La Policía Orteguista (PO) presentó este viernes al militar en retiro Alfonso Morazán Castillo, de 57 años, militante histórico del FSLN, a quien acusan, junto a Hamilton Hernández Montalván, de haber secuestrado y posteriormente torturado al ciudadano Maxwell Herrera en uno de los tranques de Matagalpa el pasado nueve de junio.
A Morazán lo acusan de los delitos de secuestro, torturas, homicidio frustrado, lesiones graves, amenazas de muerte y posesión ilegal de armas de fuego, entre estas una pistola Glock 9 milímetros. Sin embargo, su hijo, el activista Yáser Morazán, manifestó a través de redes sociales que a su papá jamás le encontraron ninguna arma de fuego durante su detención.
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“Quiero aclarar que en ningún momento a mi papá le han encontrado armas de fuego, rastros de pólvora, no hay fotografías o vídeos donde él salga torturando a nadie, en fin, la única prueba del régimen son ‘testimonios’ que ya todos sabemos son fabricados”, dijo Yáser.
Según la PO, los acusados desnudaron y amarraron a la supuesta víctima a un poste de tendido eléctrico donde lo pintaron de azul y blanco y posteriormente lo torturaron.
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“Las investigaciones dieron como resultado la denuncia del hecho criminal, la ocupación de una pistola Glock calibre 9 mm y un arma de fuego artesanal. Además, se encontró productos nitrados en los dorsales de los detenidos y se cuenta con pruebas testificales de 15 ciudadanos”, manifestó a medios oficialistas el comisionado mayor Farle Roa Traña, segundo jefe de la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ).
Yáser manifestó que el encarcelamiento de su padre, como la mayoría de detenciones en Nicaragua, es un caso político por alzar su voz contra las arbitrariedades del régimen orteguista, pero aseguró que a pesar del hostigamiento de la PO “no descansaremos hasta ver a Nicaragua libre”.
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Alfonso Morazán siempre apoyó al orteguismo, pero a partir del 18 de abril empezó a apoyar las marchas de los autoconvocados, razón que le costó el asedio y la persecución policial.