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Juguemos limpio a la oposición

Mientras escribía este artículo, las redes sociales no paraban de informar sobre las dos resoluciones aprobadas por el gobierno norteamericano este veintisiete de noviembre, una dictada por el presidente Donald Trump y otra por el Senado, no me cabe la menor duda que los acontecimientos que están por suceder por causa de estas resoluciones, sacudirán los cimientos políticos y sociales de Nicaragua.

Pero volviendo al título de este artículo, mi intención es llamar la atención para que identifiquemos a los que se la juegan en la oposición y los que juegan a hacer oposición. Los hay quienes arriesgan su salud y su vida por la causa de la democracia como el comentarista Jaime Arellano y muchos otros como él, mientras hay otros que juegan a ser opositores, entre ellos los partidos políticos que asisten a una contienda electoral en la Costa Caribe, elección que pretendía vender una imagen de normalidad y práctica democrática, digo pretendían, porque así como Nicaragua no es la misma después del diecinueve de abril, tampoco será la misma después de este veintisiete de noviembre.

Pero no solo los partidos juegan a la oposición, también lo hacen quienes son en parte responsables de la situación que enfrentamos, me refiero al gran capital, los banqueros y más de una asociación de empresarios privados. Una vez separada la mala levadura, estaremos en condiciones de conformar la oposición que hace falta para enfrentar con éxito los atropellos del régimen, insisto no estamos solos, el mundo nos observa y contamos con el apoyo de sus instituciones.

Para los fatalistas, a estos, quiero referirles una frase que escuché del excanciller Francisco Aguirre Sacasa. Los gobiernos totalitarios lucen duros hasta cinco minutos antes de desplomarse. Para finalizar insisto en hacer un llamado a la reflexión al gobierno, todavía es tiempo de detener esta orgía persecutoria y tratar de encontrar con el concurso de la comunidad internacional, el camino que nos retorne a la democracia y evitar el cataclismo que nos amenaza.

Sin ánimo de que mis palabras parezcan una amenaza, puedo asegurarles a los responsables de que esto suceda, que las consecuencias de no escuchar al pueblo y la comunidad internacional recaerán sobre los soberbios e intransigentes que con sus acciones sigan tiñendo de sangre nuestro suelo patrio. Todavía es posible una Navidad sin reos políticos, sin persecuciones selectivas, sin hostigamientos a quienes se consideran enemigos por la única razón de portar una bandera o clamar por una Nicaragua en donde se respeten nuestros derechos civiles políticos. Para ello solo hace falta que los tribunales de apelaciones en donde se ventilan los juicios que mantienen encarcelados a más de seiscientos patriotas, los declaren nulos por violaciones al debido proceso o por lo que se les ocurra. El siguiente paso será el llamado a unas elecciones en las que se respete la voluntad popular. Así de sencillo.

El autor es analista político

Opinión oposición Represión en Nicaragua archivo
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