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La dictadura como sistema

La dictadura, explica el enciclopedista político Rodrigo Borja, es el sistema en el cual una persona “dicta todas o las más importantes decisiones políticas del Estado, concentra en sus manos todos los poderes del gobierno y los ejerce autoritariamente y sin limitaciones jurídicas ni temporales”. En algunos casos esas limitaciones existen en el papel de la Constitución y la ley, pero no son respetadas por el dictador.

Que en Nicaragua hay una dictadura en la que Daniel Ortega es el dictador y Rosario Murillo la vicedictadora, ya nadie lo pone en duda. Pero la dictadura es mucho más que este binomio conyugal. La dictadura es un sistema, una maquinaria integrada por múltiples engranajes y entidades que actúan al unísono, cada uno en su ámbito particular de operación pero todos ejecutando el mismo plan determinado por el dictador, que persigue asegurar su permanencia indefinida en el poder a cualquier precio, aunque sea de manera sangrienta como está ocurriendo en Nicaragua.

Dicho con otras palabras, la dictadura es el conjunto del poder estatal ejecutivo —manejado directamente por el dictador—, con los poderes legislativo, judicial y electoral, Contraloría, Fiscalía, Ejército, Policía y, en fin, todos los órganos y entidades del Estado que son orquestados por el mandamás.

Pero no solo por ilustración sino por las consecuencias de la dictadura, es importante entender que esta es un sistema monolítico en el que nada se mueve si no es por voluntad del dictador y nadie tiene una opinión propia, solo repite la del caudillo o comandante.

Ahora que se está tratando de construir una concertación nacional contra la dictadura, se discute acerca de quiénes pueden y deben, o no, formar parte de ella. Se menciona a los partidos que tienen representación en el poder legislativo de la dictadura, en particular el PLC de Arnoldo Alemán. ¿Son estos partidos realmente opositores y por tanto deberían participar en la concertación nacional por la democracia? ¿O son solo correas de transmisión de la maquinaria dictatorial?

El caso más importantes es el PLC de Alemán, porque no solo es parte del aparato legislativo de la dictadura, sino también del judicial, del electoral y otros órganos estatales. Las bases de este partido son opositoras, sin duda, pero su cúpula es parte del sistema dictatorial y sigue atada al pacto o componenda que facilitó a Ortega la recuperación del poder.

Tal vez si en protesta por la matanza perpetrada por el régimen de Daniel Ortega para aplastar la rebelión cívica de abril, el PLC de Alemán hubiera renunciado a los altos cargos prebendarios que disfruta en el Estado —como renunció el magistrado puesto por el Cosep a su magistratura en el poder judicial—, y por lo tanto ese partido hubiera dejado de ser parte del sistema de la dictadura, no se pondría en duda su derecho de participar en la concertación nacional para sacar del poder al régimen orteguista. Pero no ha sido así.

De todas maneras, esta es una decisión que deben tomar serenamente los actores sociales y políticos democráticos que están construyendo la concertación nacional contra la dictadura.

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