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La política con dignidad

Después de 18 años de ser presidenta del partido Unión Demócrata Cristiana y 13 como jefa de gobierno de Alemania, la señora Angela Merkel ha decidido dejar sus cargos próximamente.
Merkel ha anunciado que en el congreso de su partido —que tendrá lugar en el mes de diciembre entrante— no se postulará para seguir presidiéndolo, ni se presentará para una nueva reelección en la jefatura de gobierno en las elecciones que deben realizarse en 2021. Tampoco lo haría en el caso de que hubiera elecciones adelantadas.

Ante la pérdida de confianza ciudadana que han venido sufriendo su partido y su gobierno, Merkel dijo que siempre asumió la responsabilidad “sobre lo que sale bien y lo que sale mal” y siempre quiso “ejercer los cargos con dignidad y dejarlos también con dignidad”.

Pero más allá de las luces y sombras del gobierno conservador de la señora Merkel, lo que queremos destacar es su talante democrático y su dignidad como política y gobernante, porque esto hace un enorme contraste con lo que ocurre actualmente en Nicaragua, donde se gobierna de manera indigna, inclusive criminal, como lo demuestra la mortífera represión de los últimos meses contra el pueblo.

El ejercicio del poder político es una función de servicio público, su propósito es resolver o al menos aliviar los problemas de la gente, facilitar la vida de los ciudadanos y honrar al país ante la comunidad internacional.

El poder político se ejerce con dignidad cuando el gobernante es consciente de sus responsabilidades, de sus capacidades y de sus limitaciones. Alguien que entiende que el país no es una finca de su propiedad y el Estado no es un botín para beneficio de su familia y secuaces de partido, sino un patrimonio de todos en el que cada uno es socio con iguales deberes y derechos.

Además, un gobernante digno es el que sabe que el poder no se debe ejercer de manera absolutista, ni es para siempre; que cuando llega el momento de cederlo porque así lo establece la ley o porque él mismo no ha sido capaz de satisfacer las expectativas, se retira con la frente en alto y las manos limpias como se va a retirar la señora Merkel en Alemania.

Pero en Nicaragua no siempre se ha practicado la política y ejercido el poder de manera indigna y tan ignominiosa como ahora. Los gobernantes de los Treinta Años Conservadores del siglo XIX fueron ejemplares. También fueron dignos en época reciente doña Violeta Barrios de Chamorro y don Enrique Bolaños Geyer, quienes gobernaron con honestidad, de acuerdo con la ley, defendiendo la libertad y la democracia, respetando los derechos humanos. Y jamás tuvieron la intención ni pasó siquiera por sus mentes la malsana idea de reelegirse y perpetuarse en el poder.

A esa dignidad de la política y el ejercicio del poder habrá que volver cuando termine la nefasta dictadura de Ortega y Murillo.

Editorial Angela Merkel Unión Demócrata Cristiana archivo
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