Los cementerios municipales de Managua y de otras ciudades del país este 2 de noviembre estuvieron militarizados por la Policía Orteguista, que al estar por todos lados y fuertemente armada causó temor en la mayoría de las personas que llegaron a limpiar y enflorar las tumbas de sus familiares enterrados.
Así transcurrió el Día de los Difuntos en Nicaragua, país que lleva más de seis meses sufriendo la represión orteguista.
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Mientras que en el Cementerio General, ubicado en el barrio Monseñor Lezcano, un grupo de policías vigiló desde puntos fijos y otro rondó la entrada principal a bordo de camionetas y motocicletas, portando escopetas y AK-47, en
La Puerta del Cielo, en el barrio Milagro de Dios, desde la entrada hasta el fondo estuvieron antimotines, unos a pie y otros en camionetas.
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Esta exagerada presencia de fuerzas armadas asustó a Maritza Rosales cuando llegó en la tarde a La Puerta del Cielo a poner dos ramos de flores al pariente que tiene enterrado y exclamó que el orteguismo “no respeta ni los cementerios ni el Día de los Difuntos”.
En años anteriores la Policía Orteguista había estado presente en los camposantos durante el Día de los Difuntos. Se limitaba a regular el tráfico en los alrededores con algunos policías, pero sin portar fusiles automáticos.
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En una demencial muestra de paranoia tras haberse convocado mediante redes sociales a poner chimbombas y papelillos azul y blanco, y pintar las tumbas del mismo color, el régimen de Daniel Ortega que ha hecho correr la sangre en el país con su brutal represión desde abril, mandó a sitiar los cementerios.
Eso no fue todo. Como si se tratara de una escena surrealista, el régimen puso a su policía a cuidar las tumbas pintadas en rojinegro y con la bandera del partido, en el Cementerio Oriental, mientras que paramilitares destruían altares azul y blanco en Camoapa y apresaban personas en Nueva Guinea por colocar coronas florales con los colores de la patria.
Honran la memoria de los asesinados
En la ciudad de León, donde las hordas de Ortega también han asesinado, familiares de las víctimas demandaron justicia y denunciaron que la Policía Orteguista no ha investigado para encontrar culpables.
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En julio, durante las operaciones limpieza que desarrolló Ortega, en un mismo día hubo una masacre contra tres jóvenes en el barrio indígena de Sutiaba, León.
Danny Ezequiel López, de 21 años; Alex Enrique Machado Vázquez, de 24 años, y Junior Alexander Núñez Rojas, de 21 años, ese día se sumaron a la lista de los más de quinientos asesinados que reporta la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH).
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La noche del 6 de julio Mario Antonio Martínez Peralta, de 18 años, también fue asesinado por paramilitares encapuchados, según Claudia María Peralta, de 49 años, madre del joven asesinado y quien visitó junto a otros familiares la tumba en el cementerio San Juan Bautista, ubicado en Sutiaba.
En Estelí y Jinotega
Familiares de algunos de los jóvenes asesinados en Estelí enfloraron sus tumbas y, en el caso particular de Franco Valdivia, su padre le llevó un reproductor de música para que sonaran las canciones que le gustaba cantar. En Jinotega, donde también el orteguismo ha reprimido sin piedad, el padre Arsenio Medina ofició una misa pese a la presencia exagerada de policías y la Juventud Sandinista, recorriendo tumba por tumba para ver si alguna estaba pintada de azul y blanco.
(Colaboración: Eddy López, Sara Ruiz y Roberto Mora).