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Jorge Luis Vanegas, conocido como Flavio en Ocotal, registra dos victorias y cuatro empates en el Apertura. LAPRENSA/ JADER FLORES

La historia de Jorge Luis Vanegas, el utilero que se convirtió en entrenador del CD Ocotal

A partir del 2011 dejó los balones, el agua y toda el material deportivo del equipo para dedicarse a su carrera de entrenador

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Jorge Luis Vanegas visitaba todas las tardes el Estadio Roy Fernando Bermúdez. Era el año 2002. El CD Ocotal estaba en Segunda División y entrenaba en un campo sin grama, una mezcla de tierra, arena y piedras. Ahí llegaba Flavio, como le conocen en Ocotal, como un aficionado más a ver los entrenamientos y le apareció la oportunidad de ser contratado como utilero del equipo.

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“Entré como utilero porque lo importante para mí era ganar dinero para mantener a mi hijo que tenía dos años en ese momento. No me importaba tanto el futbol, no me importaba nada más que encargarme de pasar balones, llevar las cosas al estadio, estar día a día en el trabajo”, recuerda Flavio.

Dieciséis años después, Vanegas está en la otra acera como director técnico del CD Ocotal. El camino ha sido largo y de mucha perseverancia: comenzó como utilero, puesto que tuvo durante nueve años, pasando a asistente técnico en 2009 y dar el salto más importante de entrenador principal.

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“La verdad es satisfactoria llegar a ser el entrenador es el fruto de trabajo, perseverancia, el esfuerzo que has tenido. Dejar dos semanas a tu familia para irte a capacitar. He tenido la paciencia, la voluntad y las ganas de luchar por algo que te gusta, eso ha sido la parte importante para mí”, señala Vanegas, quien sostiene no sentir ninguna presión porque cuenta con el apoyo de la directiva y el compromiso de los jugadores.

El origen

Vanegas trabajaba como ayudante de construcción y todas las tardes, cuando tenía chance, se iba al Roy Fernando Bermúdez. Él quería viajar con el equipo para “conocer otros lugares del país”, pero le salió una oportunidad inesperada. “Una tarde llegué y estaba Randall (Moreno), el técnico, y me preguntó por una persona que iban a poner de utilero, entonces le dije que podía ser yo, y me aceptó”, recuerda.

En ese momento su vida cambió porque dejó su anterior trabajo para dedicarse a ser utilero, cargo que mantuvo hasta 2011. La llegada de Mario Alfaro como técnico del equipo le permitió crecer a Vanegas. “El pilar importante para que trabajara en esto fue Mario Alfaro. Cuando vino en el 2009 empezó a dar las primeras ideas de trabajo, que era bueno o malo. En su momento me dio responsabilidades de hacer trabajo de preparación física, pero supervisado por él siempre y cuando trabajara correctamente”.

Desde ese momento, la idea de ser entrenador tomó forma en Vanegas. “Desde el momento que Mario me da la oportunidad, me dijo que ‘no todo el tiempo serás asistente, algún día estarás al frente’. La primera persona que me dijo que él quería verme en Ocotal fue Mario, después el panameño Carlos Walcott y el salvadoreño Ángel Orellana, recuerdo que él me dijo ‘tenés que aspirar a más’, a ser el principal del equipo. Ellos me inspiraron a esto y les agradezco”, apunta.

Aprendiendo de los extranjeros

Flavio era asistente y utilero de Alfaro, pero a partir del 2011 se quedó solo como asistente de cada uno de los técnicos que han pasado, la mayoría extranjeros como Walcott, Orellana, los argentinos Roberto Chanampe y Emiliano Barrera o los hondureños Sindulios Castellanos, Aarón Reyes, entre otros. Cuando alguno era despedido dirigía los partidos.

“De todo ellos he aprendido un poco, captando lo mejor, lo importante es saber trabajar con el grupo que tenés. No todos los grupos son lo máximo. Tenés jugador es conflictivo, que te ayudan, que se te caen futbolísticamente y debés saber lidiar con eso”.

Momento triste

En 16 años, Flavio ha pasado alegrías y tristezas. La última, el descenso del equipo en la temporada 2015-16, lo golpeó mucho. “Lloré mucho. Vine a mi casa devastado, no quería hablar con nadie. Pasé una semana encerrado en mi cuarto, que no salía, no daba la cara, sentía vergüenza de todo porque le habíamos fallado a un pueblo”.

Uno de los momentos positivos fue regresar a la Liga Primera hace dos temporadas. “Si me fui tenía que regresar”, apunta con alegría, misma que sintió la primera vez que ascendieron. “Cuando subimos a Primera nadie daba un peso por nosotros y después llegamos a dos semifinales seguidas con Mario Alfaro”.

También ha habido otros episodios negativos. “Pasar cuatro meses sin salario y seguir trabajando. He dado todo por el equipo. Creo que son recuerdos que no se olvidan porque luchas por algo y estás trabajando donde vos empezaste. He estado en las buenas y las malas. Nací en Ocotal y lo llevo en la sangre”.

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