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Encuestas y adelanto de elecciones

La encuesta de CID Gallup realizada entre el 6 y el 18 de septiembre, contiene datos muy interesantes de lo que opinan los ciudadanos sobre los diversos aspectos de la situación actual del país.

Entre esos datos sobresale que el adelanto de las elecciones para salir de la crisis por la vía democrática, tiene un respaldo mayoritario, como ya lo había evidenciado Ética y Transparencia con sus sondeos de julio y septiembre. La única diferencia entre ambas consultas de opinión es que en la de CID Gallup el 60 por ciento se pronuncia por el adelanto de las elecciones, en tanto que en la de Ética y Transparencia es el 81 por ciento que respalda esa salida.

Pero más allá de tal diferencia, que posiblemente se deba a la metodología utilizada en cada consulta, lo importante es que en ambas queda claro que la gran mayoría de los nicaragüenses opina que se debe permitir a los ciudadanos resolver la crisis con sus votos.

Lo que llama la atención en la encuesta de CID Gallup, es que ante la pregunta de qué se prefiere, adelantar las elecciones o la continuidad del Diálogo, el 54 por ciento opina por lo primero y el 34 por ciento por lo segundo.

Pero el adelanto de las elecciones y la continuación del Diálogo Nacional, no son excluyentes ni representan soluciones alternativas. El Diálogo Nacional y la anticipación de las elecciones se conectan mutuamente, porque tendría que ser en la mesa de diálogo que se acordaría el adelanto de los comicios y los mecanismos y cronograma para su implementación. Ante todo el cambio de las autoridades electorales, porque las actuales no son confiables para nadie en Nicaragua ni en la comunidad internacional, salvo para Ortega.

Tal vez quienes opinan que la anticipación de las elecciones es más importante que continuar el Diálogo Nacional, creen que si Ortega tuviera buena voluntad política, podría garantizar por sí mismo, sin necesidad de acuerdos con nadie, la celebración de elecciones limpias, libres y competitivas, conforme a los estándares democráticos internacionales.

Quizás tengan en cuenta el antecedente de las elecciones de 1990, las cuales fueron adelantadas de noviembre a febrero cuando Ortega igual que ahora detentaba el cargo de presidente de Nicaragua. En aquella ocasión, por la urgencia de la crisis Ortega dialogó con la oposición e hizo un acuerdo previo que incluyó cambios en el poder electoral y otras garantías para darle credibilidad a las elecciones.

Ahora Ortega podría hacer lo mismo, si quisiera, si reconociera la realidad de su situación y cobrara conciencia de que la dictadura es insostenible, sobre todo después de la horrenda matanza que ha perpetrado para mantenerse en el poder.

Lo hemos dicho muchas veces: Lo mejor para todos, incluyendo a Ortega, es hacer elecciones anticipadas, libres y limpias, para de manera democrática sacar al país de la terrible situación que ha creado la misma dictadura.

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