14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

Vuelve tu mirada a Jesús

El Hijo del Hombre ha abierto su corazón para derramar sobre la tierra su amor y misericordia, vino para habitar entre nosotros, convirtiéndose en un ser humano más, excepto en pecado. Se hizo hermano nuestro para entregarse completamente y salvarnos de las garras e inmundicias del mal, que desde un inicio nos ha seducido.

Hoy, la historia de la salvación no ha perdido vigencia, porque la gloria de Jesús no se nos fue entregada con fecha de caducidad, pues es eterna al igual que su poder. Él entrega una nueva vida a aquellos que creen en su sacrificio en la cruz y en su gloriosa victoria en el sepulcro. Mientras nuestra mirada vuelva a su rostro, siempre tendremos viva la fe y jamás quedaremos defraudados.

En cuanto a nuestro recorrido por la vida, con seguridad no ha sido fácil, muchos acontecimientos desagradables o accidentes que nos ocurren son difíciles de explicar, algunos han sido el resultado de nuestras malas decisiones, pero los que más nos inquietan son aquellos que llegan a nuestra vida sin avisar y no logramos entender su causa, mucho menos su propósito. Sin embargo, eso no significa que Jesús sea ajeno a nuestro dolor, Él mejor que nadie nos conoce a profundidad.

El camino que estemos recorriendo puede que sea estrecho, pedregoso y solitario. Un recorrido que cansa, en donde se suman a cuesta nuestras cargas, las cuales nadie más se muestra dispuesto a ayudarnos. Aun si nos encontráramos en el desierto o en la montaña más recóndita y sintiéramos que nadie escucha nuestro grito de auxilio, la misericordia del Señor Jesús está allí, alcanzándonos, cubriéndonos y salvándonos.

Solo cuando nos acercamos a Jesús nos damos cuenta que no importa la magnitud de nuestro problema, aunque la depresión o la tristeza nos hayan llevado a una cueva oscura y oculta, su misericordia nos alcanza.

“Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso”, Mateo 11:28. Jesús está consciente de nuestros padecimientos, sabe que el recorrido por el mundo nos exhausta, y es por ello, que como Señor nuestro, nos ofrece su regazo para darnos alivio.

La misión de nuestro Señor Jesús es traer el Reino de los Cielos a la tierra, es decir, para que conozcamos y vivamos el poder de Dios en nuestra vida. Siempre ha estado especialmente interesado en el débil, en el enfermo, en el pobre, en el que sufre y en el que se siente solo y oprimido, pues Él se acerca para brindarles descanso y salvación.

Por tanto, amado amigo, no te afanes ni te angusties, solo vuelve tu mirada a Jesús.

El autor es presidente de la Asociación Cristiana Jesús está Vivo

Opinión Jesús Nicaragua archivo
×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí