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Azahálea Solís, feminista y miembro de la Alianza Cívica. LA PRENSA/ ÓSCAR NAVARRETE

Azahálea Solís: “Ortega es un criminal”

La lideresa feminista se declara en contra de una probable amnistía y aclara que las marchas van a continuar a pesar de que el orteguismo continúa encarcelando, ya que la ruta para sacar a los Ortega Murillo del poder es cívica

“Sacame el pico rojo, que me lo puse así por la Marlen (Chow)”, le pide Azahálea Solís a Óscar Navarrete mientras le hace las fotos para esta entrevista.

Abogada de profesión, a sus 59 años de edad Solís es también feminista y una destacada miembro de los movimientos en defensa de los derechos de las mujeres. A raíz de la mortífera represión gubernamental que inició el pasado 18 de abril, a Solís se le vio en la mesa del diálogo como una representante de la sociedad civil y estuvo en la sesión inaugural en la que se hicieron presentes Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo. A Ortega, Solís lo vio caminar derrotado.

En esta entrevista, Solís explica que a pesar de la represión, las marchas van a continuar y que una de las metas, además de restablecer la democracia en el país, es liberar a todos los prisioneros políticos. La entrevista comienza cuando Solís revela que le encanta el beisbol, que lo jugó, que como granadina era fan del Granada pero ahora ha dejado de seguir ese deporte.

¿Qué opina de ir a ver un juego de beisbol en el estadio nuevo?
Yo participo de esa protesta que una gente inició recientemente, que no se puede ir a un lugar que se ocupó como centro para cometer asesinatos. Ese lugar, si lo ponemos en palabras gráficas, debería de ser exorcizado. De ese lugar partió la bala que mató a Alvarito Conrado, entre otras personas. Es un lugar de muerte, es terrible que eso haya pasado. En el caso de este estadio deberá ser tomado por el pueblo y reivindicado allí en un gran acto de homenaje a las personas principalmente que murieron por las balas que salieron de ese lugar.

¿Exorcizado pero no demolido?
No, no, no, por supuesto, eso es algo que le cuesta al pueblo de Nicaragua, es propiedad del pueblo de Nicaragua, no es propiedad de un gobierno. Es como el caso del anterior estadio, que una vez se llamó Estadio Somoza, porque Somoza lo hizo en su momento. Allí (en el estadio nuevo) creo que debe haber, en los primeros actos que haya de un gobierno democrático, un acto de reivindicación a las personas que murieron por las balas que salieron de ese lugar, pero debe ser un lugar retomado, un lugar de recreación para Managua y para Nicaragua.

Hay quienes alegan que si no se va al estadio, tampoco se debería de ir a otros lugares donde también operaron los paramilitares, incluso, que salieron de las alcaldías.
Eso le corresponde a cada quien tomar decisiones al respecto. Yo pienso en el simbolismo del estadio. Hay lugares, como las alcaldías, a los que la gente tendrá que ir a hacer reposiciones de partidas o sacar sus partidas de nacimiento. Lo cierto es que hay montones de lugares en Nicaragua que le dieron otro uso. Oficinas de la Dirección General de Ingresos, que son lugares para reconcentrar paramilitares. Y muchas otras oficinas. Por eso digo que no hay que destruir el estadio. Esto está ligado con algo que yo creo. Para salir del ciclo de la violencia en la que hemos estado, gobiernos dictatoriales, represión, creo que ha habido una enorme falla y es que Nicaragua se ha ido reconstruyendo sobre la impunidad. La impunidad en este momento debe ser algo alejado de nuestra agenda, de nuestro esquema. Ese es el peso que yo le veo al tema del estadio. De ahí también salieron las balas del 30 de mayo, ese espantoso día, cuando 15 personas fueron asesinadas en Managua.

