Lucero Millán tiene 58 años. Es socióloga de profesión, pero consagrada a la promoción de la cultura y al teatro. Es la directora del Teatro Justo Rufino Garay. En este Ping- Pong confiesa que se fuma dos cigarrillos diario, aún se pone nerviosa cuando sube al escenario y se considera una cinéfila.
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¿Cree en Dios?
Sí.
¿Qué la pone nerviosa?
Siempre he subido al escenario con cosquilleo en el estómago.
¿Cuál es el objeto más extraño que tiene en casa?
Un tronco de madera con una forma muy extraña que me encontré en el mar.
Si pudiera quedarse con la misma edad, ¿cuál sería?
Los 35 años.
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¿Qué quería ser de grande, cuando era niña?
Quería ser aeromoza.
¿Alguna manía o hábito extraño?
Siempre toco madera cuando hay cosas que no me gustan.
Su música favorita.
Me encanta la música clásica y los cantautores.
Un pasatiempo…
Soy una cinéfila. He visto miles de películas.
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¿Qué lugar en el mundo se muere por visitar?
Me gustaría ir a algún país de África.
Si fuera un producto, ¿cuál sería su eslogan?
Lo que no te mata, te fortalece.
¿Qué es lo primero que hace al levantarse?
Primero me tomo un jugó de naranjas y luego medito.
¿Qué le diría a un extraterrestre?
Danos la oportunidad de conocerte.
Vicio.
Sigo fumando. No mucho, dos cigarrillos diarios.
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¿Té o café?
Té verde todo el tiempo.
¿Qué es lo más loco que ha hecho?
Haberme venido a Nicaragua a los 19 años de edad.
¿Qué parte de su cuerpo le gusta más y por qué?
La cabeza. Porque a partir de ella puedo imaginar y crear.
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¿Cuál es su refrán favorito?
“El mundo cambia si dos se miran y se reconocen”, Octavio Paz.