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Eliseo Núñez

Eliseo Núñez Morales. LA PRENSA/Oscar Navarrete

Eliseo Núñez: “La gente de Ortega tiene mucho miedo”

Eliseo Núñez ve a un Daniel Ortega cercado, con solo poder de represión y con su entorno amenazado. A su criterio, por mera sobrevivencia, ese entorno de Ortega puede ser quien acelere su salida.

Antes que Eliseo Núñez hubo otros tres Eliseo Núñez. Su bisabuelo, su abuelo y su padre. Después de él hay otro Eliseo Núñez, su hijo. Y si este último Eliseo Núñez sigue así, los Eliseo Núñez pueden estar reproduciéndose de generación en generación hasta el fin de los tiempos. “Hasta es un nombre feo”, dice riéndose Eliseo Núñez Morales, en su pequeño despacho de abogado.

Núñez es liberal sin partido. Se inició en la política muy temprano, incluso antes que su padre que también es político, y actualmente milita en el Frente Amplio por la Democracia (FAD), una variopinta alianza de opositores sin reconocimiento oficial.

En esta entrevista, Eliseo Núñez ve a un Daniel Ortega cercado, con solo poder de represión y con su entorno amenazado. A su criterio, por mera sobrevivencia, ese entorno de Ortega puede ser quien acelere su salida.

La pregunta que todo mundo se hace es si estos momentos duros que vive Nicaragua son porque vamos avanzando hacia una democracia o vamos retrocediendo a una dictadura más autoritaria.
El cambio es irreversible. Ortega lo único para lo que hoy tiene capacidad es infringir más dolor. Perdió la capacidad de generar un buen gobierno, de conseguir una economía próspera; la capacidad de combatir la pobreza, aunque yo no creo que lo haya hecho bien, y la única capacidad que tiene es infringir más dolor durante este tiempo. Pero el cambio es irreversible.

¿Por qué?
Lo de abril, lejos de ser una conspiración es una ruptura entre una sociedad que adopta lo moderno, mayoritariamente los jóvenes y alguna gente no joven, que adopta ese tipo de sociedad más global, más interconectada con derechos que son transversales al mundo, que cree que el país debería apostar por cosas muy diferentes a las que hemos tenido en una sociedad atávica, tribal, apoyada a un troquel que nos dejo la conquista, que es la relación conquistado-conquistador, que después se convirtió en encomendado-encomendador, y luego en mozo-patrón de hacienda y finalmente derivó en caudillos, y como decía don Emilio Álvarez Montalván, en acaudillados. ¿Cuál es la línea común entre Ortega y su gente? Ellos son partidarios del tradicionalismo político del país, del atavismo y de la sociedad tribal que les ha dado tantos frutos.

Hasta abril Ortega venía armando un modelo de gobierno, pero ¿cuál es ahora mismo el modelo de gobierno que Ortega quiere y puede construir?
Lo que está haciendo es quedarse con la parte autoritaria del modelo que venía construyendo y abandonar la parte del manejo económico de enriquecer clases nuevas y clases tradicionales. Ahora es un Ortega que ya no puede generar riqueza para nadie como gobierno. Antes tenía zanahorias y garrote. Daba más zanahoria y menos garrote. Ahora la zanahoria está casi desaparecida y el garrote es lo que prima. No es un nuevo modelo sino que es la profundización de uno de los modelos que tenía.

Antes se decía que el cemento que unía a la gente que está con Ortega no era ideología sino la prebenda… ¿Ahora cuál es?
El miedo. El miedo al mañana. La gente que está con Ortega tiene mucho miedo. La mayoría no sabe cómo comenzar un trabajo independiente una vez que sale del Gobierno. No es solo el miedo a la cárcel o a cualquier otra cosa, es el miedo a la sobrevivencia. ¿Qué hago si no tengo el cargo? ¿Qué hago sin la ayuda que me da el partido? Son miedos muy fuertes los que tienen. Adicional a esto hay otra parte, que creo que son los menos, pero los más violentos, el miedo a enfrentar la justicia por los crímenes cometidos. Esta combinación de terror a una Nicaragua más abierta es lo único eficiente que ha hecho en estos ochos meses. Primero tiene un golpe y sufre una dispersión de su base, en abril, mayo. De pronto comienza a transmitirle a esa base que los azul y blanco lo que querían era matarlos, encarcelarlos y dejarlos sin nada. Con eso logra aglutinar la parte fuerte del Frente que incluso se le había separado en algunos casos por el modelo que Rosario había impuesto en el partido. Por eso él comienza a salir mucho más que Rosario. Rosario crea divergencia al interior del Frente, y Daniel para el interior de ellos sigue siendo convergente. Yo te protejo. Mientras yo esté aquí vos no perdés tu trabajo, no vas a ser enjuiciado, no te va a pasar nada.

¿Por eso diría usted que no hay nadie de los suyos siendo castigado por los crímenes de estos meses?
No solo eso, sino que Ortega lo proclama. No hay ni un policía investigado, dijo en una de las tantas entrevistas internacionales que dio. Él se vende a esta gente como el único que puede garantizarle comida en la mesa y no enfrentar la justicia.

