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El comienzo de la rebelión

El martes de esta semana, al cumplirse ocho meses del comienzo de la gran crisis política y social que sufre el país, el programa Esta Noche que se transmite en el Canal 12 de Televisión presentó un reportaje sobre los primeros tres días de las protestas, que al ser reprimidas brutalmente por la dictadura desencadenaron los hechos que han cambiado la historia de Nicaragua.

Las imágenes y audios de lo ocurrido los días miércoles 18, jueves 19 y viernes 20 de abril, dejan claro cómo se desencadenó la crisis, qué la causó y quiénes la provocaron. De manera que el reportaje de Esta Noche demuestra la falsedad del relato de la dictadura, de que lo sucedido fue un intento de golpe de Estado instigado y financiado por Estados Unidos (EE.UU.) y ejecutado por supuestos agentes locales, entre ellos algunas ONG y los obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua.

En realidad, todo comenzó con la brutal represión policial y de turbas orteguistas contra un grupo de estudiantes y otras personas desarmadas e indefensas que se reunieron en el centro comercial Camino de Oriente, de Managua, para protestar por una reforma del sistema de pensiones del Seguro Social dañina para pensionados, asegurados y cotizantes.

La dictadura venía perpetrando impunemente esa clase de represión desde hace varios años, pero esta vez no amedrentó a los estudiantes y demás ciudadanos, que el jueves 19 volvieron a salir a la calle para protestar pacíficamente. A partir de entonces la protesta se extendió a todo el país al mismo tiempo que se incrementaba la represión gubernamental.

Según el testimonio de la exsecretaria política del FSLN en el Banco Central, Ligia Gómez, el mismo 19 de abril los partidarios del régimen recibieron la consigna, procedente de la más alta esfera del poder, de que iban “con todo” para aplastar las protestas.

Un día después, el 20 de abril, mucha gente autoconvocada comenzó a levantar barricadas en las ciudades y tranques en las carreteras, primero para defenderse de las fuerzas represivas pero después en una insurrección popular generalizada contra la dictadura.

Los testimonios audiovisuales de esos acontecimientos han sido vistos y analizados por los gobiernos de todo el mundo, y organismos internacionales, que por eso mismo no han sido engañados por el régimen orteguista con su relato falso del supuesto intento de golpe de Estado. Todo el mundo está claro de que la dictadura de Daniel Ortega ha masacrado —dejando un saldo macabro de más de 500 muertos, según la ANPDH—, a una población que reclamaba y sigue reclamando libertad, elecciones libres, democracia y justicia.

El régimen de Daniel Ortega puede insistir cuanto quiera en su falacia de la intentona golpista. Pero la comunidad internacional no se lo creerá. Más bien está aumentando la presión sobre la dictadura, para que deje de reprimir y violar los derechos humanos y que vuelva a la mesa del diálogo, para acordar allí una solución democrática de la crisis.

Editorial Protestas en Nicaragua rebelión archivo
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