Detrás de esa facilidad con la que Mariano Rivera eliminaba oponentes en medio de una angustiante asfixia que ahogaba a los demás, ha existido una formidable historia de superación, que llevó al panameño a la cima del beisbol, ya cuando todo parecía perdido.
Rivera es el mejor relevista que ha tenido el beisbol. Salvó la cifra récord de 652 partidos y ganó 82 con 2.21 en efectividad a lo largo de 1,283.2 innings. Pero lo que definió a Mariano fue su labor en la postemporada: tuvo récord de 8-1 y 0.70, con 42 salvados y cinco Series Mundiales ganadas.
Para colocar en perspectiva el impacto de Rivera, hay que considerar que Brad Lidge, con 18, ocupa el segundo lugar en rescates de por vida en postemporada. Entre cerradores yanquis estrictamente, Rich Gossage, Sparky Lyle y Dave Righetti, suman nueve entre los tres.
En once de sus 19 temporadas en las Grandes Ligas, Rivera terminó con efectividad debajo de 2.00. Salvó al menos 30 juegos en 15 ocasiones, incluyendo ocho sobre 40. Fue a 13 Juegos de Estrellas y ganó el premio al mejor relevista del año ocho veces, con dos títulos de Más Valioso en playoffs.
Pero antes fue un joven que, junto a su familia, enfrentaba la pobreza como pescador en Puerto Caimito. Que llegó a los 20 años sin haber firmado y que cuando firmó, su bono fue de 2,000 dólares, una cifra que muchos consideran una ofensa.
Y una vez incorporado a las Ligas Menores con los Yanquis, necesitó de una cirugía en el brazo. Y tras cinco temporadas, hizo su debut en las Mayores. Y cuando los Yanquis parecían listos para deshacerse de él porque no evolucionaba al ritmo deseado, su velocidad mejoró y se quedó ahí para siempre.
Ahora se aproxima la época de los homenajes para el panameño, quien debe ser una fácil elección al Salón de la Fama de Cooperstown en su primer año de elegibilidad. La única duda es si entrará de forma unánime, es decir, con todos los votos que están disponibles.
Seguro eso no pasará porque aunque lo merezca, hay siempre excéntricos o tradicionalistas entre los votantes y como no entró así Babe Ruth, Ted Williams o Ken Griffey Jr., tampoco lo hará Rivera, pero eso ya es secundario para un muchacho que se impuso asimismo y alcanzó la gloria.
Mariano será el séptimo cerrador en ingresar al Salón de la Fama, un recinto donde además de actuación en el campo de juego, también se reconoce la integridad y el compromiso con la excelencia y eso el panameño ha sido también un paradigma. Así que Cooperstown espera por él.
Los nombres de los nuevos integrantes del Salón de la Fama serán dados a conocer el 22 de enero del año próximo y la ceremonia de exaltación será el 21 de julio.
Sigue a Edgard Rodríguez en Twitter: @EdRod16