¿Qué sentido le encuentra a la mentira tan evidente con que arman su narrativa todos los días?
Es fácil entenderlo desde la óptica perversa del manejo de la información desde el poder. Ortega ha decidido que no importa que la gente no le crea. Él necesita que le crean quienes lo van a respaldar. A los otros los controla con la Policía y balas.

Pero es difícil pensar que sus seguidores crean mentiras tan evidentes. Una cosa es que las usen en sus discursos y otra que se las crean ellos mismos.
Volvemos al miedo. Si yo tengo miedo a perder el empleo, a que me enjuicien y eso, una mentira que justifique lo que yo hago es suficiente para sentirme bien conmigo mismo. Es parte de las píldoras de consuelo espiritual que le da a su propia base. Les traslada frases de discurso que le dan dignidad a lo que están haciendo, que es defendiendo un cargo público, o incluso, cometiendo delitos.

¿Usted diría que la represión le ha dado resultado a Ortega?
En el corto plazo siempre da resultado una represión como esta. Vos venís de una revuelta que sin querer vendió la idea que era la salida de Ortega. Todo mundo vio en el corto plazo el colapso de Ortega. De pronto ves que se alarga el tiempo y al alargarse el tiempo, Ortega entra y reprime. ¿Cuándo va a dejar de dar resultado la represión? Cuando toque la tecla equivocada. Ortega no tiene más remedio que seguir reprimiendo, porque sabe que el descontento es enorme y en el fondo sabe que si toca la tecla equivocada vuelve a reventar la situación. Y otra vez volverá la sensación de poderlo derrotar en el corto plazo.

En esa etapa de supervivencia que tiene el régimen, ¿cómo se inscribe esta persecución a los organismos no gubernamentales y medios de comunicación y la expulsión de los organismos internacionales?
La estrategia de Ortega es la del “mendigo pestilente”. Nadie se te acerca para identificar quién sos, porque olés muy mal y si amenazás con acercarte hasta te tiran una moneda para que te devolvás. Él está llevando las cosas al punto que la comunidad internacional diga, “aislalo, no te le acerqués, no nos metamos con él porque es un problema”. Está empecinado en ser repulsivo. Es tensar la cuerda a tal punto que todos los mecanismos no militares que la comunidad internacional pueda usar, sean ineficientes. Y la apuesta de ellos es que el mecanismo que quede sea un mecanismo muy complejo que no permita que se tome la decisión ni prontamente ni en los tiempos adecuados y así tener tiempo de recomponerse. Su estrategia es navegar entre escombros. Destruir la economía del país. Va a estatizar lo que tenga que estatizar. Va a reducir lo que tenga que reducir, va a someter al país a una gran pobreza, y eso sumado a la represión le gana tiempo para apostar a la democracia. Pero no para la democracia de aquí, sino a la de otros países que puedan elegir gobiernos más neutrales o aliados. Que cambie la correlación internacional de fuerzas.

¿Un escenario de guerra diría que le conviene a Daniel Ortega?
En el corto plazo sí. Porque justifica la represión. Pero en el mediano plazo Ortega no tiene nada que ganar. En primer lugar es un hombre de 73 años. Su entorno también es anciano. Para sostener una guerra no solo necesitás intereses sino una base ideológica fuerte y el sandinismo como lo ves hoy no tiene una base ideológica sólida. Tiene gente que está por un trabajo, por láminas de zinc, o porque reparte, pero esa identificación ideológica no existe. A Ortega se le va a volver a disparar la parte económica más adelante. Y van a perder por partes iguales la nueva clase económica que él creó y la clase económica tradicional. Y lo más dramático para esta nueva clase económica que él creó, todos los empresarios alrededor del poder, es que la clase tradicional tiene mucha más capacidad de recuperarse una vez que pase la crisis porque viene de una cultura empresaria centenaria en este país. Los nuevos empresarios han hecho negocios al amparo del poder y once años no son suficientes para aprender a hacer negocios de otra forma. Al contrario, pueden haber creado dependencia. Ellos van a quedar en la calle, aún con Ortega en el poder.

¿Cómo se inscribe en este panorama la Nica Act que acaba de entrar en vigencia?
En el tema de los empréstitos internacionales. Siete de cada diez dólares de inversión pública provienen de empréstitos o donaciones. Tres del Tesoro Nacional. El otro es el daño a la confianza, que ya está dañada y todavía la dañás más. No es lo mismo que el inversor extranjero llegue a un país sin sanciones y en problemas económicos que llegar a uno con sanciones y problemas económicos.

