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Carlos Fonseca Terán acompañado a Daniel Ortega y a Rosario Murillo en uno de los aniversarios de la muerte del comandante Carlos Fonseca Amador. LA PRENSA/Archivo

El furibundo Carlos Fonseca Terán, el hijo del fundador del FSLN

La muerte de su padre lo afectó mucho. Tuvo problemas con el alcohol. En los ochenta participó en todo en la revolución. A finales de los noventa se le rebeló a Daniel Ortega pero Tomás Borge se encargó de disciplinarlo y ahora es un férreo defensor del orteguismo. Es la historia del hijo del fundador del FSLN

Mientras agitaba con fuerza el brazo izquierdo con el puño cerrado, y una mujer trataba de persuadirlo para que no continuara gritando y saliera del lugar, Carlos Fonseca Terán le gritaba a varios nicaragüenses que participaban en un foro en Buenos Aires, Argentina: “No pudieron ni podrán”. Después, siempre con gritos, evocaba una consigna del sandinismo de los años ochenta: “No pasarán”.

Finalmente, el hijo del comandante Carlos Fonseca Amador se encolerizó más defendiendo al actual régimen de Daniel Ortega y comenzó a tildar de golpistas a los presentes, al tiempo que les advertía: “Conmigo se equivocaron, hijueputas, mierdas”.

Lo furibundo de Fonseca Terán no le asombró a quienes lo conocen desde que era un adolescente de 15 años de edad y se unió a la Juventud Sandinista en León. “Tenía muchas ínfulas” es la expresión que utilizan para describirlo. Era un jovencito que participaba en todas las actividades que la revolución sandinista realizaba, como cortes de café y algodón y hasta obras de teatro. Lo único es que siempre sacaba a relucir que era el hijo de Carlos Fonseca Amador, el fundador del Frente Sandinista (FSLN) y padre de la Revolución Popular Sandinista.

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No permitía que nadie lo regañara, a pesar de que en los años ochenta no ostentó ningún cargo sino que “era uno más” dentro de la Juventud Sandinista.

Tampoco sorprendió que defendiera a Ortega. Tal vez hubiese sorprendido entre los años 1999 y 2000, cuando Fonseca Terán fue un fuerte opositor al pacto que firmaron Ortega y Arnoldo Alemán. En aquel momento, incluso, él pensaba que Ortega ni siquiera debía ser candidato presidencial por el FSLN en el 2001, ya que lo consideraba como un líder con “un deterioro de su condición como dirigente de un proceso revolucionario”.

Esa especie de divorcio entre Fonseca Terán y Ortega no habría de durar mucho y al poco tiempo nuevamente apareció alineado al orteguismo, que para inicios del 2000 ya se había apoderado del FSLN y desplazado a casi todos los dirigentes históricos.

En el mezanine de la Asamblea, con pañoletas rojinegras para mostrar que son sandinistas, los diputados Carlos Fonseca Terán, Mónica Baltodano, José González y Angelita Ríos se oponen al pacto Ortega-Alemán, a finales de 1999. LA PRENSA/ ARCHIVO/ ÓSCAR NAVARRETE

Carlos Fonseca, un nombre muy pesado

El matrimonio de Carlos Fonseca Amador y María Haydée Terán vivió sus mejores años en Cuba, adonde se refugiaron después de que en octubre de 1970 Fonseca fuera liberado de una cárcel de Costa Rica.

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Fueron casi cinco años en los que Fonseca siempre trataba de estar con sus hijos, Carlos y Tania. Carlos había nacido en León el 24 de noviembre de 1966.

En entrevista con la revista Magazine, Tania recordó que a su mamá no le gustaba mucho salir, entonces ella y Carlos salían todos los domingos con su papá y les encantaba ir al parque.

Carlos Fonseca Amador con sus hijos Carlos y Tania, durante el tiempo que vivió con ellos en Cuba y los sacaba a pasear todos los domingos. LA PRENSA/ REPRODUCCIÓN/ ÓSCAR NAVARRETE

Eso sí, en el camino, su padre casi siempre les iba hablando de política. A Carlos le decía: “Vos naciste en 1966. En el 66, así, como las botas de Sandino”.

Fonseca también le contaba cuentos a sus hijos y hacía ejercicios con ellos. Los sacaba a correr. Los llevaba a comer y muchas veces también fueron a la playa.

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Todo habría de cambiar en 1975, cuando a Carlos y a Tania les dijeron que su padre tenía que ir a hacer un viaje de un año por varios países del mundo y que después de ese año iba a regresar. En realidad, Fonseca viajaría a Nicaragua, donde se internaría en la montaña buscando la unificación del FSLN que en ese momento se encontraba dividido, pero encontraría la muerte a manos de la Guardia Nacional de Somoza el 7 de noviembre de 1976, en Zinica.