Hablando de impunidad, ¿estas muertes en qué cree que van a quedar?
Estas muertes, inevitablemente, van a parar en que se investigue todo lo que ha pasado. Derivado del informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) se formó el GIEI (Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes), y tenía que haber investigado lo que ocurrió desde el 19 de abril hasta el 30 de mayo, en un primer momento, y yo creo que habrá que extenderle el mandato para que investiguen todos los hechos después del 30 de mayo. Todos esos crímenes deben de ser investigados, todas las situaciones que se dieron, las torturas. Por ejemplo, en el mandato del GIEI todavía no está incluido, pero deben incluirse, lo que pasó en la mañana del 16 de junio en el barrio Carlos Marx, donde una familia fue asesinada a través de un incendio. Nicaragua no puede reconstruirse si no se sabe esa verdad y debe de ser para todo el mundo. No como lo que están haciendo ahora, que están capturando selectivamente a personas que están en la lucha azul y blanco y se les están imputando crímenes absolutamente falsos, incluso, todos los crímenes que cometieron los paramilitares se los imputan a personas que lo único que han hecho es portar una bandera y marchar y exigir por una nueva Nicaragua. No estamos pensando en que debe de haber verdad solo para una parte. Ese es un enorme reto para Nicaragua, que no puede haber nunca más ciudadanos de distintas categorías. Somos ciudadanos todas las personas. No puede haber uno que sí puede cometer delitos, ser corrupto, ser criminal y no pasa nada. Y otras personas, ejerciendo derechos, son criminalizadas. Eso no puede ocurrir.

¿Estará Daniel Ortega en busca de una amnistía echando presas a muchas personas que han protestado?
Entre otras personas, Irlanda Jerez mandó a decir que no utilizaran su prisión como pretexto para una amnistía. Yo creo que eso es un sentir de las personas que nunca debieron ser detenidas. Ninguna de las más de 400 personas, que ya están detenidas, debieron ser detenidas. Hay un grupo de organizaciones, personas, abogados, que están trabajando por anular todo eso y la amnistía para los paramilitares no es posible aceptarla. Utilizaron a esas personas, agarraron a personas que eran militantes del partido orteguista y las convirtieron en asesinas, eso no puede ser. Eso sería engañarnos y no sanear la sociedad. Nosotros necesitamos sanear el país y para eso es necesario saber la verdad, y es necesario que no se puedan escudar semejantes crímenes en una amnistía. Que cubra una política terrorífica del Estado, porque aquí no es cualquier cosa, estás hablando que es una política de terror del Estado la que se estaría encubriendo y eso no es posible.


Se ha logrado desnudar a Daniel Ortega, de que no es un líder revolucionario, no es un líder de izquierda, no es un estadista responsable y que, al contrario, es un criminal. Ha quedado claro que su posibilidad de continuar en el país al frente de la presidencia no es posible ni moral, ni ética ni políticamente y yo creo que eso ha sido un logro de la lucha cívica”. Azahálea Solís, miembro de la Alianza Cívica.


¿Qué va a pasar con todos los presos políticos?
Todas esas personas nunca debieron ser detenidas y nunca debieron ser judicializadas. Todas van a salir y el Estado tiene que resarcirlas porque han estado ilegalmente presas y el Estado y la ciudadanía nicaragüense deben dignificar su nombre. Han sido maltratados, injuriados y calumniados. Los nombres de esas personas deben resplandecer, el nombre de Medardo, el nombre de Pedro, el nombre de Byron, el nombre de Yaritza, el nombre de Amaya, es decir, todas las personas. Olesia, que ha tenido tanta entereza estando presa. Nosotros tenemos que rendirles reconocimiento por la entereza que han tenido y porque sus nombres han sido mancillados por una dictadura.

¿Siente que ha habido un bajón en la presión que ejercen los organismos pro derechos humanos, nacionales e internacionales?
Ellos todos los días están presionando, tanto la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, tanto quienes están aquí como quienes están en la sede en Washington, aún el alto comisionado de Derechos Humanos (de las Naciones Unidas). Todos los días se están haciendo reclamos al gobierno. Yo creo que ellos han jugado un papel muy importante porque generalmente en instituciones formales te piden cuáles son las pruebas y allí están las pruebas. Amnistía Internacional acaba de sacar otro nuevo informe, en el que vuelve a demostrar que hay una política criminal contra la ciudadanía. Los organismos internacionales están presentes. Lo vimos con la barbarie que ocurrió el domingo, cuando impidieron que se realizara una marcha, hubo una alerta internacional y se activó en cuestión de pocos minutos.