Usted decía antes que Ortega está presupuestando reinar sobre escombros.
¿Pero cuánto puede reinar? Es que cuando vos presupuestas reinar sobre escombros y a costa de represión, tenés que tener los 31 años que tenía Fidel Castro en Cuba o los 34 que tenía Ortega en el 79. ¡73 años! Estaría escribiendo una nueva página en el libro de instauración de dictaduras. El miedo a la desaparición de Ortega del Frente, todos los días, tiene que ver ya con la parte biológica. Eso mueve el juego y por eso es que se vio a un Ortega, desde el 2016 para acá, mucho más agresivo que antes. En el 2016 Ortega entró en su modo de sucesión. Pone a Rosario ya como su sucesora. Cuando se designa al sucesor siempre hay gente inconforme. Y esa inconformidad se puede trasladar en conspiraciones que vulneran la capacidad de seguir manteniendo control. Ahora Ortega tiene colapsada la sucesión. Está tratando de reconstruirla con dos alternativas paralelas. Sigue manteniendo a Rosario como alternativa y está construyendo la alternativa de Laureano (Ortega).

En la Nica Act aprobada por Estados Unidos hay un añadido que abre la posibilidad de castigar a aquellos que cometan abusos contra los derechos humanos en Nicaragua. ¿Cómo sería eso?
Sanciones económicas y eso, obviamente es lo primero que se puede hacer. Pero además, si alguien denuncia en territorio estadounidense a un funcionario acusado por delitos de violación a los derechos humanos, la primera pregunta que se debe hacer ese funcionario es ¿con cuántos países tiene tratado de extradición Estados Unidos?

¿Sí se puede abrir juicios en Estados Unidos?
Sí. Con una denuncia de una persona en territorio estadounidense.

¿Aunque el delito no se haya cometido en Estados Unidos?
Hay una sentencia sobre la Ley Patriótica que define su propio modelo de legislación. La Ley Patriótica dice que se puede juzgar en cualquier parte del mundo a cualquiera que representara una amenaza directa o indirecta a Estados Unidos. Se dijo que eso era violatorio de los convenios internacionales. Entonces la Corte dijo que Estados Unidos está obligado a mantener la integridad y la paz en su territorio, y que los derechos que establece la Constitución son para quienes han aceptado que esos derechos son los que los rigen, por tanto, aceptan también las obligaciones. Que si estas personas no aceptan las obligaciones tampoco aceptan los derechos que tienen. Capturar a alguien afuera, siempre y cuando crea que entra entre los intereses que debe proteger Estados Unidos, es posible.

En la entrevista pasada de esta revista, Oscar René Vargas hablaba de que ese añadido podía propiciar una salida a la crisis en Nicaragua “a lo Noriega”.
No la veo a lo inmediato. Tenemos que empujar muchísimo más internamente. Eventualmente vamos a tener que tomarnos muchos más riesgos todos los que estamos en el otro lado.

¿A qué se refiere con tomar más riesgos?
Volver a las calles. Volver a expresar públicamente y en grupos tu pensamiento. Creo que todavía la ventana de una salida pacífica está abierta. Pacífica con justicia. Ortega está haciendo todo para cerrar esa salida, pero está apostando a que no suceda lo peor.

¿Una solución pacífica en el corto plazo está en las manos de Ortega solamente?
No. Está en manos del entorno de Ortega. Ortega no está dispuesto a negociar nada. Ni él ni su mujer. Pero el entorno de Ortega, con Ortega manteniéndose o con Ortega saliendo por una vía no pacífica, pierde todo.

¿Y cómo puede ser el entorno de Ortega el que pueda propiciar esa salida?
Eventualmente lo van a presionar. Con el entorno me refiero desde los empresarios sandinistas que han hecho dinero a la orilla de él hasta el propio Ejército. Las presiones le van a venir de su propio lado. Él está poniendo en riesgo todo. Está apostando a no negociar. Ese entorno es el que puede forzar una salida pacífica que permita que el país tenga un entendimiento mínimo.

 

Plano personal

  • Eliseo Núñez Morales tiene 46 años, dos matrimonios, y tres hijos.
  • Viene de una familia clase media, dedicada principalmente al comercio. Ocasionalmente ha aparecido algún político entre ellos.
  • Doña Adilia Hernández, su abuela, fue la matrona del clan en Masaya y estableció como prioridad la educación de las mujeres de la familia. “A las mujeres es a las primeras que hay que darles casa y educación para que puedan defenderse por si les sale mal el marido”, decía.
  • Núñez estudió Derecho en la Universidad Centroamericana (UCA) y ha sido diputado en diferentes periodos.
  • Se inició en política en 1987, a los 15 años cuando entró al Partido Neoliberal (Pali). Durante mucho tiempo fue miembro del PLC.
  • Con su padre, Eliseo Núñez Hernández, tuvo diferencias políticas tan fuertes que llegaron a las diferencias personales. “Me arrepiento de haber peleado con mi familia por política”, dice.
  • La diferencia con su padre se saldó años después. “En el 2005 mi hijo pequeño fue diagnosticado con un tumor cerebral y yo me encomendé a Dios. Prometí como ofrecimiento la reconciliación con mi papá. Llegué y le di un abrazo. No me dijo nada, ni yo tampoco, y a partir de ahí ha sido una buena relación hasta el día de hoy. Muy poco hablamos de política desde ese momento”.

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