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Álvaro Leiva, secretario ejecutivo de la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (Anpdh). LA PRENSA/ ÓSCAR NAVARRETE

Álvaro Leiva, secretario ejecutivo de la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (Anpdh). LA PRENSA/ ÓSCAR NAVARRETE

“En las próximas horas usted va a ser procesado”: la llamada por la que Álvaro Leiva huyó de Nicaragua

La causa que le sería abierta al defensor de los derechos humanos, Álvaro Leiva, estaba vinculada con el delito de terrorismo

Una llamada telefónica recibida la medianoche del 31 de agosto fue decisiva para que el secretario ejecutivo de la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH), Álvaro Leiva Sánchez, tomara una de las decisiones más difíciles de su vida: abandonar su patria, separarse de su familia y refugiarse en otro país.

El hombre que con su bandera blanca como estandarte, junto al párroco de San Miguel, Edwin Román, salía bajo las balas aun a medianoche para mediar a favor de manifestantes y policías, durante la represión contra la población de Masaya, en 45 minutos decidió su suerte, permanecer en el país o el exilio forzado.

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La llamada correspondía a un funcionario de la Fiscalía y fue para advertirle: “Aquí tengo su expediente, en las próximas horas usted va a ser procesado”.

Ese era el último expediente que el fiscal dejaba listo para ser judicializado, luego de poner su renuncia por no estar de acuerdo con estas decisiones del régimen y sus allegados, según le comentó a Leiva.

Nicaragüenses en Costa Rica junto al defensor de derechos humanos, Álvaro Leiva. LAPRENSA/M. Esquivel

La causa que le sería abierta al defensor de los derechos humanos estaba vinculada con el delito de terrorismo, por el cual varios autoconvocados están recibiendo penas mayores a veinte años de prisión.

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Todo relacionado “con situaciones de la protesta cívica y pacífica que yo estuve desarrollando”. Pero que Leiva dice también incidió que él fue el primero en presentar una denuncia ante la Fiscalía el 26 de abril en contra del régimen Ortega Murillo, así como contra los mandos de la Policía Orteguista.

Huida fue traumática y dolorosa

La salida del país, que Leiva decidió en unos 45 minutos, “fue traumática, fue dolorosa, fue una salida, no programada”. Y después de haber tomado esa decisión en hora y treinta minutos debió cambiarse a tres casas de seguridad antes de salir de Nicaragua.

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Leiva reconoce que para lograr abandonar Nicaragua contó con asistencia diplomática de muchos países amigos que por razones de seguridad prefirió no mencionar. “Fue una decisión de un cuerpo diplomático”, con quien dijo está muy agradecido. Él y su equipo no habían contemplado la posibilidad de abandonar Nicaragua, pues pensaron “que nuestro trabajo (como defensor) tenía que ser garantizado y, sobre todo, respetado” por el Estado.

Junto a Leiva, que en Costa Rica funge como presidente de la ANPDH, salieron otras cuatro personas integrantes de su equipo, debieron caminar por áreas accidentadas geográficamente en el norte del país para pisar territorio hondureño y luego viajar a Costa Rica.

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En lugar de sus pertenencias personales priorizaron más de tres mil expedientes de denuncias recibidas. El hecho que los mismos contaban con evidencias como casquillos de bala, fragmentos de pólvora o documentos contaminados de guantes, por poco le causan un retorno a Nicaragua.

Cuando estaban a punto de abordar el avión fueron retornados al área de registro por la seguridad del aeropuerto de Toncontín, donde lo detectado por el escáner causó alarma en las autoridades hondureñas: “Dijimos hasta aquí llegamos (…) ni modo vamos al Chipote”.

Sin embargo, tras presentarse Leiva y su equipo y corroborar las autoridades hondureñas lo que este informaba les permitieron abordar el vuelo. Momentos después coinciden con el secretario ejecutivo de la CIDH, Paulo Abrão, que participaba de una visita in loco en Honduras y quien documenta su salida al exilio con una fotografía.

