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La nueva nota Knox

Para Ortega significa que no podrá ofrecerle ninguna esperanza de mejoría al pueblo; que ahora solo podrá administrar escasez

Para decidir bien en situaciones complejas es fundamental entender dónde estamos parados y qué alternativas tenemos. Esto vale en forma especial para los principales actores del drama nicaragüense; Gobierno, Cosep, Ejército, FSLN, UNAB, etc. Por eso es muy importante entender qué significan las recientes sanciones de la administración norteamericana.

Estas tienen tres matices de los cuales dos son nuevos. El primero es que no hubo un solo senador, ni siquiera entre demócratas izquierdistas, como Sander, que se opusieran. Esto señala el grado de rechazo a Ortega. Los otros dos son la declaración y sanciones del Ejecutivo, tan directas y a la yugular, junto con las advertencias del Departamento de Estado para quienes sean cómplices activos o silenciosos del régimen. Juntas son una especie de Nota Knox moderna (la nota que mandaron a Zelaya en 1909); una advertencia a Ortega de que “vamos con todo”. Las implicaciones generales son tremendas: significa que, a falta de una apertura democrática, no habrá inversiones; se disparará el riesgo país, se agudizará la crisis económica, y que veremos quiebras bancarias, devaluaciones, y mayor pobreza.

Para Ortega significa que no podrá ofrecerle ninguna esperanza de mejoría al pueblo; que ahora solo podrá administrar escasez, y que difícilmente podrá gobernar sin recursos, aislado, y con un pueblo bravo que lo adversa. Para su familia, y los círculos que lo apoyan, significa algo más: que estarán marcados, fuera de los sistemas financieros, sus cuentas bloqueadas y sujetos a persecución judicial fuera del país.

Para otros sectores significa que deben cuidarse de actitudes que sugieran complicidad con el régimen. Conforme el portal Definición.Ed, complicidad puede ser “un acuerdo, implícito o no, que concede a una persona el poder de decidir por los demás y le asegura que sus ideas serán respetadas”. Existe también la complicidad del silencio, cuando callamos o no actuamos ante situaciones delictivas o inmorales que reclaman nuestro rechazo.

El estado mayor del Ejército, por ejemplo, ha celebrado sus últimos aniversarios rodeados de banderas rojinegras, en flagrante violación de la Constitución que mandata su apoliticidad. También ha desarmado a bandas irregulares en el norte, pero no ha dicho nada de los paramilitares que Ortega apertrechó con armas de guerra, también en plena desobediencia a la Constitución. Tampoco se sabe si alguno de sus mandos está involucrado en negocios con la familia dominante. ¿Querrá quemarse, atando su fortuna a un gobernante desprestigiado, sin legitimidad ni futuro?

Para Cosep las nuevas realidades significan que debe profundizar el rompimiento del pacto que tuvo con Ortega antes del estallido de abril y volverse en un valiente factor de cambio. Para el pueblo opositor significa cimentar su unidad y lanzarse con optimismo y fe en Dios, a conquistar la democracia.

El autor es sociólogo. Fue ministro de Educación.

Columna del día Daniel Ortega Knox Nota archivo

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