, miembro del Benemérito
Cuerpo de Bomberos de Masaya, quien como paramédico apoyó a los heridos durante lo más crudo de la represión gubernamental que llevó a la población a atrincherarse en los tranques en Masaya.
A Navarrete lo pretendían incriminaban de que él había quemado a un policía en Masaya y acusado de ser quien torturaba a los policías.
Según dijo ya en julio pasado un comisionado de la Policía Orteguista, de apellido Flores, se había presentado para interrogarlo, y si no decían donde estaba les amenazó con llevarse a todos los bomberos.
Navarrete había trabajado con el Orteguismo con los ambientalistas Guardabarranco por lo que lo llegan a considerar como traidor.
El domingo, relata Navarrete, antimotines que se trasladaban en tres camionetas lo secuestraron del lugar donde se encontraba y lo llevaron a la Delegación policial de Masaya, desde que lo llevaban en la camioneta, asegura que los policías empezaron a maltratarlo de forma verbal. Y al llegar a la celda una policía mujer le ordenó que se quitara la ropa incluido la ropa interior, y ante su resistencia otro policía le comienza a pegar, luego lo mandaron a dormir desnudo al baño.
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Al final asegura que tras la mediación de unos pastores evangélicos ante una comisión de la paz creada por el orteguismo logró que fuese liberado el martes, según le dijeron “para que volvás a trabajar con nosotros”.
Luego de eso optó por buscar un lugar más seguro y correr el riesgo antes que lo tachen de “orteguista”.
Navarrete sostiene que él lo único que hizo fue atender a la población durante la represión gubernamental “sin ningún color político”.
A su vez, el régimen Ortega-Murillo, acusó a ocho jóvenes y estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN Managua) de terrorismo.
Entre ellos está Jonathan López, integrante de la Articulación de Movimientos Sociales y de Alianza Cívica.
López es estudiante de Economía en el Recinto Universitario Carlos Fonseca Amador (RUCFA), líder estudiantil y cofundador de CUDJ Nicaragua.
Con López son treinta los integrantes y colaboradores de la CUDJ Nicaragua que han sido detenidos de forma arbitraria en menos de un mes, de acuerdo al registro de los movimientos sociales en el país.
Diez de los detenidos de forma arbitraria ya han sido presentados por la Policía Orteguista como terroristas.