Carlos y Tania se dieron cuenta de la muerte de su padre porque sus compañeritos de escuela les dieron la noticia, después que la habían visto en un mural del colegio. La mamá, María Haydée Terán, no tuvo el valor de decirles ella misma.

La nicaragüense Rossy López Huelvas vivía en Cuba como a dos cuadras de donde los Fonseca Terán. Ella llegó con José Benito Escobar y Doris Tijerino para darle la noticia de la muerte de Fonseca a María Haydée Terán.

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Después de la muerte de Fonseca, López recuerda que Carlos quedó muy afectado. Tenía 10 años de edad. “Carlitos se ponía a hacer historias sobre su papá. Era un muchacho muy inteligente, pero al mismo tiempo le encantaba hablar de su papá, siempre estaba pendiente de lo que se hablaba de su papá”, rememora López.

Lo que recuerda su hermana Tania es que la familia llegó a Nicaragua el 8 de agosto de 1979, unos días después de que los sandinistas asumieron el poder tras la caída de la dictadura somocista, contra la cual había luchado Carlos Fonseca Amador.

Desde que pisaron tierra en Nicaragua, los hijos de Carlos Fonseca comenzaron a recibir todo tipo de pleitesía. Eran los hijos del padre de la revolución y la gente se emocionaba cuando los veían deambulando por las calles de León. Los invitaban a toda actividad en que el FSLN quería mostrarlos ante la población. A Tania esa situación le incomodaba, pero a Carlos lo afectó de otra manera.

La viuda y los hijos de Carlos Fonseca en noviembre de 1979, ante el féretro del comandante, en el auditorio del Centro de Enseñanza Militar Carlos Agüero Echeverría. LA PRENSA/ ARCHIVO

Una persona que lo conoció en esa época, y que como la mayoría prefiere no ser identificada, recuerda que a Carlos Fonseca Terán “le hizo daño ser hijo del comandante Fonseca. Participaba en todas las actividades pero tenía muchas ínfulas. Pensamos que él se creía que era Carlos Fonseca. Como que se sentía con la obligación de responder como el comandante”, explica la fuente.

De hecho, Fonseca Terán se convirtió en el primer joven que en un acto simbólico se inscribió para cumplir el Servicio Militar Patriótico (SMP), cuando el 14 de septiembre de 1983 los sandinistas anunciaron esa ley en la Hacienda San Jacinto.

Otra persona de León indica que en realidad a Fonseca Terán lo miraban más como “un muchacho medio loco”, que siempre estaba haciendo énfasis en su papá y que le gustaba vestirse de miliciano y a pesar de ello “el FSLN no le paraba bola”.

“Tiene algunos gestos que tenía Carlos”, dice López Huelvas para explicar en qué se parece Fonseca Terán a su padre.

Alguien más dice que Fonseca Terán siente que debe ser como su padre que hasta elabora escritos parecidos a los que escribía el comandante Fonseca, en los que trata de ser profundo pero al final solo escribe “locuritas”.

“Carlos siempre tuvo un pensamiento muy disperso y yo creo que cierto complejo derivado del peso de la historia de su padre. También tenía complejos porque no participó en la defensa de la revolución”, explica otra fuente que no se identificó.

Tania Fonseca, médico ginecobstreta y su mamá María Haydée Terán en su casa en León. LA PRENSA/ ARCHIVO/ ÓSCAR NAVARRETE

El radical

Fonseca Terán se muestra como una persona radical, para parecerse a su padre, dicen quienes lo conocen y recuerdan que en los años ochenta decidió estudiar en un colegio público, el Instituto Nacional de Occidente (INO), porque jamás iba a permitir estudiar en un colegio privado. A veces criticaba a su hermana Tania porque estudiaba en el colegio La Asunción y le decía que eso era de burgueses y no de proletarios.

Tania Fonseca es una doctora que vive en León alejada de la política, tiene un gran amor por su hermano y para este artículo prefirió no emitir opiniones. Sobre su hermano se limitó a decir que este último cumplió con el Servicio Militar y desde los 14 años estuvo movilizado en diferentes ocasiones, inclusive desde antes que existiera el SMP y que estuvo en varios combates en la frontera con Honduras. Además, agregó: “Lo que sí tengo claro es que, equivocado o no, mi hermano es un ser humano con cualidades excepcionales, generoso, desprendido, y consecuente con lo que cree correcto”.

Un episodio de Fonseca Terán que sus conocidos recuerdan es cuando en los años ochenta tiraba bombas de mecate, unos dicen que en contra de las iglesias católicas y otros en contra de las casas de los burgueses. “Eran travesuras juveniles revolucionarias”, dice uno que fue su amigo en los años ochenta.

