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Las leyes estadounidenses limitan el tiempo que niños pueden ser detenidos en cárceles migratorias, por lo que muchas familias solicitantes de asilo quedan en libertad a la espera de que se analice su caso, un proceso que puede llevar años. LA PRENSA/AFP

EE.UU. cierra temporalmente el cruce fronterizo de San Ysidro para colocar “materiales de reforzamiento”

En el cruce fronterizo de San Ysidro, que une San Diego y Tijuana, miles de migrantes aguardan para pedir asilo en Estados Unidos

El cruce fronterizo de San Ysidro, que une San Diego (Estados Unidos) y Tijuana (México), donde miles de migrantes aguardan para pedir asilo en EE.UU, fue reabierto este lunes luego de varias horas de cierre en las que se colocaron “materiales de reforzamiento”, informó una fuente oficial.

Esa medida de clausura, que tomó por sorpresa a miles de personas que transitan diariamente entre ambos países, interrumpió temporalmente tanto el cruce vehicular como uno de los dos cruces peatonales, indicó una portavoz de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) estadounidense.

Tras haber cerrado por completo el cruce sin previo aviso, cerca de las 07:00 de la mañana (hora local) reabrieron los primeros carriles en la considerada “frontera más transitada del mundo”.
El ingreso desde Estados Unidos hacia México no se vio afectado durante este lapso.

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Decenas de elementos de seguridad custodiaban el cruce hacia California, mientras notificaron a los automóviles que esperaban en fila sobre la decisión.

Durante este repentino cierre, el ingreso hacia San Diego se limitó al puerto internacional de Otay Mesa y al cruce peatonal del lado oeste en San Ysidro, que por ende registraron demoras más largas a lo habitual.

Si bien la autoridad no especificó que el cierre respondiera a la presencia de la caravana migrante en Tijuana, hace una semana tropas estadounidenses cerraron el paso en tres de los 26 carriles para vehículos de San Ysidro para la instalación de muros de contención y alambrado. Diariamente, el cruce internacional de San Ysidro recibe cerca de 50,000 vehículos y 25,000 peatones.

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Hace una semana, tropas estadounidenses cerraron el paso en tres de los 26 carriles para vehículos de San Ysidro para la instalación de muros de contención y alambrado, en anticipo a la llegada de la caravana de migrantes que recientemente llegó a la frontera.

Soldados colocan valla en Laredo

En tanto, unos 100 soldados del 19° Batallón de Ingenieros del ejército estadounidense, asentado en Fort Knox, Kentucky, levantaron en tres días una valla de concertina en Laredo, una concurrida ciudad en la frontera con México dominada por un tramo del Río Grande. La valla llega hasta los hombros y emergió como una serpiente plateada bordeando la orilla de un río hasta donde alcanza la vista.

Durante el fin de semana, se pudo ver al pelotón del teniente Alan Koepnick extender la alambrada a lo largo de la ribera de un tranquilo parque junto al río, cerca del centro de Laredo. Mientras las familias paseaban perros, cocinaban salchichas a la parrilla y se relajaban, los soldados montaron el alambre no sin rasgarse en alguna ocasión los uniformes de camuflaje con las púas metálicas.

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Koepnick reconoció que algunos vecinos de Laredo mostraron su inquietud por las vallas y la presencia de las tropas.

“Pero también hay mucho apoyo, gente que viene, veteranos que nos dan la mano, nos traen pasteles, agua… cosas así”, explicó a Koepnick. Unos 100 metros detrás de él, se podía ver a un grupo de personas en la margen mexicana del río. “Verá gente del otro lado del río, maldiciéndonos en español y arrojándonos botellas. Pero en este lado es más positivo”, dijo Koepnick.

El teniente y sus hombres van desarmados, aunque un grupo de policías militares armados permanecen a su lado como “fuerza de protección”. Las leyes de Estados Unidos no autorizan a los militares a ejercer funciones policiales, por lo que los soldados no tendrán ninguna interacción directa con los inmigrantes.

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El presidente Donald Trump envió unos 5,800 soldados a la frontera para prevenir la llegada de grandes grupos de migrantes centroamericanos que viajan a través de México, una medida que los críticos denunciaron como un intento de sacar rédito político antes de las elecciones de mitad de mandato celebradas a principios de este mes.

Trump, que desea construir un muro a lo largo de los 3,200 kilómetros de frontera con México, elogió la semana pasada el trabajo militar: “Ellos construyeron grandes vallas, construyeron una cerca muy poderosa”. Laura Pole, una turista británica que visita Laredo por tercera vez, se mostró menos entusiasta. “Me recuerda a Hitler y los campos de concentración”, dijo, aunque reconoció que “realmente no sé qué es lo mejor que se puede hacer”.

Sin riesgo de combate

La misión fronteriza colocó al ejército bajo la luz de un foco incómodo y el secretario de Defensa, Jim Mattis, visitó la semana pasada a las tropas desplegadas en la frontera. Mattis aseguró que “no hacemos (allí) maniobras” militares y que el trabajo a corto plazo era ayudar a los agentes de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), que cuentan con pocos recursos, y colocar obstáculos físicos en el límite.

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Después de que algunos efectivos se quejaran ante los medios sobre el propósito de la misión, ahora tienen estrictas órdenes de no dar sus opiniones personales a la prensa.

Foco en Tijuana

Grandes grupos de las caravanas no se dirigen a Laredo, sino a Tijuana, poco más de 2,000 kilómetros al oeste, donde las autoridades dicen que ya han arribado más de 3,000 migrantes. Sin embargo, un agente estadounidense de aduanas, que dijo no estar autorizado a dar su nombre, mostró su satisfacción con la asistencia militar, ya que cada día “cientos” de migrantes intentan cruzar el tramo de aproximadamente 50 kilómetros de la frontera que patrulla.

Está previsto que el despliegue militar finalice el 15 de diciembre y no está claro qué pasará con la alambrada. Los vientos que soplan en el valle del Río Grande están acumulando basura, ropa y bolsas de plástico a lo largo de la concertina. “Nadie parece saber cuándo se desmontará. Realmente no es nuestra decisión”, explicó Koepnick.

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