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En Letra Pequeña, Silvio Báez

No es la protesta, es la represión, estúpido

Que la gente proteste es normal. Incluso que se reprima el desorden que provoca la protesta es normal. Que la protesta se repriman a balazos es lo anormal. Que se mate a quien protesta es criminal

Protesta

Estoy seguro que usted, como yo, se ha puesto a pensar más de alguna vez qué hubiese pasado si aquel 18 de abril, hace cinco meses, en vez de mandar a sus turbas a garrotear a quienes protestaban pacíficamente por las reformas al INSS, Daniel Ortega hubiese dejado expresarse a la protesta como en cualquier país civilizado. Posiblemente las protestas se hubiesen extendido, porque la gente estaba muy molesta. Tal vez Ortega hubiese derogado luego la ley. Tal vez hubiesen aparecido después otros temas de protesta. ¡Nada de eso es anormal! En las sociedades sanas, los ciudadanos protestan. Es lo normal.

Represión

A ver si quedamos claros: que la gente proteste es nor-mal. Incluso que se reprima el desorden que provoca la protesta es normal. Pero que las protestas se repriman a balazos es a-nor-mal. Este país no está en esta crisis porque algunos ciudadanos salieron a protestar, sino por la represión criminal que se desató tras esa protesta. Si hemos llegado hasta este punto, más de 500 muertos, miles de presos y secuestrados, miles de heridos, miles en el exilio, cientos de torturados, es absolutamente responsabilidad de Daniel Ortega quien desde el comienzo no ha encontrado otra solución a la crítica más que el garrote, la cárcel y la bala viva.

Golpe de Estado

Hablan de golpe de Estado. Como si estas protestas iniciaron con el propósito de sacar a Daniel Ortega y Rosario Murillo del gobierno. No lo creo. No vi eso. Que después se desató una grita generalizada para que Ortega se vaya, es cierto, y tiene una explicación muy sencilla: la respuesta a la protesta social fue criminal y desproporcionada. No tenían derecho a matar a nadie. Por errores menos graves que ese un presidente debe renunciar, y si fuese el caso, someterse a la justicia. No es golpe de Estado. Ni nadie estaba buscando originalmente que Ortega se fuera en esos días del poder. Lo que sucede es que una gran parte de los ciudadanos cree que no puede seguir gobernando el país una persona o grupo que se manchó las manos con sangre de uno, otro, y otro, así hasta más de 500.

Elecciones

Las elecciones adelantadas como solución a la crisis también cayeron por su propio peso. Sería de locos creer que hubo un plan premeditado para llegar hasta aquí. Algo así como, “salgan a protestar con pancartas, y dejen que los garroteen como siempre las turbas para que la población se enoje, y levanten barricadas, y cuando ellos lleguen a atacarlos a balazos a las barricadas ustedes déjense matar, si pueden maten uno que otro policía o paramilitar, para que podamos pedir la salida de Ortega del poder”. De locos. Las elecciones adelantadas son la única solución pacífica a la crisis. Dejar que el pueblo decida. De repente Daniel Ortega tiene razón y el pueblo lo respalda y los equivocados somos nosotros. Pues que lo demuestre con votos. En elecciones prontas, libres y transparentes.

Carnicero

Ortega ha tenido la sutileza de un carnicero para realizar una neurocirugía en la solución de la crisis. La única solución que se le ocurre es a garrotazos. Le ha faltado la inteligencia o la asesoría de otros tiempos, para entender que resolver la crisis implica necesariamente abrir una válvula de escape al descontento y reconocer el origen del problema. Que el país que se imagina, dócil, miedoso o a su favor, ya no existe más. Que su solución a garrotazos solo le mete más presión a la chimbomba y, de seguir así, necesariamente estallará para desgracia de Nicaragua entera.

Negación

Parafraseando a James Carville: “No es la protesta, es la represión, estúpido”. Ojalá Daniel Ortega y Rosario Murillo también se preguntaran cómo estarían las cosas si hubiesen reaccionado como reacciona un gobierno normal en una protesta normal. Como en Costa Rica, por ejemplo. Posiblemente con problemas pero gobernando. Y nadie, aun así, le puede garantizar que se vayan a seguir reeligiendo, pero es que eso es lo normal también. Que los gobiernos cambien. Lo anormal, la causa de todos estos problemas, no es la protesta, es la respuesta irracional. Lo anormal no es que se quieran elecciones libres, lo anormal es que haya quienes se mantienen en un estado de negación profundo y que crean que están destinados a gobernar por siempre, aunque sea a balazos y garrotazos.

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