LA PRENSA publicó este jueves en su edición digital, a la que pueden acceder los suscriptores en esta plataforma, un reportaje de calidad y de producción propia titulado “9 casos que muestran la represión de la Policía Orteguista previo a la crisis”. Una versión resumida del mismo reportaje fue publicada en la edición impresa, con el título “Policía abusaba antes de abril”.
El reportaje presenta los casos más representativos del abuso y la crueldad policial, ocurridos antes de la rebelión del 19 de abril contra la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, que fue motivada precisamente por la extrema brutalidad de la Policía pero como consecuencia de causas mucho más profundas.
Ha sido oportuno este reportaje, primero porque jamás se debe olvidar lo que ha ocurrido y en segundo lugar porque el régimen dictará pronto una ley dizque para la reconciliación nacional y la Policía será una de las encargadas de implementarla. En realidad, lo que busca la dictadura es intensificar su proyecto de control social totalitario y recuperar los adeptos que se le voltearon, por la horrenda masacre que fue perpetrada contra los manifestantes pacíficos y las personas que se atrincheraron en los tranques defendiéndose con armas artesanales.
El pueblo no se puede reconciliar con este régimen, mucho menos las familias y amistades de las miles de personas asesinadas, heridas, secuestradas, encarceladas, torturadas, condenadas judicialmente y maltratadas en las prisiones. No puede haber reconciliación con una Policía que ha sido el instrumento más cruel, malvado y mortífero de la dictadura en la represión de personas que solo quieren recuperar la libertad, la democracia, la justicia y los derechos humanos, que les pertenecen pero se los han arrebatado.
Como ya lo hemos dicho, la democracia no se reconcilia con la dictadura. No puede haber reconciliación de los oprimidos con los opresores, de las víctimas con los victimarios, de los acusados y torturados con sus carceleros y jueces verdugos. La reconciliación nacional y la paz social son necesarias, sin duda, pero solo serán posibles cuando se haga verdadera justicia, cuando los asesinos —todos los asesinos— respondan por sus crímenes ante la justicia.
El reportaje de LA PRENSA sobre el rumbo criminal que tomó la Policía a partir de 2007, cuando Daniel Ortega comenzó a restaurar la dictadura, pone en perspectiva un tema muy importante que sin falta deberá ser resuelto en un futuro que confiamos esté cercano: ¿Podrá esta Policía seguir existiendo después que termine la dictadura orteguista, como permaneció después de 1990 cuando terminó la primera dictadura sandinista?
Esta cuestión se tendrá que dilucidar sin falta cuando llegue el momento de la nueva democracia. Y habrá que resolverla bien, para no cometer los mismos graves errores que se cometieron —o las excesivas concesiones políticas que se hicieron— para facilitar la transición democrática anterior.