Dulces tradicionales, caña de azúcar, limones dulces, banderitas, matracas, “indios”, canastitas, todos elaborados de forma artesanal y en su mayoría por manos masayas, son elementos representativos de la Gritería, celebrada en honor a la Virgen de la Concepción de María, patrona de Nicaragua.
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Limones dulces, naranjas y bananos son las frutas que forman parte del inventario tradicional de lo que se reparte en la Gritería. La caña de azúcar también, principalmente en occidente. La presencia de estos cada vez es menos debido a que el cultivo ha disminuido y a los mercados llegan con costos altos.
Las fiestas marianas no solo tienen un sentido religioso, esta celebración ya es una tradición cultural por lo que algunas costumbres pueden variar en cada municipio o departamento del país. Son muchas las familias que se preparan para esta festividad. Y los artesanos aprovechan para generar dinero con la elaboración y venta de los dulces o artículos considerados tradicionales.
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Cada año son menos los altares en los que se reparten los dulces típicos nicaragüenses, el costo podría ser una de las razones. Sin embargo, el gofio es como el emblema de los dulces en la celebración. Pinolillo, leche y atado de dulce son los ingredientes principales. En los mercados se pueden comprar por docenas, pero hay muchas familias que prefieren elaborarlos ellas mismas, como parte de la devoción o en pago de alguna promesa por favores recibidos por la Virgen María.
Como parte de la dulcería típica que acompaña la “gorra”, está el gustado ayote en miel y los nancites en conserva o encurtidos, y se consumen mayormente en esta festividad; el huevo chimbo, elaborado de arroz, azúcar y colorante rojo, cajetas en diferentes colores, coyolitos, bollos de coco, también son parte de los dulces que comparten las familias en nombre de la Virgen de la Concepción de María. Estos últimos también pueden encontrarse en los mercados durante todo del año.
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“¿Quién causa tanta alegría? ¡La Concepción de María!”, es la pregunta y respuesta que los devotos empiezan a repetir en coro desde el 28 de noviembre cuando inician las festividades marianas con el novenario a la Virgen, y no cesan hasta el 7 de diciembre, cuando se celebra la Gritería. Este día los feligreses salen a las calles para rezarle y cantarle a la venerada imagen y los dueños de los altares comparten la tradicional “gorra” o brindis.
El novenario se originó con la llegada de los frailes fanciscanos a la ciudad de León en 1742. Sin embargo, el grito se le atribuye a monseñor Gordiano Carranza, desde el atrio de la iglesia de San Felipe, el 7 de diciembre de 1857. Este año la celebración podría experimentar muchos cambios como consecuencia de la crisis sociopolítica que atraviesa el país. El cardenal Leopoldo Brenes ha llamado a vivir la época con sencillez, piedad y oraciones por los presos políticos, las víctimas y la paz que necesita Nicaragua.
Los pitos hechos de bambú también son parte de la algarabía junto con las matracas, un elemento sonoro que los devotos van agitando a medida que se acercan a un nuevo altar para cantar. Algunos tradicionalistas alegan que han dejado de comprar estas artesanías por los altos costos y en ocasiones los reemplazan por artículos plásticos de más utilidad para las personas. En los últimos años se han implementado campañas que permitan acercar estos productos tradicionales a las familias devotas para conservar los elementos distintivos de la festividad mariana.
La palma es la principal materia prima para la elaboración de “indios” y canastitas. Estas son confeccionadas y decoradas a mano. Por lo general las personas que los elaboran han aprendido de otras que ya no están y deciden continuar la tradición. Muchos de los artesanos son de Masaya y llevan los productos a los mercados para poder distribuirlos. Otros trabajan por encargos.
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Las banderitas, otros de los artículos representativos que han ido desapareciendo hoy en día, son parte de los quehaceres de los artesanos en estas fechas. A partir de plástico y varillas de palma, las banderas se elaboran en múltiples colores. Algunos promesantes y tradicionalistas optan por insertarlas en los limones o naranjas para que tengan un mayor atractivo de festejo. En tanto, las maracas, elaboradas con jícaro y madera— se reparten un poco menos que otros elementos—, los devotos las usan para ir entonando los cantos a Virgen en medio del bullicio de gente que se une a los coros y aplauden.