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José Miguel Vivanco, director de HRW. LA PRENSA/ARCHIVO.

José Miguel Vivanco: La dictadura orteguista no quiere testigos de la represión

La dictadura Ortega Murillo ha cerrado todos los espacios de expresión desde abril pasado, tras las graves violaciones a derechos humanos de los nicaragüenses

Para el director de la División de las Américas de Human Rights Watch (HRW), José Miguel Vivanco, la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo está en una etapa de extrema vulnerabilidad, la crisis está asfixiando al régimen y en su intento por ocultar la verdad ha optado por incrementar la represión y deshacerse de los testigos que contribuyen a documentar los graves abusos a los derechos humanos.

Se trata de los organismos de derechos humanos y los periodistas. Esa política ha convertido en blanco al periodismo independiente, según el experto, quien se ha mantenido activo denunciando estos abusos en las redes sociales.

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“Eso explica el incremento de la represión, especialmente contra periodistas independientes y defensores de derechos humanos”, reiteró Vivanco.

En las últimas semanas la dictadura de Ortega ha cancelado nueve personerías jurídicas a Organizaciones No Gubernamentales (ONG) y ha cerrado y confiscado tres medios de comunicación: Esta Semana y Confidencial, del periodista Carlos Fernando Chamorro; y 100% Noticias, cuyo director Miguel Mora y la jefe de prensa del canal de noticias, Lucía Pineda, junto a otros dos trabajadores permanecen en la cárcel, tras haber sido secuestrados y encarcelados por la Policía.

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El régimen también expulsó al Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) y al Mecanismo de Seguimiento para Nicaragua (Meseni), de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), horas antes que el GIEI presentara su informe cuyas investigaciones concluyen que durante la represión gubernamental se cometieron crímenes de lesa humanidad.

Descontento popular

“El régimen persigue encarcelar a todo aquel que se aparte, aunque sea mínimamente de la línea oficial, acusarlos de terrorismo y dejarlos en prisión. Saben que están en una etapa de extrema vulnerabilidad por el descontento ciudadano, la crisis económica y social, la falta de futuro que ellos representan para Nicaragua, por el aislamiento y el desprestigio internacional, las sanciones que les han impuesto (Estados Unidos), y en particular la Nica Act, que acaba de ser firmada por (el presidente de Estados Unidos, Donald) Trump (el pasado 19 de diciembre)”, señaló el especialista.

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“Ellos (Ortega y Murillo) creen que pueden lograr superar la profunda crisis política, económica, y la falta de credibilidad sobre la base del terror y sin testigos”, valoró.

Vivanco estima que el régimen está claro de las serias dificultades que enfrentan para sobrevivir producto de sus acciones.

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“La Nica Act es un instrumento de una capacidad enorme para lograr castigar a los responsables de corrupción y violaciones a los derechos humanos de ese régimen de cualquier nivel. No tienen condiciones para pensar en el largo plazo, sino cómo enfrentar esta coyuntura crítica que está asfixiando al régimen dictatorial en Managua”.

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La ley conocida como Nica es una legislación bipartidista que obligará a Estados Unidos a vetar las solicitudes de préstamos que haga el régimen en los organismos multilaterales, mientras no haya cese a la represión, elecciones libres y transparentes en Nicaragua, y la restauración de la institucionalidad democrática. Además, incluye sanciones individuales (personas y entidades) a nacionales y extranjeros que son cómplices de los crímenes cometidos por la dictadura.

El informe del GIEI

“El impacto (del informe) ya se está viendo, es un informe devastador, voluminoso y contundente, que llega a la conclusión sobre la base de investigaciones en el terreno que se han cometido crímenes de lesa humanidad, lo cual abre las puertas a las democracias del mundo para recurrir a la jurisdicción universal, procesar y castigar a los responsables de estos hechos. Es realmente un informe que después de examinar cientos de denuncias llega a una conclusión de que es muy, muy grave, y por eso es que los expulsan del país”, sostiene.

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Una de las consecuencias que podría enfrentar el régimen es la aplicación de la Carta Interamericana Democrática de la Organización de Estados Americanos (OEA).

De acuerdo con su experiencia, Vivanco señala que existe plena justificación para aplicar ese instrumento, pero no cree que pueda cambiar la situación en Nicaragua.

“Tengo dos comentarios al respecto: uno, me parece más importante y más fuerte la aplicación de la Nica Act porque está dirigida al corazón de la dictadura. La Carta Democrática se transforma en una discusión valiosa e importante desde el punto de vista diplomático y político, pero no tiene la fuerza con la que cuenta la Nica Act”.

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“En segundo término, dudo que se pueda aplicar la Carta Democrática hoy cuando ha cambiado el gobierno en México, que, a partir del 1 de diciembre, gobierna Andrés Manuel López Obrador, y él ha dicho que no va a ejercer ningún tipo de presiones ante aquellos gobiernos que violan derechos humanos porque la soberanía es más importante que solidaridad frente a los atroces crímenes (cometidos) por un gobierno dictatorial. Es triste, pero es la realidad. El peso y la influencia de México es grande, por lo tanto, no creo sea simplemente un voto menos, sino que es posible lleve a uno de los países del Caribe que ya era muy difícil conseguir su anuencia para condenar a Nicaragua o Venezuela, y eso lleve a esos países sentirse legitimados en sus posiciones prodictaduras, o en posiciones que significan lavarse las manos, y hacer la vista gorda frente a violaciones a derechos humanos que se convierten en otras latitudes”, enfatizó.

Apuesta por el diálogo

La dictadura Ortega Murillo ha cerrado todos los espacios de expresión desde abril pasado, tras las graves violaciones a derechos humanos, y también ha socavado la posibilidad del diálogo nacional para encontrar una salida.

Lo anterior, según algunos analistas, podría desencadenar una guerra civil. Sin embargo, Vivanco no ve condiciones para ese escenario que ocasionaría mayor derramamiento de sangre.

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“El diálogo es un paso muy importante. Nunca hay que dejar de lado la oportunidad. La pregunta es con qué objetivo, qué propósito”, cuestiona Vivanco.

La claridad del objetivo es fundamental; de lo contrario, podría oxigenar y perpetuar por más tiempo a la dictadura.

“Me parece que el diálogo y la negociación son métodos que deben estar siempre sobre la mesa, pero hay que tener muy claro quiénes dialogan y con qué fin”.

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Ante ese escenario, Vivanco cree que los distintos sectores de oposición deberían estar acompañados de la comunidad internacional por el grado de asimetría que existe en Nicaragua.

“Para nivelar la cancha es necesario la presencia de la comunidad internacional que pueda leerle un ultimátum a Ortega y Murillo”, sugirió.

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“Para que entiendan hay que encontrar fórmulas rápidas de transición democrática, de restablecimiento, del orden constitucional y de una salida obviamente pacífica que tiene que contar con la libertad de los presos políticos, el diseño de mecanismos para investigar y sancionar a los responsables por hechos atroces y que se restablezca la libertad de expresión. Para que eso ocurra es imprescindible que la comunidad internacional participe”, afirmó.

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