Luego de eclipsar a los Astros, es difícil imaginar que los Dodgers podrían evitar ser arrollados por los Medias Rojas de Boston, un equipo diseñado con altas pretensiones, que ahora se prepara para asestar el golpe final.
Boston arrasó en la campaña regular, pero ha lucido aún más resplandeciente durante los playoffs. Apartó de su camino a los Yanquis y Astros y ahora se alista para derrotar a los Dodgers, en su último impulso hacia la gloria.
Los Medias Rojas son claros favoritos para ganar su novena Serie Mundial de las Grandes Ligas y la cuarta en sus últimos 15 años, lo cual certifica la consistencia de un equipo que se ha ajustado y ha competido con éxito.
No se trata de subestimar a los Dodgers, conjunto con un historial respetable, pero el nivel de precisión, hambre de triunfo y el compromiso con la victoria que han exhibido los Medias Rojas, no lo ha mostrado nadie.
Es claro que las sorpresas existen. Los mismos Dodgers causaron asombro en 1988, cuando superaron a los poderosos Atléticos de Oakland, pero cuando se habla de sorpresa, es que se admite la superioridad del rival.
Boston ha lucido como un equipo sin baches. Su base es el ataque, pero su defensa y el picheo, han realizado bien la parte que les corresponde. El colmo es que su tirador más sospechoso, David Price, recapturó su forma a tiempo.
No obstante, mal se haría si se llega a subestimar a los Dodgers, quienes incluso le dieron más fuerte a la bola en la campaña, con 235 tablazos por 208 de los Medias Rojas. Ambos equipos cruzaron la barrera de las 800 anotadas.
Incluso, el picheo de los Dodgers (3.38) fue el segundo mejor de las Mayores solo detrás de Houston (3.11), así que no hay razón para verle de menos. Pero por talento, hambre y momento, es muy difícil retar a este Boston.