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Paramilitares

Foto: Uriel Molina /LA PRENSA

Experto de Amnistía Internacional: dictadura Ortega-Murillo utilizó armas de guerra para reprimir

Según Brian Castner, asesor sénior y experto en armas y municiones del equipo de crisis de Amnistía Internacional (AI), entre ese armamento están los fusiles Dragunov, usados por francotiradores.

Al menos siete tipos de armas de uso militar fueron utilizados durante los más de seis meses de represión del régimen de Daniel Ortega para masacrar a manifestantes en Nicaragua.

Según Brian Castner, asesor sénior y experto en armas y municiones del equipo de crisis de Amnistía Internacional (AI), entre ese armamento están los fusiles Dragunov, usados por francotiradores.

Además ametralladoras y lanzagranadas, cuyo uso contra manifestantes no es legítimo.

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“Examinamos docenas de fotografías y videos, así como testimonios de testigos, y lo que descubrimos fue un aumento constante tanto en el número de armas que vimos, como en el tipo de armas utilizadas, tanto por grupos parapoliciales como por la Policía”, explicó el especialista en un breve video que difundió Amnistía Internacional a través de su cuenta de Twitter.

Comisionado Avellán
El jefe policial en Masaya, comisionado general Ramón Avellán, luce sonriente tras la llegada de los antimotines desde Managua. Detrás de él, uno de los agentes que participó en la masacre de Masaya, portando un rifle de francotirador. LA PRENSA/REDES SOCIALES

El experto refiere que “con el paso del tiempo, en las semanas siguientes (de la represión) vimos que la Policía Nacional estaba fuertemente armada, tanto con sus propios rifles tipo AK, como (con) rifles de francotirador, incluyendo Dragunov, de Rusia; M24 Remington, de Estados Unidos, y rifles FNSPR, de Bélgica, así como ametralladoras RPK y PKM, vimos varias lanzagranadas tipo PG-7”.

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Según organismos de derechos humanos, entre 325 y 528 personas fueron asesinadas desde abril pasado.
Castner explicó que al inicio apreciaron principalmente morteros improvisados que eran utilizados tanto por manifestantes como por grupos parapoliciales, luego observaron que estos últimos cambiaban las armas artesanales con pistolas semiautomáticas y por rifles de asalto, “sobre todo tipo AK”.

“Quiero señalar que no existe ninguna función policial legítima para el uso de la mayoría de estas armas al trabajar con manifestantes civiles”, aclara el experto de Amnistía Internacional, quien refiere que “algunas de las escopetas que vimos al principio de la crisis podría equiparse con balas de goma o con gas lacrimógeno y estas serían legítimas, pero no hay uso legítimo de las pistolas semiautomáticas, especialmente porque se utilizaban para disparar al aire o para disparar a grandes distancias. Esas pistolas son solo para autodefensa de agentes de la Policía de manera individual”.

Un francotirador de los paramilitares del gobierno acecha, durante el ataque al empalme de Lóvago, Chontales. LA PRENSA/Cortesía

“Tampoco hay forma de que los rifles tipo AK, rifles de francotirador y especialmente las subametralladoras, que solo disparan automáticamente, además de las lanzagranadas, no hay ningún uso legítimo de estas en ningún tipo de uso de la fuerza contra manifestantes”, agregó el especialista de AI.

Policías y paramilitares

De acuerdo con las publicaciones de LA PRENSA, las armas de guerra fueron utilizadas en la llamada Operación limpieza, ejecutada por la Policía Orteguista y paramilitares, pero fueron más evidentes en algunos puntos del país. Tal es el caso de los integrantes de la Dirección de Operaciones Especiales Policiales (DOEP), que aparecieron exhibiéndolas públicamente en las calles de Masaya.

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El pasado 8 de julio, durante los hechos sangrientos represivos en Carazo, los paramilitares que allí incursionaron portaban ametralladoras pesadas. PKM y lanzacohetes RPG-7.

El 21 de octubre LA PRENSA publicó testimonios de dos exparamilitares quienes confirmaron que les entregaron armas de fuego, las que dispararon en contra de manifestantes en los tranques de Catarina, Carazo y Masaya, y serían compensados con la entrega de tierras.

Los antimotines armados en Masaya, en julio pasado. LA PRENSA/Cortesía

David Moisés Mendoza Rodríguez, un exmilitar, fue uno de ellos. Él confirmó que inicialmente recibió una escopeta y luego un fusil AK-47 de manos de políticos del gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en la casa de ese partido en San Marcos, Carazo.

Justamente, sobre la utilización de armas de uso militar, en julio pasado, el exmilitar Roberto Samcam también identificó a través de fotografías y videos, que circularon en su momento en las redes sociales, el uso de armas de alto calibre para reprimir a la población, sobre todo en el departamento de Carazo.

Y con base en ello, afirmó en ese momento: “Esto (el uso de esas armas) es para una guerra convencional. Esto es una verdadera masacre, hecha ex profeso (deliberadamente) por Daniel Ortega y Rosario Murillo”.

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Igualmente, esas armas de guerra fueron empleadas por paramilitares para atacar a los jóvenes que estuvieron atrincherados en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua) y que luego se refugiaron en la Iglesia Divina Misericordia. También en julio un experto identificó desde el anonimato que se usaron fusiles de asalto con tambor, que les permite cargarlo con 75 a cien proyectiles. Con el tambor cargado, el tirador tiene mayor poder de fuego, pues el magazín carga tan solo veinte proyectiles, explicó en ese momento otro experto.

El secretario ejecutivo de la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH), Marcos Carmona, consideró que debería haber una investigación para determinar quién entregó esas armas a los paramilitares.

Carmona dijo que cuenta con testimonios de expolicías que sostienen que fue el Ejército de Nicaragua el que entrenó a paramilitares.

Rechaza señalamiento

La oficina de Relaciones Públicas del Ejército rechazó que hayan entrenado a paramilitares.

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“No hemos preparado ni prepararemos personal ajeno a nuestra institución. Durante meses hemos sido objeto de campañas calumniosas basadas sobre actos inexistentes, los que hemos rechazado y rechazamos categóricamente”, señaló esa oficina.

Testimonio de una madre

El miércoles pasado, un día después del juicio a los atrincherados en la UNAN, una de sus madres recordó cómo sobrevivieron ante el ataque de los paramilitares a la Iglesia Divina Misericordia, en Managua.

Leda Aráuz, madre de Bryan Alexander Palma Aráuz, de 18 años, uno de los sobrevivientes, relató que el muchacho le repetía “no le escucho madre, solo escucho el sonido de las balas” cuando por fin pudo hablar con él en la Catedral de Managua, después de haber sido liberado.

Un grupo de antimotines altamente armados en Masaya. LAPRENSA/Cortesía

“Él decía que les volaron unas balas que ni en las películas había visto; dice que eran unas balas que traspasaban las paredes y que caían encendidas al otro lado”, comentó Aráuz.

Para limpiar tranques

Las armas de guerra fueron empleadas por policías y paramilitares, en especial en la llamada Operación limpieza, para obligar a los manifestantes a levantar los tranques que les servían para defenderse. El secretario de la CPDH, Marcos Carmona, recuerda que en estos casos hubo “saña, odio contra las personas que estaban protestando y el objetivo era asesinar, matar a la población” fuese quien fuese. Insistió que el Ejército debió desarmar a los paramilitares pues, según la Constitución Política, en el país solo debe haber dos cuerpos armados: Policía y fuerza castrense.

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