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En Letra Pequeña, Silvio Báez

Borrón y cuenta nueva, las trampas y los “zekedas”

No se puede, en nombre de unas elecciones, negociar un “borrón y cuenta nueva”, porque Nicaragua no tendrá paz ni reconciliación mientras no haya verdad y justicia

Borrón y cuenta nueva

¿Qué es primero? ¿Verdad y justicia? ¿Elecciones libres? ¿Democracia? ¿El huevo o la gallina? La verdad, el orden de los factores podría no ser tan importante. Lo que no puede suceder es que en nombre de unas elecciones se negocie un borrón y cuenta nueva, porque Nicaragua no tendrá paz mientras no se sepa qué fue lo que sucedió en estos últimos seis meses, quiénes son las víctimas y quiénes los delincuentes y, en consecuencia, sean castigados según sus crímenes y no por sus ideas. Borrón y cuenta nueva, solo sería bañar y rasurar al mismo monstruo. Limpiarle la sangre para que vuelva a la suyas.

La trampa

La trampa siempre fue esa desde el inicio. Contener la rebelión a balazos, muera quien tenga que morir. Echar la culpa a otros. Nunca aceptar responsabilidad alguna a pesar de toda la evidencia, y más bien victimizarse. Ir hasta las últimas consecuencias en la farsa. Echar preso a los inocentes. Acusarlos de los peores crímenes. Tratarlos como reos de alta peligrosidad. Enjuiciarlos. Condenarlos. Llevarlos a tal punto de desesperación que de ellos salga la palabra “amnistía”. Como una grita. Para que luego “el comandante y la compañera”, en su magnanimidad, se apiaden del pueblo sufriente y dicten una ley de “paz y reconciliación” que otorgue amnistía a todos los que cometieron delitos. O sea, a ellos. Borrón y cuenta nueva. Esa es la trampa.

Mafia

Tarde o temprano habrá justicia. Y eso debería hacer reflexionar a aquellos que siguen cometiendo crímenes atenidos a que “el comandante y la compañera” sabrán cómo arreglar las cosas. Porque otra parte de la estrategia fue, como en las mafias, mancharles las manos de sangre, involucrar en el crimen a todos los que pudieran para asegurarse lealtad. Este método dio lugar a una nueva especie política: el “zekeda”.

Los “zekeda”

Del sandinismo al orteguismo y del orteguismo al zekedismo. ¿Este es el piso de la involución? ¿Tocó fondo el zoon politikón? Alguien tendrá que hacer en algún momento un manual de este fenómeno social, que ni siquiera sé si es nuevo y propio de Nicaragua. Es que los “zekeda” puede que hayan existido desde siempre. Un “zekeda”, por ejemplo, es aquel hombre de las cavernas que provoca un derrumbe en la entrada de su cueva para aislarse y hacer su reino propio, sin darse cuenta que si bien nadie podrá entrar en su mundo, tampoco podrá salir de él y, a la postre, se morirá de hambre.

Juicios

¿Dónde está el juicio al francotirador que disparó contra el adolescente Álvaro Conrado? ¿O el juicio a los médicos o autoridades de salud que le negaron la atención médica y le dejaron morir en la calle? ¿Cuándo comienza el juicio a quienes quemaron a la familia Pavón, dos bebés incluidos, en el barrio Carlos Marx? Hablar de paz y reconciliación pasa necesariamente por esclarecer los más de 500 muertos, incluyendo policías y simpatizantes del régimen de Daniel Ortega.

Banquillo

Hay crímenes abominables más allá de los más de 500 muertos. Tienen que responder por sus actos los jueces que han condenado inocentes por saña política. Igual, los testigos y los fiscales que con acusaciones falsas e inverosímiles han sido parte de esa máquina trituradora de ciudadanos. Los médicos o autoridades de salud que actuaron como carniceros, ya sea negando la atención a los heridos o entregándolos a las hordas de sicarios para que se ensañaran en ellos. Los paramilitares que encapuchados han matado, torturado y secuestrado. Los policías que han deshonrado su uniforme comportándose como delincuentes, en lugar de proteger a los ciudadanos. La lista es más larga. El banquillo de los acusados debe ser bastante grande para que quepan todos.

Navidad

Todos queremos paz y reconciliación. Muchos queremos una Navidad sin presos políticos. Es que, si no todos, la gran mayoría de los que están presos nunca debieron estar ahí. Yo incluso entendería a familiares o presos políticos que apoyaran la idea de una amnistía general para salir de las mazmorras orteguistas. Pero, a pesar de todo el dolor que ello implica, ahí están dando una nueva lección de heroísmo y dignidad: ninguno de ellos ha caído en la trampa de apoyar una amnistía, que es el propósito final de la estrategia que ha causado tanto dolor y los tiene a ellos en la cárcel. Navidad sin presos políticos, pero sin renunciar a la verdad y a la justicia que necesita Nicaragua.

Columna del día amnistía archivo

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