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Sanciones provocadas

Este martes 27 de noviembre, Trump declaró una amenaza a la seguridad de Estados Unidos (EE. UU.) al gobierno orteguista de Nicaragua. El Departamento del Tesoro, ese mismo día, sanciona a Murillo en todas sus actividades financieras, por corrupción, desmantelamiento de la institucionalidad democrática, y por violación de los derechos humanos. Y el Senado norteamericano aprueba la propuesta de ley Magnitsky Nica, sobre los derechos humanos y anticorrupción.

¿Qué significa este múltiple embate contra la dictadura orteguista?

Significa que Ortega carece de iniciativa política en el conflicto estratégico entre su régimen y la comunidad internacional. En todo este período, a partir de abril, su respuesta a las iniciativas internacionales en contra de sus abusos ha sido emotiva. Carente de ideología, responde como si fuese víctima de injerencismo, soslayando los graves señalamientos de violación de los derechos humanos, por su evidente violencia criminal en contra de la resistencia ciudadana al atropello dictatorial.

Ortega permanece inmutable, como si fuese manifestación de fuerza su incapacidad de presentar propuesta alguna. Simplemente desmiente las evidencias contundentes acumuladas por los organismos internacionales de derechos humanos.

En consecuencia, las ofertas de salida a la crisis que le presenta la comunidad internacional, Ortega las desestima, escondiendo la cabeza como el avestruz. De modo, que provoca que avancen las sanciones en su contra; para que ceda a las demandas de transformación del modelo político dictatorial, que inexorablemente modifican el contenido de salida a la crisis, con condiciones cada vez más desfavorables para su futuro político y personal.

Obviamente, Ortega no es un estratega político, y su aislamiento aumenta en una tendencia inexorable a verse abandonado a su suerte por todos los sectores nacionales, incluyendo el Ejército, por su incapacidad para coordinar políticamente, en este conflicto, los intereses de sus aliados estratégicos, que él, por falta de escrúpulos humanitarios, pone tontamente en riesgo.

Con estas sanciones se abren las compuertas para una arremetida mayor en su contra, dadas las múltiples alternativas y factores de presión disponibles por la comunidad internacional. El régimen pierde aceleradamente todo asomo de confianza en la sostenibilidad de su modelo. Y la percepción de riesgo es el elemento fundamental para que un modelo político carezca de la capacidad de gobernar. Viéndose reducido a un poder de facto, completamente ilegítimo. Esta es la esencia de la derrota política estratégica de Ortega, pese a la victoria militar obtenida de manera extremadamente sangrienta sobre un pueblo desarmado.

Ahora, dada la exposición de motivos para las sanciones a Murillo, se ha dado un paso irreversible que hace imposible que cualquier arreglo futuro con Ortega, promovido internacionalmente, incluya alguna especie de amnistía a su familia, o promueva la conservación de sus bienes expresamente mal habidos.

Con solo un plumazo, la correlación de fuerzas políticas desfavorece completamente a Ortega.

El autor es ingeniero eléctrico.

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