¿Qué se ha logrado con todas las gestiones ante los organismos internacionales?
Nicaragua está siendo vista por parte de la comunidad internacional. La apropiación ciudadana que hubo a partir del 18 de abril, también se manifestó en los nicaragüenses que viven fuera de Nicaragua por diversas razones. Nicaragua había pasado por debajo del radar internacional y aquí había un supuesto buen gobierno y había un supuesto desarrollo. Cuando señalábamos los atropellos que ha venido cometiendo Ortega, incluso antes de haber asumido el gobierno en enero del 2007, pues alguna gente pensaba que no era cierto, porque había una imagen de que Nicaragua iba por buen camino. Cuando se va demostrando que no es así, y la explosión que ocurre el 18 de abril, pues la gente se convence de lo que está pasando en Nicaragua y vuelve a ver su mirada. Yo creo que eso ha sido muy importante.

Usted estuvo en la mesa del diálogo, ¿sintieron en algún momento que Daniel Ortega salía del poder?
Nosotros platicábamos este asunto y decíamos que estábamos en el 2018, no en el año 1979. Que incluso en el año 79 fue complicado para Somoza encontrar un país que lo recibiera. Recordemos que no estuvo ni 48 horas en Estados Unidos, lo sacaron y se fue a Las Bahamas. Igual pasó con otros dictadores de esa época que tuvieron dificultades para encontrar un lugar. Eso fue hace 40 años. Nosotros decíamos, este es un problema mayor, 40 años después el mundo ha evolucionado y el tema de los derechos humanos ha adquirido una relevancia mucho mayor. Ortega no tiene dónde recostar su cabeza fuera de aquí. Y por otro lado, él tiene una voluntad enorme de poder, de control, más que de dinero, y sabíamos que era una cuestión muy difícil. Lo que sí te puedo decir es que el 16 de mayo, cuando él llegó a la sesión inaugural, él se encontró con otra cara de una Nicaragua que no ha querido ver. Llegaron con una actitud clara de que había otra Nicaragua. El peso corporal que ellos mostraron al entrar, al caminar, eso se notaba, que ellos estaban golpeados por esa insurrección ciudadana que se derivó del 18 de abril. Al salir era peor todavía. Era un caminar de derrota, no era de un presidente que cree que tiene control, como algunas veces él se presentaba por ejemplo en los repliegues. Tanto en la entrada como en la salida de ese día, sobre todo en la salida, después de todo lo que se le dijo, creo que quedó claro que ya estaba en otra situación. Pero sí había claridad que era complicado el tema porque iba a buscar cómo quedarse a como fuera y estamos viendo esos resultados. No tiene nada, no tiene la posibilidad de buscar consenso con nadie. Intentó crear una comisión de la verdad en la que nadie cree, que nadie respeta en Nicaragua y no la respetan fuera de Nicaragua. Lo único que tiene, lo digo con ironía, es tan fuerte que lo único que tiene es la represión.

¿Ha fallado algo que Ortega sigue en el poder?
Nosotros logramos llevar a Ortega al nivel de aislamiento nacional e internacional. Cuando digo nosotros es toda la ciudadanía, no solo las personas que estábamos en el diálogo. Se ha logrado muchísimo, se ha logrado desnudar a Daniel Ortega de que no es un líder revolucionario, no es un líder de izquierda, no es un estadista responsable y que, al contrario, es un criminal. Ha quedado claro que su posibilidad de continuar en el país al frente de la presidencia no es posible ni moral, ni ética ni políticamente y yo creo que eso ha sido un logro de la lucha cívica. Se ha logrado romper esas salidas violentas y se ha demostrado que el pueblo de Nicaragua no quiere guerra, quiere paz. Paz con libertad, justicia y democracia. Eso es un triunfo enorme para un cambio en la cultura política del país. Ortega va a salir, no salió en julio como mucha gente queríamos que hubiese ocurrido, pero va a salir. El gran reto que tenemos es que no vuelva a haber otro Ortega. Si hubiese algún fracaso, de todo lo que hemos hecho, sería que no fuésemos capaces de impedir que haya otro Ortega en el país.

