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Exposición: los tronos de los poderosos

En la actualidad, estar sentado tiene mala fama. Los médicos advierten que es nocivo para la espalda y la circulación sanguínea. Algunos incluso afirman que estar sentado es tan malo como fumar. Aparte de las consecuencias para la salud, el estar sentado siempre ha sido un símbolo de poder y fortaleza. El Museo de Diseño […]

En la actualidad, estar sentado tiene mala fama. Los médicos advierten que es nocivo para la espalda y la circulación sanguínea. Algunos incluso afirman que estar sentado es tan malo como fumar. Aparte de las consecuencias para la salud, el estar sentado siempre ha sido un símbolo de poder y fortaleza.

El Museo de Diseño Vitra de Weil, en Baviera, dedica una exposición a la relación entre los personajes poderosos de todo el mundo y sus asientos. El equipo de la curadora Heng Zhi muestra cómo se expresa el poder político, social y económico a través de 20 objetos de la colección del museo.

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Heng Zhi, curadora del Museo de Diseño Vitra de Weil, Baviera.

Privilegio de los gobernantes

En Weil se puede ver desde tronos de la Antigüedad hasta sillas modernas. “Hasta la Edad Media, los asientos altos estaban reservados para los gobernantes y la clase alta”, explica Zhi. “Entonces no se trataba de la función del asiento, es decir, de la comodidad, sino de transmitir una señal de poder”.

Pero, ¿por qué precisamente sentados? De pie, una persona parece más alta, más poderosa y más amenazante. “Los símbolos de poder no eran simples sillas. El gobernante se sentaba en un trono tan grande y alto que superaba su tamaño real. El trono del papa que mostramos en la exposición tiene, por ejemplo, un respaldo de dos metros de altura y es muy ancho. La persona puede reforzar más su posición de poder con un asiento así”, aclara la experta.

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La silla blanca de plástico, sinónimo de producto para las masas.

Democratización a través de la industrialización

En la actualidad, los poderosos del mundo ya no se sientan en tronos, sino en asientos de cuatro patas. De todos modos, el proceso de democratización del asiento fue lento. Comenzó en la Edad Moderna con el surgimiento de la burguesía. “La verdadera democratización tuvo primero lugar con la producción industrial en masa”, opina Zhi.” La silla Thonet del siglo XIX fue una de las primeras sillas de producción en masa de la historia”, añade.

No es casualidad que la distribuición democrática de los asientos fuese de la mano con los valores democráticos en las sociedades occidentales. Hoy en día, no solo en la mayoría de los parlamentos nacionales los escaños están dispuestos en semicírculo, sino que las instituciones internacionales siguen también ese principio. Una imagen de la exposición muestra la sala de sesiones del Consejo de Seguridad de la ONU. “Los representantes de los Estados se sientan allí en círculo y cada uno tiene su propio micrófono. Ya no hay un presidente en el sentido tradicional, sino que todos están representados de igual manera”, explica Zhi.

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Diseño de Alessandro Mendini, Poltrona di Proust.

No obstante, la relación entre asiento y estatus de poder ha persistido hasta nuestros días. “Las diferencias se transmiten hoy más sutilmente”, dice Zhi. Aunque los poderosos en política, economía, cultura y deporte intentan cultivar la imagen de la igualdad, siguen mostrando, a través de pequeños detalles, las diferencias en las relaciones de poder, ya sea variando la altura del respaldo o usando materiales de mayor calidad. Es decir que aún existen los tronos de poder, pero la mayoría de ellos no están ni en castillos ni en palacios.

Heng Zhi estudió diseño en Viena y trabajó como asistente de investigación en la Academia de Bellas Artes de Viena. Luego trabajó de profesora asistente en la New Design University en St. Poelten. Está realizando su doctorado en la Universidad de Artes Aplicadas de Viena. Desde principios de 2016, Heng Zhi es curadora del Museo de Diseño de Vitra.

(rmr/er)

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