Para los que no recuerdan o no vivieron la guerra civil durante la primera presidencia de Daniel Ortega, les recuerdo que a raíz del triunfo de la revolución del pueblo sobre la dictadura del último Somoza y ser usurpada por el Frente Sandinista, se dio lo que unos llamaron contrarrevolución y los que participamos en ella la llamamos Fuerza Democrática Nicaragüense (FDN) y luego Resistencia Nicaragüense. Durante casi diez años las montañas de Nicaragua fueron testigos del sacrificio de nuestros campesinos por liberar a nuestro pueblo del yugo que significó el régimen socialista que se nos quiso imponer.
Fueron años de escasez, exilio, derramamiento de sangre y a pesar del apoyo del bloque socialista no pudieron derrotar a las fuerzas guerrilleras. Ante la inminencia de una posible derrota, Ortega y resto de comandantes aceptaron negociar una tregua que desembocaría en elecciones supervigiladas por la comunidad internacional. En ese contexto el Estado Mayor del Ejército Popular Sandinista elaboró el plan de una ofensiva militar masiva al santuario de la Contra, en la que echaron mano de lo mejorcito que tenían de lo que quedaba de un ejército que llegó a tener más de trescientos mil hombres armados. A esa operación militar se le dio el nombre de Danto 88.
Durante dieciocho días trataron sin éxito de aniquilar las fuerzas de la Resistencia Nicaragüense, perdiendo en el intento una gran cantidad de hombres y pertrechos militares. El principal objetivo de esa ofensiva confirmado por el general Joaquín Cuadra años después, fue obligar a la Contra a sentarse a la negociación en las peores condiciones posibles.
Hoy el señor Ortega detenta nuevamente la primera magistratura de la nación y nos encontramos ante una nueva revolución, nada más que esta es pacífica. En esta ocasión también vamos ganando y ante la inminencia de la derrota, algún trasnochado recomendó desempolvar la operación Danto antes del inevitable diálogo, en esta ocasión echando mano de la desinformación, la calumnia y la descalificación. Y se les ocurrió empezar contra el hombre que no solo por su investidura sino que también por su carisma, se ha convertido en el líder espiritual de nuestro pueblo, me refiero a nuestro obispo Silvio Báez.
En mis últimos artículos vengo afirmando que lo que no logre la oposición, lo va a lograr el descalabro económico y este ya lo tenemos a las puertas, acompañado de una ofensiva diplomática sin precedentes por parte de la comunidad internacional. Situación que amenaza con una regresión económica similar a la que vivimos en la época del primer Danto.
Por ello y aunque se me tilde de estar arando en el desierto, le advierto a los responsables de la conducción del gobierno que la operación Danto 2018 tendrá el mismo resultado de la Danto 88.
El autor es analista político.