Un grupo de refugiados nicaragüenses expone algunos problemas al secretario de la ANPDH, Álvaro Leiva Sánchez, en Costa Rica. LA PRENSA/MANUEL ESQUIVEL

Fue víctima de campaña de odio

Antes de tomar la decisión de exiliarse, Leiva empezó a recibir llamadas anónimas amenazantes, lo que le preocupaba por la alta presencia de paramilitares en Masaya. Sumado a esto como antecedente una serie de denuncias que como defensor de derechos humanos había realizado, considera irritaron al régimen. Aunque aclara que “no somos enemigo de ningún gobierno”, sino que lo que hace “es señalar de manera constructiva los desaciertos de un gobierno en cuanto al tema de derechos humanos”, y que le ameritó lo que llama “campaña de odio”.

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Y por tanto, desde muchos años antes él se sentía asediado y perseguido, lo que abonó “a crear situaciones que ponían mi vida en peligro, en el sentido que en sectores que son de una línea partidaria del gobierno de turno vino generando una situación de odio, y sobre todo de poner mi trabajo en posición imposible de desarrollar”.

Leiva fue beneficiado con medidas cautelares por parte de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), pero el régimen en representación del Estado de Nicaragua no las cumplió.

En algunas ocasiones, indicó, “hubo algunos signos de temor hacia mi integridad física” por el hecho de haber mantenido contacto “con uno de los actores y figura que tuvo mucha incidencia al frente de la Policía y órganos paramilitares, Ramón Avellán”. Esto porque después de cada gestión “se iba cerrando la posibilidad de una conversación, de un canal, dado a que él (Avellán) lo miraba como que estaba sesgado en determinado momento”.

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E incluso, señala, en un momento sintió amenazas del jefe de la Policía de Masaya, comisionado Ovidio Salguera. En una ocasión el funcionario policial le habría referido: “Tenemos conocimiento que ustedes tienen contacto con esta gente que está provocando el caos y las violaciones”. Leiva recordó que para mediar en estos casos necesariamente debía establecer contacto tanto con los manifestantes como con la Policía.

Álvaro Leiva (derecha), secretario ejecutivo de la ANPDH, junto al cardenal Brenes y al Nuncio Apostólico. La ANPDH ha sido uno de los organismos que ha acompañado a las víctimas de la represión. LA PRENSA/Manuel Esquivel

A esto se suma el hecho que, como ha sucedido con otros presos políticos, el régimen circuló un video por las redes sociales a través de las cuales Santiago Fajardo —un preso político— aparece vinculando las actuaciones humanitarias de Leiva al supuesto financiamiento para la protesta.

“Fue más que evidente que fue inducido y vinculado a tratar de judicializar o sustentar más lo que no es sustentable. Mi trabajo como defensor de derechos humanos siempre estuvo apegado a mantener esa objetividad, esa imparcialidad y sobre todo apegado a salvar y a promover el derecho fundamental, que es el derecho a la vida”, expresó el defensor de derechos humanos.

Primer asilado político en Costa Rica

El 10 de octubre, el gobierno del presidente Carlos Alvarado otorgó el asilo político a Álvaro Leiva Sánchez.

A mediados de la semana pasada el propio presidente Alvarado le entregó al defensor de derechos humanos una copia de la resolución que le otorga el asilo político.

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Leiva se convirtió en el primer asilado político entre los miles de nicaragüenses que se han visto obligados a abandonar el país y han llegado al vecino del sur, huyendo de la represión del régimen Ortega-Murillo.

(VIDEO) Álvaro Leiva: el hombre de la bandera blanca

La Dirección de Migración y Extranjería ha recibido desde julio a la fecha treinta mil solicitudes de refugio y, para Leiva Sánchez, también esto representa una nueva forma de acompañamiento a los nacionales.

Y explica que su organización está para respaldar a los refugiados nicaragüenses en Costa Rica en tres componentes: legal, humanitario y social, con lo cual —señala— esa organización que dirige se suma a los esfuerzos del gobierno costarricense.

Esto significa que la ANPDH ayuda a los refugiados en la asistencia, orientación y capacitación en el tema de derechos humanos. Y sobre todo les brinda acompañamiento para la primera etapa de la gestión del refugio, como es la obtención del carné temporal de refugio.

A la fecha, un poco más de 17 mil nicaragüenses han recibido ese carné provisional. Actualmente la ANPDH realiza un censo que les permita contar con la cantidad exacta de nacionales que han llegado a Costa Rica.

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