14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

La negociación

Muchos están de acuerdo en que se necesita encontrar una salida pacífica y constitucional a la crisis de Nicaragua e insisten en que el mejor camino para lograr ese objetivo comienza con invitar al dictador a sentarse a una mesa para negociar su propia salida. Pero ¿cuáles serían los términos de esa negociación? ¿No sería inmoral negociar la salida del dictador a cambio de otorgarle impunidad por el asesinato de cuatrocientos ciudadanos indefensos? Los términos de esa negociación estarían en contradicción frontal con el objetivo declarado por la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia. No puede haber justicia con impunidad. Ese principio se aplica al dictador y todo su séquito de esbirros.

Ingenuamente continuamos pregonando que elecciones anticipadas resolverán el conflicto mágicamente. Se puede comprender que en nuestra frustración recurramos a nuestro pensamiento mágico para convencernos de que esa es una opción viable. Lo que es difícil de entender es cómo los OEA y los ONU, y nuestros propios líderes locales pueden estar convencidos de que esa salida pacífica del dictador, propiciada por elecciones anticipadas, es realmente viable. Pareciera que nadie ve, o no quiere ver, que la metástasis del cáncer de la dictadura, constituida por la pléyade de secuaces del dictador, ha penetrado todos los tejidos institucionales de la nación.

Si insistimos en negociar, buscando elecciones anticipadas ¿cómo esperamos controlar la metástasis de ese cáncer durante y después de la pretendida extirpación pacífica del dictador? Y si las ramificaciones del cáncer no se extirpan también ¿cómo esperamos que el dictador no repita su acto favorito de gobernar desde abajo? No veo la respuesta. Se debe recurrir a otro método.

Es laudable querer resolver la crisis mediante negociación. Eso está bien para predicarlo desde el púlpito pero no en el infierno en que estamos sumergidos. En ese infierno, gobernado por la ambición, la mentira, la maquinación y la codicia, nunca ha habido espacio para diálogo y menos para negociación. Si acaso cabe una concertación, no sería con el dictador sino con quienes tienen la maquinaria y el equipo necesario para anestesiar al paciente, extirpar el tumor y además neutralizar su metástasis sin sumergir a Nicaragua en un baño de sangre.

Hay todavía una luz al final del túnel. Los operadores de esa maquinaria son nicaragüenses, están en el país, tienen el quirófano; los instrumentos; la unidad de cuidados intensivos posoperatorios y hasta podrían calificar para recibir apoyo externo. No sabemos si sus convicciones cívicas les permiten discernir a quién verdaderamente deben lealtad incondicional. Pero si reflexionaran, ellos podrían concluir que deben ejecutar la cirugía. Podrían hacerlo de un golpe, literalmente, sin dejar el país en ruinas.

El autor es arquitecto.

Opinión Crisis en Nicaragua Nicaragua archivo
×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí