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Régimen ilegítimo, ilegal e inviable

El régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo es ilegítimo al menos desde las elecciones de 2016, cuando la inmensa mayoría de los votantes, algunos dicen que hasta un 70 %, se quedó en casa en un claro rechazo a los fraudes y la destrucción de la oposición vía patrañas políticas.

Es un régimen ilegal desde el 19 de abril, cuando ordenó asesinar abiertamente a manifestantes desarmados, iniciando la peor tragedia provocada por un dictador en la historia de Nicaragua.

Ahora, está quedando claro que es un régimen inviable, incapaz de cumplir con el deber de cualquier gobierno civilizado que es garantizar la seguridad de su ciudadanía y facilitar el crecimiento económico tanto como sociedad, así como el crecimiento de cada ciudadano.

Esta inviabilidad se demuestra ante la nula confianza que la dictadura genera en propios y extraños.

A regañadientes, el gobierno ha reconocido que en octubre salieron del Sistema Financiero Nacional (SFN) otros 112 millones de dólares, en una hemorragia de divisas que no para, y cuya única responsabilidad la tiene la demencial reacción del régimen Ortega-Murillo al responder con sangre y muerte a las justas demandas de la ciudadanía.

Del 18 de abril al 31 de octubre han salido de Nicaragua 1,373 millones de dólares. Eso es el 25 por ciento de los depósitos de distintos tipos que había en el SFN al 17 de abril de este año.

Pero la falta de confianza en el gobierno —y siendo la confianza el pilar central de cualquier gobierno civilizado— no solo se demuestra con la fuga de depósitos, sino que a eso hay que agregarle la incapacidad del Ministerio de Hacienda de colocar los bonos que emite para, a través del endeudamiento, poder financiar sus déficits, como por ejemplo el del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS).

En agosto el gobierno aprobó una reforma presupuestaria en la que proyectó colocar 9 mil millones de córdobas en bonos, de esos, al menos 4 mil millones serían destinados para cubrir el déficit del INSS, que va camino a su sexto año de multimillonarias pérdidas. A la fecha, ha colocado prácticamente cero.

En la vida real esto significa que si no puede colocar bonos porque nadie confía en el régimen, lo único que le queda es lo que está haciendo, sacando dinero de las escuálidas reservas del Banco Central, pero eso se agota rápidamente.
Para finales de octubre las Reservas Internacionales Brutas del Banco Central estaban ya en 2,260 millones, cuando en abril de este año alcanzaron los 2,970 millones de dólares. Y Nicaragua no es Venezuela, que a pesar del descalabro de su economía al menos vende diariamente alrededor de 2 millones de barriles de petróleo, eso es dinero fresco diario.

¿Qué queda? ¿Pedir dinero al FMI? El Fondo ya dijo que se debe alcanzar un acuerdo político, algo a lo que hasta hoy el régimen se ha negado. ¿Qué le queda por ofrecer a este gobierno entonces? Además de cárcel y balas… Nada.

Editorial régimen orteguista archivo
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