Erasmo Ramírez está sin equipo, no sin talento.
Cuando el esfuerzo es impulsado por la ilusión o la necesidad de sobrevivir, entonces se convierte en desafío. Y ese es el contexto al que se enfrentan ahora todos los bigleaguers nicas, después de un 2018 que resultó poco generoso.
Las lesiones fueron el denominador común y eso obviamente afectó su rendimiento, lo que los dejó en una posición incierta para el 2019. De ahí que la clave será comenzar a trabajar desde ahora para mejorar sus oportunidades.
El caso más dramático podría ser el de Erasmo Ramírez, quien tras verse afectado en su salud, también bajó su nivel de desempeño y ha quedado sin equipo. Sin embargo, esta situación quizá sea solo sea una oportunidad para mostrar su carácter.
A las Grandes Ligas no llega ningún flojo. Ahí se necesita además de talento, agallas. Y todos estos muchachos surgidos de entre nosotros, han probado que tienen ambas cosas. Así que es momento para probar de nuevo su calidad.
Erasmo tiene 28 años y siete campañas de experiencia. Si demuestra que está saludable, va a tener equipo. A través de su carrera ha demostrado tener suficiente corazón para levantarse y seguro lo hará de nuevo. La clave es que esté sano.
Ramírez sabe lanzar. Es un maestro en localizar sus picheos. Tiene la habilidad para mezclarlos y alterar sus velocidades, pero sin salud, es imposible ejecutar bien. Además, tiene que cuidar su peso corporal.
He escuchado y leído comentarios muy duros contra Erasmo y varios de los otros nicas. Pero estas cosas pasan. Además, la fanaticada suele ser cruel y cambia su mirada en función del resultado. Lo que queda siempre es seguir luchando y creyendo.
Erasmo tiene para seguir en las Grandes Ligas, claro que sí.
Hace poco Gerald Hernández publicó aquí en LA PRENSA las proyecciones que se han anticipado para los nicas en 2019. Todas son pobres y raquíticas. Se les ve como peloteros marginales, de segunda.
Así que ahí podría estar la gran motivación que cada uno de ellos necesita para saltar encima de esas expectativas deprimentes y terribles que se les auguran. En este sentido es clave la mentalidad.
Así que lejos de cuestionar a nuestros bigleaguers, tal vez valdría la pena animarlos a seguir en la brecha. Cuando elevan su nivel, todos nos emocionamos. Ojalá el 2019 sea menos cruel.