14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

La rebelión “pico rojo”

Entre las secuestradas del domingo 14 de octubre estaba Marlen Chow, sandinista de los tiempos duros, ahora en la tercera edad. Al salir del Chipote declaró que estando en la cárcel se pintó los labios y cuando los interrogadores le preguntaron a qué organización pertenecía, respondió: “A la asociación de mujeres nicaragüenses pico rojo”. Y las redes sociales estallaron con esta expresión. Una verdadera explosión de humor y de resistencia. De conciencia y de lucha. Una campaña espontánea que incluso ha generado atención internacional.

Se trata de una manifestación simbólica que retrata una realidad injustamente silenciada. Estamos hablando del papel crucial de las mujeres en esta lucha.

Cada vez que asisto a una movilización, siento una mezcla de emoción y de orgullo al ver a las mujeres, de todas las edades, con su bandera, con su energía, con sus sonrisas, con sus consignas, con sus cantos. Derrochan valentía y entusiasmo. Y contagian. Todos las hemos visto, enfrentadas a los antimotines, encarando a las bandas asesinas. Adolescentes y adultas, jóvenes y ancianas. Y vemos emerger figuras emblemáticas como doña Coquito y doña Flor. “Si me van a pasar la cuenta, que me la pasen en dólares”, respondió doña Coquito a los esbirros que la amenazaban. Días después metieron presa a la anciana. Y en cuanto salió, fue para declarar: sigo en la lucha.

Lo mismo ocurre en el exterior, quienes organizan, encabezan y animan, son mujeres, en su gran mayoría. Ortega está condenado a la derrota porque está enfrentando a nuestra juventud, y enfrenta a la bandera azul y blanco, pero, sobre todo, porque está enfrentando la determinación de las mujeres nicaragüenses.

Y nosotros los hombres ya sabemos que cuando una mujer se decide a defender sus derechos no hay manera de contenerla. Y si decide salir a la calle a defenderlo, hasta el perrito de la casa va detrás.

Una mención especial merecen las madres nicaragüenses. Las madres son el corazón de nuestras familias, de nuestros hogares, de nuestra sociedad. Madre es, lo sabemos todos, sinónimo de abnegación, de sacrificio, de trabajo, de desprendimiento. No importa la edad, la madre siempre tiene la mano extendida, sus brazos abiertos y su regazo dispuesto para consolar o abrigar.

Por eso conmueve tanto el sollozo de una madre. Por eso conmueve tanto la lágrima de una madre. Por eso conmueve tanto el dolor de una madre.

Generaciones enteras de madres nicaragüenses han padecido, junto a sus hijos, las tribulaciones que acarrea la lucha por la libertad, frente a los tiranos que desgraciadamente han poblado nuestra historia, o las confrontaciones que han desgarrado nuestra sociedad. Baste recordar el calvario que representó para miles de madres la lucha en contra de la dinastía somocista. El calvario de las madres de los muchachos del Servicio Militar, en la década de los ochenta, o las madres de los combatientes de la Resistencia Nicaragüense.

Cuando pensábamos que este martirio no se repetiría nunca más, vemos a madres peregrinar, de cárcel en cárcel, de hospital en hospital, en busca del hijo desaparecido. Las hemos visto con el corazón destrozado ante los ataúdes de sus hijos. O demandar la libertad de su hija o hijo preso. Y las vemos también, enjugando su dolor, marchar con valentía y dignidad, alzando las banderas que sus retoños enarbolaron y que sus verdugos pisotearon.

Estamos convencidos de que los dolores de hoy, son dolores de alumbramiento de una nueva Nicaragua, en la que nunca más un caudillo la arrebate como su finca y avasalle a sus habitantes como sus sirvientes.

La libertad está cerca. Las pico rojo son la garantía del triunfo de la libertad.

El autor es economista y analista político.

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí