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Edgard Parrales, Rosario Murillo, Nicaragua, Daniel Ortega

Edgard Parrales además de haber sido sacerdote es abogado. Conoce de cerca el sandinismo, maneja cinco idiomas y es catedrático de derecho. LA PRENSA/ ÓSCAR NAVARRETE

Edgard Parrales: “Ortega tiene el poder por la fuerza”

Ha conocido de cerca a Rosario Murillo, a Daniel Ortega y al cardenal Leopoldo Brenes y los analiza en esta entrevista. También explica sobre lo que puede pasar en la OEA sobre Nicaragua, ya que fue embajador del país ante ese organismo en los años ochenta

Edgard Parrales fue sacerdote y es abogado. Tiene 76 años y conoce bien a Rosario Murillo y a Daniel Ortega. Fue embajador del gobierno sandinista de los años ochenta ante la OEA y también ocupó otros cargos públicos en ese mismo gobierno.

Desde antes que estallaran las protestas de abril pasado, él ya criticaba la ilegalidad de Ortega y Murillo. Lo hacía desde las aulas de la UNAN-Managua, donde impartía clases.

Parrales ha analizado la actual situación y considera que Ortega está contra la pared, con la OEA encima de él. En esta entrevista sostiene que Ortega no es hombre de diálogo y que la “suavidad” del cardenal Leopoldo Brenes ha servido para bien.

¿Qué ha pensado de lo que está pasando en Nicaragua desde abril pasado?

El año pasado dejé de ser profesor a tiempo completo de derecho en la UNAN. Di derecho constitucional, filosofía del derecho y ética profesional y jurídica. A mis alumnos siempre les vivía criticando todo porque la crisis de valores que hay ahora, y de legalidad y de legitimidad, no es solamente de abril para acá. Ha sido desde el 2007 para acá. En eso tengo que reconocer que me respetaron mi libertad de cátedra, porque nunca me sancionaron. Cuando se da la crisis yo estoy de profesor todavía en la UNAN, dando derecho constitucional. Como todo se interrumpe, las críticas que hacía en mi clase las empecé a hacer en público, a nivel de los medios. Cuando se restituyeron las clases ya no me llamaron. Yo ya era profesor horario y la clase la terminó otro profesor.

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¿A su juicio qué es lo que ha pasado?

Un destrucción total del país por la cerrazón irracional, sin sentido, ilógica, sin ética, de estos señores.

Usted ha tratado a Daniel Ortega y Rosario Murillo, ¿qué ha visto en ellos?

Veo dos motivaciones en ellos. Una motivación doble, de carácter personal, y otra de carácter estratégico geopolítico. En la motivación personal veo dos incentivos, uno el poder y otro el dinero. Están obsesionados por el poder y por la acumulación económica que han hecho. Y por otro lado están inmersos en la geopolítica de la estrategia del socialismo del siglo XXI. Ellos están también resistiéndose a dejar el poder porque están con la idea del socialismo del siglo XXI, vinculados a Venezuela, Bolivia y Cuba. Eso es lo que veo en el trasfondo de la actitud de ellos. Eso no les va a perdurar porque Nicaragua es diferente a Cuba, a Venezuela, tenemos otras circunstancias políticas, históricas.

En los años ochenta usted fue vicepresidente en el Seguro Social. Esta crisis se originó por unas reformas al Seguro Social.

Cuando llegamos nosotros (en 1979) descubrimos una cosa, que los Somoza habían hecho del Seguro Social su caja chica. Y había una deuda como de 500 mil córdobas de entonces, que era bastante. En la actualidad no es la caja chica, es la caja grande del gobierno. El gobierno le debe millones de dólares y estoy segurísimo que el Seguro ha servido para pagar esas grandes manifestaciones que ha hecho el Frente, que cuestan una barbaridad; para pagar a los rotonderos, para pagar a los juventud sandinista, para pagar a los paramilitares y para muchas otras cosas que no conocemos. Por eso el Seguro está tan desgastado.


Ortega ya no gobierna, tiene el poder por la fuerza. Armó a ese montón de gente. Excombatientes del Mint (Ministerio del Interior), excombatientes del Ejército, gente lumpen, de la Juventud Sandinista. Se ha descubierto que algunos son gente que trabaja en los ministerios, en la Corte Suprema de Justicia”. Edgard Parrales, exembajador de Nicaragua en la OEA.


¿Qué le parecieron las protestas?

Yo participé en todas (las marchas), menos en las tres últimas porque estaba enfermo y por circunstancias involuntarias.

¿Llegó a pensar que Daniel podía salir del poder en esos días?

Sí, con las marchas masivas que se dieron al principio. La de apoyo a los obispos y la que organizó el Cosep. Pero cuando se dio el diálogo, le mandé a Luis Sánchez un escrito, que tuvieran cuidado, Daniel Ortega nunca ha sido un hombre de diálogo, nunca. Daniel Ortega ha dialogado cuando se ha visto en la sin remedio, cuando las circunstancias han sido desfavorables para él. En ese momento él la vio negrita, por eso pidió el diálogo, pero lo pidió sin convicción, como una ganancia de tiempo para recomponerse.

