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El clamor de las Madres de Abril

Madres de Abril es el nombre de un movimiento social y político no partidista, integrado básicamente por las progenitoras de las personas muertas durante la rebelión popular contra la dictadura que estalló el 19 de abril, cambió al país y sus consecuencias se sienten hasta ahora.
El movimiento de las Madres de Abril se creó para organizar una gran marcha pacífica con motivo del Día de las

Madres, la que fue ametrallada por la Policía y fuerzas parapoliciales dejando un saldo macabro de por lo menos 18 personas muertas y 220 heridas.

Fue una masacre espantosa, en la que los sicarios de la dictadura dispararon con fusiles de guerra de alta precisión y largo alcance, contra las madres indefensas —muchas de ellas acompañadas por sus pequeños hijos—, y la multitud de gente inerme que las acompañaba.

Los obispos de Nicaragua expresaron en esa ocasión el dolor y la indignación que les causó aquella terrible y cobarde matanza. En un comunicado publicado al día siguiente de la tragedia, la Conferencia Episcopal de Nicaragua declaró que “la masacre del Día de la Madre es parte de una agresión organizada y sistemática en contra del pueblo”; y aseguró que es imposible admitir tanta violencia “que destruye la vida de los inocentes, que enseña a matar y trastorna la vida de los que matan, que deja tras de sí una secuela de rencores y odios, y hace más difícil la justa solución de los mismos problemas que la han provocado”.

Ahora, en una declaración titulada “Por la verdad, la justicia y la reparación integral”, las Madres de Abril han dado a conocer sus consideraciones y demandas fundamentales.

Denuncian que continúa la represión contra ellas y sus familiares más cercanos.

Exigen la desmovilización de las fuerzas parapoliciales y urgen la puesta en libertad incondicional de todos los presos políticos.

Piden “el juzgamiento y sanción de los autores materiales e intelectuales de los crímenes de lesa humanidad y violaciones a los derechos humanos”, y rechazan la posibilidad de que queden en la impunidad mediante amnistía o indulto.

Exigen las Madres de Abril que “los principios de verdad, justicia y reparación se garanticen para las víctimas y la sociedad”. Para lo cual, dicen, es necesaria una disculpa pública “que incluya el reconocimiento de los hechos, la aceptación de las responsabilidades, aplicación de sanciones respectivas y garantías de no repetición de tales hechos”. Y piden que las familias de las víctimas sean rehabilitadas integralmente, para que puedan recuperarse de todas las secuelas físicas y psicológicas.

Sin lugar a ninguna duda, todas las demandas de las Madres de Abril son justas y correctas. Sin embargo, no es realista esperar que se puedan cumplir mientras Daniel Ortega siga en el poder y persista la dictadura.

Para que haya justicia en Nicaragua primero hay que salir de la dictadura. Esta es la gran tarea pendiente del pueblo nicaragüense, pero también de la comunidad internacional.

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