Una amiga dice que en realidad lo de las bombas ocurrió en los años noventa. “(Daniel) Ortega afirmaba que Carlitos era el responsable. Pero Carlitos lo negó siempre. Otros dicen que el autor era Néstor Moncada”, dice la fuente.

En lo que sí concuerdan todos es que en esa ocasión Fonseca Terán fue regañado por Ricardo Baltodano, el catedrático de Ciencias Sociales que hoy es reo político del régimen orteguista. Baltodano era en ese entonces el coordinador de la Juventud Sandinista en Occidente y logró calmar las pasiones de Fonseca Terán.

La radicalización de Fonseca Terán se vio agravada porque desde temprana edad comenzó a ingerir licor. “Algunos decíamos: vamos a perder a Carlitos”, explica una amiga.

“Ha sido bastante inestable emocionalmente. Fue padre muy jovencito y ha tenido muchas compañeras. También se ha desbocado por períodos en el tema de la bebida”, explica una amiga de Fonseca Terán que también evitar revelar su identidad. “Su temperamento y conducta no tiene mucha relación con las formas franciscanas de Carlos (Fonseca Amador)”, agrega.

El propio Daniel Ortega conoce de la radicalidad de Fonseca Terán, pero lo toleró hasta que asumió de nuevo el poder en 2007. “Rosario (Murillo) lo quitó de su cargo de secretario político de León. Entonces le dijeron que se encargaría del trabajo de formación política de la militancia, pues Carlitos se presentaba como un cuadro ideológico, pero en la práctica fue un engaño. Era para quitárselo de encima, cuestión de la que él se dio cuenta”, indica la misma fuente.

El 14 de septiembre de 1983, en la hacienda San Jacinto, Carlos Fonseca Terán fue el primer joven en firmar la inscripción del Servicio Militar Patriótico. LA PRENSA/ REPRODUCCIÓN/ BARRICADA

La rebeldía

Cuatro diputados del FSLN se opusieron abiertamente al pacto Daniel Ortega-Arnoldo Alemán en 1999: Mónica Baltodano, Angelita Ríos, José González y Carlos Fonseca Terán. Incluso, les dijeron que serían expulsados del FSLN porque no votaron a favor de los cambios que el pacto generaba en la Constitución Política de Nicaragua.

Fue cuando Fonseca Terán propugnaba porque hubiese un relevo generacional en la conducción del FSLN y dijo de Ortega, según publicó el diario La Tribuna: “Yo respeto mucho al comandante Daniel Ortega, respeto a los dirigentes históricos del Frente Sandinista, pero nunca los he considerado dioses. Son seres humanos que han sufrido un proceso de deterioro de su condición como dirigentes de un proceso revolucionario”.

Y agregó que desde antes de la derrota electoral de 1990 había disminuido el liderazgo de Ortega y otros líderes sandinistas por “el acomodamiento a un nivel de vida diferente al de la mayoría del pueblo”.

Hay un nombre que explica por qué Carlos Fonseca Terán volvió al redil de los orteguistas y hoy es un fiel defensor de la dictadura de Ortega: Tomás Borge Martínez. El mismo personaje que una vez llevó al hijo de uno de los que participó en el asesinato de Anastasio Somoza García, Edwin Castro, cuyo vástago tiene el mismo nombre, a ser diputado del FSLN.

“A partir de ahí (aproximadamente en el año 2002), Carlitos fue trabajado por Tomás Borge para que se disciplinara”, dice una fuente anónima.

La preocupación del FSLN por rescatar a Fonseca Terán se debía especialmente a que era el hijo del mítico fundador del FSLN.

En 1994, Fonseca Terán había apoyado a Henry Ruiz como nuevo secretario general del FSLN. Y además, se había declarado en contra de la piñata y otras acusaciones de corrupción en las que habría incurrido el FSLN.

La rebeldía de Fonseca Terán no corrió más allá y por eso hoy se le escucha lanzando epítetos de “golpistas” a quienes no están de acuerdo con el régimen de Daniel Ortega, máxime que desde abril pasado sus fuerzas policiales y paramilitares han causado la muerte de entre 300 y 500 nicaragüenses. Y por eso es que en Buenos Aires, Argentina, se mostró furibundo en contra de los nicaragüenses que asistían al Foro mundial del pensamiento crítico, organizado por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso).

Otro incidente

Además del incidente protagonizado en Buenos Aires, Argentina, Carlos Fonseca Terán se vio involucrado en un accidente de tránsito en el que con su camioneta arrastró varios metros en la carretera a un joven de 22 años de edad que iba en una moto a su casa, en la comarca Los Ladinos.

El accidente ocurrió en agosto del pasado año 2017 y la víctima fue Carlos Alberto Rivera Rodríguez, cuyo padre desmintió que Fonseca Terán les haya ofrecido apoyo, como había dicho en redes sociales.

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