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Desafíos de la RSE 2019

La diversidad de definiciones y formas de entender la Responsabilidad Social Empresarial (RSE), de cierto modo, ha dado como resultado distintas prácticas empresariales, en su mayoría se gestiona la RSE desde una visión tradicional del siglo XX, o desde enfoques que no se corresponden con la generación moderna de la RSE y los problemas actuales del desarrollo sostenible.

No es extraño que empresas, cuya visión únicamente es hacer crecer el capital, sin tener el más mínimo interés por el desarrollo sostenible de sus colaboradores, comunidad y medioambiente, incorporan la RSE en el discursos institucional como un lugar común, asumiendo la visión de Milton Friedman quien entendía la responsabilidad social desde un rol donde “los dirigentes de las empresas debían preocuparse únicamente de los intereses de los accionistas”, (Server & Capó. 2009: P. 10). Desde esta postura, la principal gestión de la RSE fríamente se reduce en generar utilidades al margen de los problemas cruciales de la sociedad.

Aunque en la década de los noventa, desde la visión empresarial se incorpora con mucha fuerza el deterioro del medioambiente, en palabras de Server & Capó, la preocupación por el tema verde, obedece más al castigo de los consumidores en el mercado debido a “la desconfianza por parte de los consumidores hacia las empresas”, afirman los autores.

La modernidad de la RSE representada por la Agenda del Desarrollo Sostenible (ODS), parece complejizar aún más la agenda y visión de la Responsabilidad Social Empresarial. En la actualidad, el enfoque de Friedman está recalentado porque reduce el rol de la RSE en acumular riquezas; tampoco pareciera ser suficiente que las empresas se preocupen de forma exclusiva por el tema ambiental, consumidores y comunidad, como sugieren instrumentos y mecanismos que fueron diseñados en los noventa e inicios del siglo XX.

En enero de 2019, se cumplen 3 años de estar vigente la Agenda de los ODS, cuyas metas e indicadores suponen nuevos retos, desafíos y oportunidades en la gestión de la Responsabilidad Social Empresarial los cuales deben asumirse en 2030. Los ODS suponen la generación moderna de la Gestión de la RSE en las organizaciones. Las evidencias empíricas demuestran que las empresas que sigan ancladas con la visión tradicional de la RSE focalizada en hacer únicamente utilidades, sin aportar a la sociedad, son insostenibles en el largo plazo.

Del cumplimiento de la Agenda 2030, también depende la sostenibilidad de la organización en el mercado. La gestión moderna de la RSE no puede únicamente promover valores compartidos con las partes interesadas del giro de negocio, o tener una visión limitada hacia la comunidad. En 2019 el reto de la gestión de la RSE debería ser superar cualquier visión utilitarista y filantrópica, y contribuir al desarrollo sostenible de Nicaragua.

El autor es consultor en RSE y Comunicación.

Opinión empresas RSE archivo
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