¿Fue un error ese diálogo?

Hubo mucha gente participando. No había cohesión de posiciones. Una negociación tiene que ser con poca gente.

¿Qué más influyó para que Ortega siga en el poder?

Ortega ya no gobierna, tiene el poder por la fuerza. Armó a ese montón de gente. Excombatientes del Mint (Ministerio del Interior), excombatientes del Ejército, gente lumpen, de la Juventud Sandinista. Se ha descubierto que algunos son gente que trabaja en los ministerios, en la Corte Suprema de Justicia. Los prepararon militarmente, los organizaron y los convirtieron prácticamente en los secuestradores de la nación nicaragüense. Eso es lo que estamos, secuestrados, porque él no está gobernando. Lo que pasa también es que, con la presión que está viniendo desde fuera, él ahorita está en una situación que no las tiene todas, la tiene crítica. Y más crítica se le va a poner si se aprueba la Carta Democrática. Y si los europeos entran en la jugada y le ponen límites y condiciones, también se le va a poner dificilísimo.

¿Qué consecuencias tendría para Ortega la aprobación de la Carta Democrática?

Unas son diplomáticas, otras son económicas, políticas, y otras son sociales. En las diplomáticas, los países miembros de la OEA rompen o congelan relaciones con Nicaragua, como hizo ya Argentina. En las económicas, el BID (Banco Interamericano de Desarrollo) está en el sistema interamericano; la OEA solamente habla con el BID y le dice: los préstamos que están en proceso de ejecución, paralos, y los nuevos préstamos no los aprobés. Y esto va en consonancia con lo que están haciendo el Congreso y el Ejecutivo gringo con el BID, el Fondo Monetario y con el Banco Mundial, de parar los préstamos a Nicaragua. En el Banco Centroamericano de Integración Económica, si bien Estados Unidos no está ahí presente, tiene influencias a través de los países y pueden pararle préstamos a Nicaragua. (Los Estados Unidos) le pueden poner sanción de pararle el Cafta. Importaciones y exportaciones cero.

¿Y si Nicaragua sale de la OEA por cualquier motivo?

No puede salir tan así nomás. Si Nicaragua quisiera decir salgo de la OEA, esa salida es de un año. Tiene que esperar un año, es lo que le está pasando a Venezuela. Venezuela dijo me salgo, sí, pero el efecto de tu salida es hasta dentro de un año, porque está en el tratado de la Carta de la OEA, que cualquier miembro renuncia a la membresía tiene efecto hasta un año después de planteada la renuncia. Mientras tanto sigue siendo un miembro sancionado, porque en el fondo es una sanción, le suspenden participación en todo lo que es la OEA. Pero sigue siendo miembro.

¿Qué otros efectos tendría una posible salida de la OEA?

Problemas con Centroamérica. Si Estados Unidos quita el Cafta para Nicaragua, le crea un enorme problema para nuestras importaciones y nuestras exportaciones. Estados Unidos representa el 45 por ciento de nuestro comercio. Centroamérica representa el otro 45 por ciento. El por ciento que queda se lo reparten Europa, Taiwán, Japón y Corea del Sur. Si Europa entra, le crea más problemas. Por eso es que mandaron esta carta ahorita, que es una carta irrisoria y ridícula, que mandó el canciller de Nicaragua a los cancilleres de América. A los que en la OEA les dijo injerencistas, violadores de la soberanía de Nicaragua, ahora empieza la carta “queridos hermanos y hermanas cancilleres de América”, en una actitud vergonzosa y ridícula. Insistiendo sí en su misma posición, que esto fue un golpe de Estado, que todas las muertes y los heridos, los secuestros, los hizo la sociedad civil, que ellos no han hecho nada, y nadie les cree eso, si ahí están los informes del GIEI y de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, del Meseni, de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. ¿Quién va a creerle eso?

Algunos simpatizantes de Ortega hablan de romper ya con Costa Rica y Estados Unidos…

Tontos. El país con el que más tenemos comercio intracentroamericano es Costa Rica. ¿Van a aislarse totalmente? Es absurdo.

¿Qué futuro le ve a este gobierno con todas esas circunstancias?

El 20 de enero viene una delegación del parlamento europeo, que en un principio habían dicho que no los recibirían, pero después aceptaron recibirlos. Viene presidiendo la delegación un socialista europeo, pero que está claro de la situación, ya ha dado declaraciones diciendo que no le parece lo que está sucediendo. Vienen a tratar de convencerlo que acepte una apertura a cierto diálogo, vienen a hablar con la Iglesia, con el Gobierno, con el capital, con los organismos sociales, vienen a hablar con todos. Creo que va a ser la última carta de espera para ver si estos reaccionan; si no, definitivamente ya no hay más que aplicar la Carta Democrática y todo lo que venga detrás como consecuencia de ello.

Usted conoció de joven a Rosario Murillo y a Daniel Ortega.

Más a Rosario, a él no.

¿Cómo la ha visto actuar?

