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Daniel Ortega habla con el presidente venezolano, Nicolás Maduro, a su llegada a la conmemoración del tercer aniversario de la muerte del fallecido presidente venezolano Hugo Chávez. LA PRENSA/ AFP / FEDERICO PARRA

El dictador de Nicaragua, Daniel Ortega, habla con su homólogo venezolano, Nicolás Maduro. LA PRENSA/ ARCHIVO/ AFP/FEDERICO PARRA

Régimen de Nicaragua pierde su principal fuente de financiamiento

Según el informe de Cooperación Oficial Externa del año pasado, la cooperación petrolera venezolana en el primer semestre del 2017 le proporcionó al régimen Ortega-Murillo 21.1 millones de dólares.

En medio de la crisis sociopolítica que enfrenta el país y el aislamiento internacional, causado por la condena mundial a la represión, el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo también se ha quedado sin su principal fuente de financiamiento. En el primer semestre de este año, la cooperación de Venezuela que llega al país a través del convenio petrolero se redujo a 9.2 millones de dólares, de acuerdo con fuentes oficiales.

Según el informe de Cooperación Oficial Externa del primer semestre 2017, la cooperación petrolera venezolana que ingresa al país bajo la figura de préstamos de la empresa estatal Petróleos de Venezuela SA (PDVSA) al sector privado de Nicaragua, ascendió a 21.1 millones de dólares.

Eso significa que el monto recibido en los primeros seis meses de este año se redujo en 56 por ciento, con respecto al del mismo lapso del año pasado.

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Sin embargo, esta merma no es de ahora. La inyección de recursos obtenidos por Ortega, a través del acuerdo Petrocaribe, alcanzó su pico en 2011, cuando le proporcionó al régimen 563.8 millones de dólares.

Sin embargo, a partir de ese año, la caída del precio internacional del petróleo y la crisis económica que enfrenta el país suramericano comenzaron a socavar la relación que comenzó a florecer en 2007 tras el ingreso de Nicaragua a la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba) y la firma del Acuerdo de Petrocaribe.

Entre 2007 y el primer semestre de este año, este esquema de cooperación le inyectó al régimen Ortega-Murillo 3,798.7 millones de dólares. Recursos que fueron manejados discrecionalmente por Ortega, es decir al margen del Presupuesto General de la República.

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Diversos economistas advirtieron que existe el riesgo potencial de que estos 3,798.7 millones que recibió Ortega a través de este mecanismo se transformen en deuda pública, aunque en los informes de cooperación divulgados por el Banco Central de Nicaragua están registrados como préstamos a privados.

En los primeros años de la relación, el 50 por ciento del monto anual de la factura petrolera procedente de Venezuela se financiaba mediante un crédito, dichos recursos eran utilizados para financiar algunos programas gubernamentales y los negocios de la familia presidencial Ortega-Murillo.

El restante 50 por ciento del monto de la factura era pagado con alimentos que se compraban a productores locales para ser enviados a ese país suramericano.

Segundo socio comercial

Ese esquema propició que, durante la fase de esplendor de esta relación comercial, Venezuela se convirtiera en el segundo socio comercial del país. Dicho mercado fue durante varios años el segundo destino más importante para varios productos nicaragüenses, entre ellos la carne bovina, la leche y el ganado en pie.

Las exportaciones al mercado venezolano alcanzaron su pico en 2012, cuando las colocaciones en ese país generaron 437.80 millones de dólares.

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Pero como consecuencia de la reducción del intercambio petrolero, las exportaciones hacia ese país también comenzaron a reducirse. A partir del 2012, el valor de los envíos comenzó a mermar hasta caer cerca de 110 millones en 2016 y 2017.

A partir del 2017, las condiciones del acuerdo de Petrocaribe fueron modificadas, la proporción del financiamiento se redujo al 25 por ciento y el envío de alimentos también se redujo a la mínima expresión.

Efecto de sanción a PDVSA

A este cambio en el esquema se sumó que en agosto pasado Estados Unidos impuso sanciones a PDVSA, las que entorpecieron aún más las ya deterioradas relaciones comerciales entre ambos países.

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Debido a las sanciones, la empresa encargada de gran parte de la exportación de alimentos a Venezuela, Alba de Nicaragua (Albanisa) de la que PDVSA es socia mayoritaria, no pudo continuar realizando esos envíos, lo que mantiene en crisis a algunos exportadores locales que perdieron ese mercado y no han logrado encontrar compradores para los volúmenes que ahí colocaban.

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