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Jilton Calderón se convirtió en el cuarto bate de los Indios del Bóer en esta temporada. LAPRENSA/JADER FLORES

¡Pequeña máquina! Jilton Calderón se inspira en su papá y suma 520 imparables en la profesional

No es fácil brillar en un equipo donde prevalecen las figuras, pero Jilton Calderón saltó sin disimulo, bombeando el corazón de los Indios del Bóer en el bateo. Pequeño, sin presumir musculatura y muy poco para hablar

No es fácil brillar en un equipo donde prevalecen las figuras, pero Jilton Calderón saltó sin disimulo, bombeando el corazón de los Indios del Bóer en el bateo. Pequeño, sin presumir musculatura y muy poco para hablar, el caraceño fue el jugador de mayor constancia en la Tribu, solamente bajó un poco su ritmo frenético cuando sufrió una lesión en su pierna que lo sacó de circulación tres partidos. “Pensé que no seguiría igual de bien”, confesó el zurdo, sin embargo no cedió terreno y en el tramo final sepultó a Wuilliam Vásquez, Adrián Moreno, Javier Robles y a Ramón Flores en la disputa del título de bateo de la Liga Profesional.

Calderón retó a la lógica en un principio. Julio Sánchez, mánager del Bóer, es un fiel creyente en su madero por eso lo mantuvo en la cuarta posición al orden en la alineación. Ni los jonrones de Juan Joel Silverio, ni el empuje de Javier Robles, tampoco la agresividad de Víctor Muñoz pudieron con Calderón. Fue inamovible. Y su respuesta final: líder en empujadas con 21 y líder en promedio con .346. “Sé que mi brazo es promedio al igual que mi fildeo, soy lento porque tengo dañados mis tobillos, no obstante, sé batear y en cada turno me enfoco para poner la bola en juego. No me intimida tomar turnos con gente en base”, indica.

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Hace tres años se encontró con la enfermedad Chikungunya. Calderón parecía que no volvería a ser el mismo. Su cuerpo no reaccionaba y los dolores posteriores a la enfermedad le ocasionaron un bajón total de rendimiento. El mago se había quedado sin varita. El antídoto era tener paciencia y no dejar de entrenar hasta que el tiempo se llevara las secuelas. “Eso fue un momento complicado, pero para nada el más duro de mi carrera”, agrega Calderón.

Cuando se habla del camino de espina que ha pisado no olvida la muerte de su hermano: Elson David, quien falleció en un entrenamiento en el Estadio Pedro Selva, cuando un torreón provocó que el poste de una de las canchas de futbol le cayera encima al jovencito y muriera de forma instantánea. “Eso ha sido lo que más me ha tumbado”, relata. Aunque han pasado 16 años de ese lamentable hecho, Calderón lo tiene impregnado en su memoria.

El designado del Bóer es la alegría de su papá (Arnoldo Calderón) y, su papá, la inspiración diaria en el cajón de bateo del pelotero de 30 años de edad. “Me siento orgulloso que mi papá se alegre al verme triunfar en el beisbol. Muchos me dicen que ya soy mejor que él, pero eso no me importa. Lo fundamental es que le tengo una enorme admiración. Después de Dios está mi papá como la persona elemental en mi carrera”, explica.

Segundo zurdo

Calderón se convirtió el segundo zurdo nacional en ganar un título de bateo en la Liga Profesional, solamente, Renato Morales lo había conseguido 2011-12. Con 11 temporadas en su carrera ha cosechado 520 imparables. Las menores cantidades de hits ocurrieron en sus primeros dos años jugando con San Fernando (9-20).

Posteriormente, tras jugar en Masaya (2006-07 y 2007-08) se mudó a la capital con los Indios, equipo en el cual se ha establecido hasta la fecha. Por otro lado, posee 15 “vuelacercas”, 182 bases por bolas, 233 carreras anotadas, 90 dobles y 10 triples, todo en 1708 oportunidades al bate.

Deportes Indios del Bóer Jilton Calderón archivo

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