Detrás del compromiso de Nemesio Porras, de brindar a las Ligas Pequeñas las mejores condiciones posibles y oportunidades de desarrollo, ha estado siempre Jorge Luis Avellán, realizando el trabajo de seguimiento, pulimento y estructuración de los equipos.
Luego de brillar como jugador, al extremo de batear .316 en su carrera de 18 años, con más de mil hits (1,188) y casi cien jonrones (97), más la habilidad para jugar en varias posiciones del infield, el sureño se ha capacitado para laborar como adiestrador.
Funciona como entrenador general en los equipos de las distintas categorías y en ocasiones dirige los clubes de mayor edad. Los resultados no mienten: han conquistado 17 medallas en los últimos ocho años, en un logro sin precedentes aquí, donde ni siquiera se le daba importancia al beisbol menor.
Claro, no solo Avellán hace el trabajo. Todo viene desde Nemesio y el ejecutivo de Feniba con la planificación y obtención de recursos, más un cuerpo de coaches en el que siempre va el mánager campeón de cada categoría o el subcampeón nacional.
Por ejemplo, en el equipo que va al Premundial U18 de Panamá, va Dorian García con José Luis Quiroz. En el U10 que va a Honduras, va doña Angélica Ramírez y Donald Calderón, como una forma de reconocer a los que hacen beisbol y ganan a nivel local.
Pero el eje que articula el proceso es Avellán, quien da seguimiento a los chavalos y llega a conocerlos con propiedad. Tiene además la ventaja de trabajar con pasión y respeto hacia los niños. Es un tipo instruido y con mucha autoridad en el trabajo.
Ahora tiene el reto de buscar el boleto que lleve a Nicaragua al Mundial Sub18 de Corea del Sur en el 2019. La cita es en Panamá y aunque la primera etapa luce bastante cómoda, el objetivo final no es sencillo. Avanzan los cuatro primeros.
Jorge Luis lleva un buen equipo, con chavalos que han jugado en el torneo Sub 23 y que ha sido reforzado con algunos jugadores firmados. Han entrenado bien. Pero en beisbol no hay nada seguro. Vamos a ver si logra vencer en este nuevo reto.