Con el ingreso de la onda tropical 42 durante este miércoles, se esperan más precipitaciones sobre el territorio nacional, sin embargo las lluvias no serán tan intensas como las del fin de semana pasado, explicó el agrometeorólogo del Centro Humboldt, Agustín Moreira.
El desplazamiento de la onda tropical no sería mayor a 24 horas. Esta ingresará al territorio por el Caribe, mientras que en el Pacífico se generará una zona de convección (corriente de aire que transporta calor y vapor de agua cuando hay variación de temperatura), que también provocaría lluvias de leves a moderadas sobre el occidente y oriente del país, explicó el especialista.
El Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales (Ineter) informó que la onda tropical entraría mañana jueves.
Las últimas lluvias provocadas por las bajas presiones en el Pacífico como en el Caribe generaron inundaciones en 13 departamentos del país, según información gubernamental. En muchas de estas zonas, los acumulados se acercaron a las normas históricas o fueron rebasadas.
Ante la posibilidad de que el país se vea afectado por otros fenómenos climáticos que descarguen cantidades importantes de agua, el riesgo de las comunidades es alto, explicó Moreira. Destacó la vulnerabilidad en las comunidades y zonas urbanas propensas a inundarse, como sucede en Malacatoya, Granada y Tipitapa, Managua.
Los suelos están saturados, lo que implica que se pueden producir desbordes de ríos y deslaves en áreas altamente vulnerables, apuntó el agrometeorólogo.
Jurgen Guevara, oficial de industrias extractivas del Centro Humboldt, relaciona el nivel de degradación de los ecosistemas nicaragüenses como un factor primordial para que las inundaciones siempre afecten a la población.
“Los bosques sirven por como una esponja natural que te permite interceptar la mayor cantidad de lluvia posible y amortiguar un poco los efectos de las inundaciones”, expresó.
Al no contar con una cobertura forestal adecuada, el impacto de las lluvias será mayor. Mientras no se implemente un plan integrado de manejo de cuencas que permita delimitar zonas para la recarga hídrica y la conservación de bosques, los daños similares a los de este reciente temporal van a seguir repitiéndose, advirtió Guevara.
Por su parte, Abdel García, especialista en gestión de riesgo, considera que los datos y el conocimiento que se adquiere a partir de los fenómenos meteorológicos que ocurren en el país deben ser la base para analizarlos y comprenderlos.
Parte de ese análisis permitiría conocer más sobre la ocurrencia de fenómenos de menor categoría, como las bajas presiones. Estas han afectado durante dos años consecutivos al país, debido a las grandes cantidades de precipitaciones que descargan, como si se tratase de un evento mayor.
Moreira explicó que en el caso de las ondas tropicales no hay un número finito. En el 2017 se presentaron 17, pero actualmente se contabilizan 42, y se esperan otras más.
Sin embargo, la temporada de huracanes de este año ha sido menos intensa que la del año pasado, durante la que se formaron diez ciclones. Harvey, María e Irma dejaron efectos devastadores; estos junto con Nate, fueron retirados de la lista de nombres para designar a estos fenómenos que establece el Centro Nacional de Huracanes.
Aunque las bajas presiones no son formaciones ciclónicas como tal, pueden poner en riesgo la vida, ya que se han caracterizado por una alta concentración de nubosidades y precipitaciones, indicó Moreira.
Antes de octubre —considerado como uno de los meses más lluviosos—, el Centro Humboldt informó que en algunas zonas del país habían reportado déficit de lluvias, además de una extensión de la canícula. Hasta la fecha, la estación lluviosa se ha presentado de forma irregular, ya que inició con lluvias, después hubo un período seco y se espera finalice con buenas precipitaciones.
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Situación de acuíferos
En un reporte presentado por la organización ambiental Centro Humboldt, al menos 14 ríos en el país reportaron crecidas significativas debido a las lluvias intensas provocadas por las bajas presiones en el Caribe y el Pacífico, entre estos, el río Malacatoya y sus afluentes, río Viejo, río Ochomogo, río Senecapa.
Pese a las afectaciones que provocan las precipitaciones, estas aportan a la recarga hídrica de los cuerpos de agua, los cuales se han estado recuperando durante el 2017 y el 2018. En la última sequía, los ríos se redujeron a hilos de agua, mientras que otros se secaron por completo y solo dejaron tierra cuarteada. Según las predicciones climáticas en el 2019 se espera el predominio del fenómeno El Niño.
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