Un personaje distinto del que conocí en los setenta. En aquellos tiempos hablaba de derechos humanos, de democracia, de estado de derecho. De todo esto que seguimos nosotros invocando y que ella lo sigue ocultando a través de una pose hipócrita, cínica, de estar invocando a Dios en todo momento, pero al mismo tiempo estar ordenando una represión. Una persona dual, con una doble personalidad.

Se dice que ella quería ser presidente, ¿cree que esas aspiraciones quedaron sepultadas?

Para mí están acabadas. Y este régimen puede acabar antes del 2021. Si se dan las elecciones adelantadas se les acabó el asunto.

Usted conoció a Daniel como un reo político…

Sí. Y lo conocí después. Te voy a contar algo. Siendo embajador de él nunca habló conmigo. Mi contacto era el Ministerio de Relaciones Exteriores. El mayor diálogo que tuvimos es hola. No me decía ni una palabra más.

¿Cómo se explica que ahora él tenga a otros como reos políticos?

Lo ve como una especie de revanchismo o castigo a la traición porque un alto porcentaje de los que están presos son de origen sandinista. El 60 o 70 por ciento son gente que tuvieron origen sandinista, que participaron en la revolución. Cuando yo era párroco, la mamá de él, doña Lidia, y la mamá de Leopoldo Rivas, llegaban a mi parroquia a pedirle al sacerdote que estaba conmigo que les ayudáramos a que les permitieran visitas como reos. Nosotros les dábamos alimentos y dinerito. Ellos estaban en una situación de penuria.

¿Qué solución le ve a la actual situación de Nicaragua?

Si ellos ceden, habrá una apertura que llevará a que pierdan el poder. Y si no ceden van a llevar al país al caos, a la ruina económica y social total. La gente va a explotar, no tanto por motivos políticos, sino por motivos de hambre.

Con excepción de los dos volcanes que están en la isla de Ometepe, el Concepción y el Madera, Edgard Parrales ha escalado todos los volcanes del país. También, durante 12 años, jugó diario al futbol. LA PRENSA/ ÓSCAR NAVARRETE

Usted fue sacerdote. ¿Cómo ve la relación entre la Iglesia católica y el Gobierno?

El peligro de la institucionalidad de la Iglesia es que sea sujeto de manipulaciones de los gobiernos. Y ha sido así. Y muchas veces, por sobrevivir, la Iglesia se ha prestado a ese jueguito. En cambio, la Iglesia que tenemos ahorita está jugando una posición verdaderamente de Iglesia.

Señalan al cardenal Leopoldo Brenes de ser ingenuo.

Es una buena persona, un buen sacerdote. De corazón limpio, sano, hombre de Dios, pero un débil.

¿Brenes no es el sacerdote adecuado para lidiar con este gobierno?

Hasta cierto punto ha servido, porque a los que se han manifestado como verdaderamente críticos como Báez, Álvarez y como Mata, los han tratado de fregar y si el arzobispo fuera uno de esos ya (lo habrían sacado de Nicaragua), como sucedió en el pasado con Zelaya, que a monseñor Lezcano lo sacó del país. Él con su actitud así suave ha logrado contener al demonio, de que no tenga una reacción más dura con la Iglesia. En realidad él es un hombre suave, no es de confrontación, de conflicto. Yo lo comprendo, no es mi ideal, pero lo comprendo y tengo amistad con él, pero no es enérgico.

Se habla de casi 40 periodistas exiliados, uno muerto, dos presos, ¿qué le dice eso?

Este régimen no respeta absolutamente los derechos humanos. Tiene una concepción de las personas como de cosas, porque tiene una concepción marxista. En el marxismo las personas no son sujetas de derecho, son números, son cosas con las que se cuenta como volúmenes, para usarlas para todo.

A Carlos Fernando Chamorro le quitaron Confidencial, a Miguel Mora 100 % Noticias…

Y nos quitaría la casa donde vivimos todos. Si llega el momento que ya no tiene que quitar y solo están las casas, te manda gente a como mandó gente a invadir las fincas. Mandaría a quitar todo.


Plano personal de Edgard Parrales

  • Edgard Francisco Parrales Castillo nació el 16 de noviembre de 1942. Hijo de Francisco Arturo Parrales Téllez, un paramédico capitalino, y Dominga Margarita Castillo Mora, de Granada.
  • Cuando estudiaba para sacerdote, jugaba futbol todos los días. También le gusta el tenis, la natación. A excepción de los dos volcanes que están en Ometepe, el Concepción y el Maderas, ha escalado todos los que hay en el país.
  • Es disciplinado. Siempre come a las 6:00 de la mañana, las 12:00 del mediodía y a las 6:00 de la tarde, salvo cuando viaja al exterior y se tiene que acomodar a las circunstancias.
  • Diseñó la Iglesia Santa Martha de reparto San Juan.
  • Fue miembro del Grupo de los 12, en marzo de 1979.
  • Con el gobierno sandinista de los años ochenta, fue ministro de Bienestar Social, embajador de Nicaragua en la OEA y también trabajó en la Procuraduría General de Justicia.
  • Fue sacerdote, pero luego de pedirle al papa Juan Pablo II su reducción al estado laical, se casó con Carmen Dolores Córdoba, hija de Rafael Córdoba Rivas. Tienen cinco hijos.

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