Manuel Quintanilla, presidente de la Fenifut, anunció la pasada semana que el comité ejecutivo de la federación se reuniría este lunes para definir la renovación o no de Henry Duarte al frente de la Selección de Futbol. Sin embargo, se les llamó —y a miembros de la federación— en reiteradas ocasiones y no contestaron su celular, dejando la impresión que el ciclo del técnico tico llegó a su fin al vencer contrato el 15 de enero.
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No es la primera vez que la federación anuncia una fecha para abordar supuestamente la continuidad de Duarte y ese día se esconde, no contestando las llamadas para dar a conocer su decisión. Lo mismo pasó el pasado 22 de diciembre, cuando Quintanilla dijo por primera vez que ese día se realizaba la reunión para definir el tema.
El presidente de la Fenifut sostuvo que esta vez sería diferente y volvió a suceder lo mismo: no responde las llamadas y tampoco mandan una nota de prensa expresando su resolución. ¿A qué juega la federación? Declarar una cosa y después esconderse es una burla para los aficionados y el seleccionador, quien a siete días para finalizar su contrato aún no sabe si continuará.
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¿La Fenifut está quedando mal o refleja lo que es? Una federación sería y dirigida de forma eficaz da la cara para responder o ya se hubiera anunciado de una vez si hay renovación o no de su seleccionador; no obstante, los federados se han dedicado a jugar con un tema tan serio y sensible.
Duarte, quien dejó claro que le interesa continuar si hay mejoras en la gerencia de las selecciones, se encuentra trabajando con la Selección Olímpica pero si el 15 de enero la federación no le contesta, tomará sus pertenencias y se marchará a Costa Rica, cerrando un ciclo que comenzó en 2015 y dejando un legado.