En 2019, las acciones de la dictadura de Daniel Ortega y su esposa, Rosario Murillo, solo pueden estar entre dos opciones, según los hechos observados por el sociólogo y analista político Óscar René Vargas: no ceder nada o ya estar haciendo negociaciones con discreción.
En la primera hipótesis, de no ceder, el sociólogo opinó que van a actuar acomodándose a cada nueva circunstancia, y con eso esperan sobrevivir a la crisis actual.
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Según Vargas, Ortega y su esposa siguen pensando que los organismos internacionales Organización de Estados Americanos (OEA), la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), el Mecanismo Especial de Seguimiento para Nicaragua (Meseni) y el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI)) no tienen los dientes que los obliguen a cambiar su estrategia de manera inmediata, que se ha caracterizado por la represión brutal contra quienes los critican o se le oponen.
“Van a actuar según las circunstancias, acomodándose puntualmente, tienen la esperanza que los Estados Unidos no actúen por temor a crear un caos en la región centroamericana. Esperan que la comunidad internacional no pueda seguir avanzando en acciones concretas, una ilusión que no tiene ninguna base material. Ellos siguen pensando que los préstamos contratados para el 2019-2020 les permitan seguir adelante y sobrevivir a la crisis actual. Siguen pensando que, a pesar de todas las sanciones establecidas, las declaraciones de la OEA, la CIDH, el Meseni y el GIEI, no tienen los dientes que los obliguen a cambiar su táctica de manera inmediata”, valoró Vargas.
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Mientras ellos mantienen esta posición de no ceder, el país “va rumbo al despeñadero, al derrumbe económico, a una crisis social de enormes consecuencias para toda la población”, según la proyección de Vargas.
Segunda hipótesis
La otra hipótesis es que “existe una negociación en marcha”. Según Vargas, hay varios elementos que podrían indicar que hay negociación. Una de estas es que la empresa privada no ha convocado la marcha que anunció el pasado 12 de diciembre y tampoco se han pronunciado alrededor del informe del GIEI.
Vargas también valoró que el 24 de diciembre, el papa Francisco no hizo ninguna condena por los crímenes cometidos por la dictadura orteguista, aunque ya se había dado a conocer el informe del GIEI. En esa ocasión el papa solo pidió reconciliación.
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Vargas agregó que el nuncio apostólico en Nicaragua, monseñor Waldemar Stanislaw Sommertag, es favorable a la negociación.
Esperanza en el diálogo
Además, el sociólogo consideró que el discurso final del secretario general de la OEA, Luis Almagro, cerró con la esperanza de que se produzca una negociación para salir de la crisis sociopolítica de Nicaragua.
La posibilidad de una negociación tampoco elimina la represión orteguista contra las manifestaciones ciudadanas.
“En la lógica de la futura negociación, pensada para enero o febrero 2019, Ortega sigue con la represión, evitando de esa manera el resurgimiento de un movimiento social, una segunda ola de manifestaciones. Con la represión Ortega ha eliminado, a la concreta, la fuerza social de la calle, de los autoconvocados, permitiendo que sean los poderes fácticos tradicionales (partidos, empresa privada, Iglesia, Ejército, etcétera) los que participen en la negociación y propongan una salida”, opinó el sociólogo y disidente del partido sandinista.
Nueve meses de crisis
El país vive una crisis desde el 18 de abril, cuando comenzó la represión policial y paramilitar contra las protestas civiles que demandan la salida de Ortega del poder.