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El colmo nuestro de cada día

Ya realmente en Nicaragua no podemos decir “es el colmo” porque todos los días vivimos un nuevo colmo en un país que pareciera estar gobernado por la demencia colectiva

Ya realmente en Nicaragua no podemos decir “es el colmo” porque todos los días vivimos un nuevo colmo en un país que pareciera estar gobernado por la demencia colectiva acompañada de una paranoia extrema de quienes ostentan el poder. Tenemos un colmo nuestro de cada día relacionado con el abuso del poder.

El último colmo fue la detención arbitraria de la anciana de 76 años Miriam del Socorro Matus Alemán, mejor conocida como doña Coquito en las marchas de autoconvocados y por haber tenido el gesto humanitario de regalarles su venta de agua a los manifestantes el 18 de mayo durante el fracasado Diálogo Nacional.

“Me agarraron del cuello y me pasaron como chancho a la tina”, se quejó la anciana cuyo delito ha sido participar con la bandera azul y blanco en las protestas y pretender participar en una luego de que la Policía en una nota de prensa declarara ilegal cualquier forma de manifestación pública sin permiso, en abierta violación a los artículos 53 y 54 de la Constitución que reconocen el derecho de reunión pacífica sin permiso.

El hecho repudiable es un nuevo irrespeto insólito hacia los ancianos —que nos recuerda el mal trato a los ancianos el 18 de abril cuando se manifestaron contra las reformas del INSS—, que tuvo lugar el pasado domingo 30 de septiembre frente al Mercado Iván Montenegro.

También se llevaron a la bailarina Flor de María Ramírez, quien se destaca en las protestas por usar un traje folclórico azul y blanco y aunque ambas fueron liberadas posteriormente el mismo día, las escenas de cientos de policías fuertemente armados deteniendo a la pobre anciana y montándola como un saco de papas sobre la tina de la Hilux, golpearon los hogares de todos los nicaragüenses como una muestra más del salvajismo a que ha llegado el orteguismo.

El colmo es que según la dictadura, en Nicaragua hay más terroristas que en cualquier país del mundo, porque es terrorismo vender agua helada en las marchas contra el Gobierno, es terrorismo inflar y regar por las calles globos azul y blanco; es terrorismo organizar las marchas contra el Gobierno, en fin los actos de terrorismo son tantos y tan diversos, que de seguir el Gobierno en su afán represivo tendrá que construir más cárceles en lugar de escuelas.

En vano tratan los voceros del Gobierno como el canciller Denis Moncada Colindres, el vicecanciller Valdrack Jaentschke y el propio dictador Ortega y su esposa, de cambiar la imagen, la percepción mundial, de lo que ha ocurrido y está ocurriendo en Nicaragua, ofreciendo entrevistas a influyentes medios de comunicación globales.

Una imagen habla más que mil palabras, como dice el viejo proverbio ruso, dicho de otra manera: “Es mejor ver una vez, que oír cien veces”. Y lo que el mundo ha visto en esta época de la comunicación masiva e instantánea, es suficiente para saber donde reside la verdad.

El autor es periodista, exministro y exdiputado.

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