Ortega habla de que le quieren dar golpe de Estado. ¿Esa fue la intención cuando iniciaron las protestas el 18 de abril?
El 18 de abril fue una protesta en contra de las reformas al Seguro Social y fue un acumulado de lo que había pasado en los primeros meses (del 2018). El intento de control de las redes sociales, la enorme inoperancia con la situación de Indio Maíz. Fue una protesta que yo estoy clara donde había distintos niveles de integración. Había personas que estaban desde hace muchos años protestando por la situación de exclusión de este régimen y que han demandado desde hace rato que este régimen desaparezca. Alguna gente considera que si hubiese habido alguna voluntad de dialogar el 19, el 20, el 21, otra fuera la situación. Pero nosotros vimos que el 19, en lugar de buscar diálogo, lo que ocurrieron fueron los primeros asesinatos. El 20 fue salvaje la cantidad de personas que asesinaron y el 21 la comparecencia de Ortega fue brutal, porque no hizo ni la menor mención de los muertos que hubo en ese momento. Yo creo que ellos mismos colaboraron en algo que ya venían haciendo. En los últimos 11 años venían haciendo este tipo de cosas. Lo que hicieron de abril para acá fue concentrar todo ese poder represivo de la dictadura.

Rosario Murillo es vicepresidenta y todos hacen la lectura que podría suceder a Ortega, pero con todo lo ocurrido como que se le derrumba esa posibilidad.
Ella ha hecho todas las acciones en estos últimos 11 años, de que pudo tener control de la política de Ortega y de lo que quedó del Frente Sandinista, ella construyó todo eso para ser ella la jefa, pero es evidente que lo que empezó el 18 de abril es un alto a ese poder de formar la dinastía Ortega Murillo.

¿La mira como candidata presidencial en un futuro?
No. Yo creo que eso sería un enorme irrespeto para las centenas de personas que han sido asesinadas por la política criminal, de la cual ella también está manchada de sangre.

¿Qué puede decir de Rosario Murillo en estos momentos?
Debe ser bien feo para ella, que después de todo lo que hizo, que llegó hasta lograr que la nombraran vicepresidenta, porque eso es un nombramiento, eso no es una elección, y que esta situación impida que pueda conformar en el futuro una presidencia a cargo de ella. Sería inaguantable para el país.

¿Qué se va a hacer de ahora en adelante? El orteguismo continúa encarcelando a quienes van a las marchas…
Aquí nadie ha renunciado a marchar. Yo no he escuchado a ninguna de las personas que detuvieron el domingo decir que no va a marchar, al contrario, personas que llevan mucho tiempo estando presas, que nos dicen no nos olviden, sigan marchando, sigan haciendo acciones. La demanda de acciones sigue siendo por parte de las personas que más están sufriendo, que son los familiares de las personas asesinadas como las personas que están presas. Entonces no sería posible. Nosotros tenemos el compromiso de sacar a todos los presos y para eso hay que arriesgarse. Las marchas no se pueden dejar de lado porque, ¿cuál es la ruta que decidimos? La ruta cívica. Ese es el camino. Fue impresionante esta actividad del pico rojo, que parece que no golpea, pero por supuesto que golpea porque cada quien muestra su voluntad y además queda claro que son miles y miles de nicaragüenses que no están de acuerdo con este régimen.

Azahálea Solís señala que las protestas desde abril han dejado desnudado a Daniel Ortega, de que es un criminal. LA PRENSA/ ÓSCAR NAVARRETE

Plano personal

Azahálea Isabel Solís Román nació el 12 de marzo de 1959 y poco después su padre, el agricultor Ariel Solís, cayó preso por haber participado en la rebelión de Olama y Mollejones. A los días, su madre, Nelly Román Sequeira, perdió su empleo como maestra como represalia del régimen somocista. “Mi mamá se las vio difícil cuando yo nací”, dice ella ahora.

Solís no se casó y tampoco tuvo hijos, por eso le sorprende que el orteguismo haya sacado una campaña en mayo pasado, diciendo que un hijo de ella mató a su novia. Al teléfono celular de Solís todavía llegan mensajes en los que le dicen asesina y corrupta.
En los años ochenta estudió Derecho en la UCA, donde se destacó como líder estudiantil. También fue miembro de la Juventud Sandinista.

Como parte de su currículo laboral está el haber sido fiscal y juez militar, aunque no fue precisamente miembro del Ejército.
Le encantan las películas y le atrapan las series, especialmente las de abogados.

Le gusta cocinar y comer casi de todo y subirse a un avión es algo que le causa miedo.

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