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La “única solución es la manera no violenta de resolver los conflictos”, dice el escritor nicaragüense Abelardo Baldizón .LA PRENSA/Uriel Molina

¿Cómo resolver los conflictos sin tener que matarnos? se pregunta Abelardo Baldizón ante el horror que vivieron los nicas entre 1821 y 1933

Hay que aceptar la existencia del adversario y darse cuenta que no puede ser eliminado, “porque hoy es perencejo pero mañana es sultanito”, dice Baldizón, autor del libro Conflicto político e ideología en Nicaragua (1821-1933)

Timbucos y calandracas son dos adjetivos despectivos, el primero significaba “cerdo panzón” y el segundo “perro esquelético”. “Así se llamaban los conservadores y liberales porque se despreciaban y porque cada uno consideraba del otro era lo peor que le podía pasar al país”, dice el joven Abelardo Baldizón, autor del libro Conflicto político e ideología en Nicaragua (1821-1933).

Los políticos de esta época poscolonial —subraya Baldizón— miraban a sus adversarios como un “mal que había que exterminar”, por tal razón la ideología doctrinaria de los bandos enfrentados “no fue nunca relevante ya que su objetivo era solo conquistar el poder”.

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Al respecto, señala Baldizón, estos realizaban una “política marcadamente personalista”. Y pone de ejemplo a los fanáticos que seguían a los políticos Adolfo Díaz, José Santos Zelaya y Emiliano Chamorro, no por sus ideales, sino para que estos les resolvieran sus deseos y aspiraciones.

Matarnos no es la solución

Ante esta conducta de exterminio— razona Baldizón—, hay que aceptar la existencia del adversario y darse cuenta que no puede ser eliminado, “porque hoy es perencejo pero mañana es sultanito”.

¿Cómo resolver los conflictos sin tener que matarnos? se pregunta el escritor, luego dice que la “única solución es la manera no violenta de resolver los conflictos y que no signifique la aniquilación del bando contrario”.

Por lo que se debe de “aceptar la existencia de diferentes opiniones, de diferentes criterios, y la imposibilidad de que todos estemos de acuerdo”, razona Baldizón.

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LA PRENSA/Uriel Molina

Sobre el origen de la violencia

Heredada del periodo de la colonia española tiene su fundamento en “una estructura jerárquica vertical que buscó su propio beneficio”, y no el del colectivo, porque se consideró “superior al resto”, sostiene el escritor.

Y este comportamiento —observa en su estudio— se mantuvo desde la “independencia” de 1821 hasta 1933, un año antes del asesinato del general Augusto C. Sandino.

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Para estos años familias granadinas y leonesas manejaban las riendas del país, su economía, política e incluso se entrometían en los asuntos de la religión. Estas sociedades jerárquicas obviaban el concepto de nación basada en igualdad de derechos y deberes.

Para Baldizón en Nicaragua nunca podrá existir un proyecto único de nación que todo mundo apoye, ya que los diferentes sectores sociales tienen sus propios intereses.

Por eso lo más pragmático es alcanzar un “acuerdo mínimo” que coadyuve a la solución en parte de los conflictos políticos.

Publicado bajo el sello editorial de 400 elefantes, el libro Conflicto político e ideología en Nicaragua (1821-1933) está disponible en las librerías de Literato e Hispamer.

Abelardo Baldizón, junto a los profesores Delia González de Reufels, de la Universidad de Bremen, y Thomas Fischer de la Universidad Católica de Eichstätt-Ingolstadt. LA PRENSA/Cortesía

El autor

José Abelardo Baldizón Blanco, nació en Berlín en 1980, realizó estudios en el Instituto de Historia de la Universidad de Bremen, Alemania, y egresó con honores máximos; presentó su tesis doctoral De Timbucos y Calandracas a Las partidas de políticos: conflicto político e ideología en Nicaragua (1821-1933).

Así en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales FLACSO, en San José, Costa Rica, y presentó su tesis de maestría El Frente Sandinista de Liberación Nacional y sus órganos partidistas locales: una primera aproximación a los municipios de Boaco y Estelí.

También estudió en Ave Maria College, San Marcos-Carazo. Actualmente es docente en el Colegio Alemán Nicaragüense. Ha participado en encuentros académicos y como consultor del Programa de Desarrollo de Naciones Unidas.

También es autor de los libros de poesía, El Quiróptero Desplumado. Managua y Del Matadero, ediciones 400 Elefantes.

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