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Crisis lastra el consumo de los hogares en Nicaragua

La situación empeora, según el economista Alejandro Aráuz, porque a la par de la caída del consumo de los hogares también la demanda del sector privado y el estatal se ha reducido, lo que significa menos dinamismo en la economía

La crisis económica que atraviesa Nicaragua como resultado de la inestabilidad sociopolítica, provocó que el gasto asociado al consumo de los hogares en el tercer trimestre del año pasado se redujera 7.1 por ciento, un nivel no visto en los últimos cinco años y que tendrá un impacto en el aumento de la pobreza.

Esa caída del consumo de los hogares entre julio y septiembre, el nivel más grave respecto al segundo trimestre cuando el país estuvo más hundido en lo peor de la crisis (-6.7 por ciento), ocasionó que en promedio este indicador se redujera 4 por ciento hasta el noveno mes del año pasado, lo que también incidirá en el comportamiento que tenga en el 2018 el Producto Interno Bruto.

Estas reducciones contrastan con el crecimiento en el gasto de consumo que tuvieron los hogares en el primer trimestre del año pasado (1.9 por ciento) y los repuntes en el 2017 que oscilaron entre 2.5 y 6.4 por ciento en los cuatro trimestres de ese año.

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La situación empeora, según el economista Alejandro Aráuz, porque a la par de la caída del consumo de los hogares también la demanda del sector privado y el estatal se ha reducido, lo que significa menos dinamismo en la economía, lo que se denota por menos inversiones.

Pero Aráuz va más allá de su planteamiento y señala que un factor que ha determinado la caída del consumo de los hogares ha sido la decisión del Banco Central de restringir la circulación de dinero en el mercado nacional, para afrontar la caída de las reservas internacionales y desalentar la demanda de dólares.

“Estos factores incidentales están correlacionados con las medidas de política de corto plazo en el ámbito monetario y financieras ejercidas durante los últimos cuatro meses por el Banco Central de Nicaragua para ejercer control sobre la masa monetaria en la economía”, dijo.

Aráuz explica que las medidas que ha tomado el BCN son las de estabilizar la macroeconomía fundamentalmente en el nivel de precios para impedir o sortear una posible inflación incontrolable. “Medidas que afectan también a la oferta de bienes y servicios generales a través del circuito del tejido económico del país”, enfatiza.

La reducción del consumo medido en córdobas

Con base en 2006 —año de referencia para los indicadores de la economía nacional—, el dato preliminar refleja que en los dos trimestres de crisis el consumo de los hogares sumó 67,197 millones de córdobas, inferior a los 72,146 millones de córdobas en los trimestres comprendidos entre abril y septiembre del 2017.

Es decir que en los meses (entre abril y septiembre) de crisis los hogares dejaron de gastar en consumo 4,949 millones de córdobas de 2006.

Además de las cifras con base en los precios de 2006, el BCN muestra que en términos nominales (sin restar el impacto de la inflación) el gasto de consumo de los hogares en los meses de inestabilidad política ascendió a 136,424 millones de córdobas, inferior a los 143,682 millones de córdobas.

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Derivará en más pobreza

En Nicaragua la evolución del consumo de los hogares está ligado con el comportamiento de la pobreza.

La Fundación Internacional para el Desafío Económico Global (Fideg) advirtió en diciembre del año pasado que si en el contexto de convulsión actual el consumo se contrae drásticamente, la pobreza general se ubicará a niveles no vistos desde antes de 2009.

Para ello, Fideg planteó tres posibles escenarios de caída del consumo familiar, en que el más optimista empujaría la pobreza general a 46.6 por ciento, mientras el más pesimista a 57.3 por ciento.

Fideg estima que, por cada 1 por ciento de caída en el consumo, la pobreza general va a incrementar un 1.3 por ciento adicional y en el caso de la pobreza extrema por cada 1 por ciento que se reduzca el consumo esta aumentará 2.6 por ciento.

Nicaragua lleva 279 días en crisis sociopolítica, provocada por la represión del Gobierno, que, además de aumentar el desempleo, ha provocado la caída en el consumo reflejado en una fuerte merma del comercio, turismo, financiamiento, importaciones, además del cierre de empresas vinculadas al consumo.

La Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides) en su último reporte estimó que 453 mil personas fueron despedidas o suspendidas de sus puestos laborales, entre abril y diciembre del 2018, debido al estallido social que lleva 279 días. Todo esto en detrimento del consumo nacional.

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Lo que advirtió Funides

Asimismo, Funides advirtió que 1.2 millones de nicaragüenses estaban en riesgo de caer en pobreza.

En noviembre del año pasado, el presidente de la junta directiva de Funides, Gerardo Baltodano, dijo que dado el impacto de la crisis política, este flagelo pasaría de 29.6 por ciento antes de la inestabilidad, que estalló en abril, a 38.9 por ciento.

“El aumento de las personas en situación de pobreza podría continuar si la crisis se extiende a todo el 2019. Existen alrededor de 1.2 millones de personas que no son pobres y están en riesgo de caer en situación de pobreza si llegan a perder su empleo o si su ingreso se reduce el próximo año”, advirtió.

A criterio de Baltodano, mientras en Nicaragua no haya un cambio institucional y democrático, la posibilidad de atraer inversión y cooperación internacional “es muy baja”, por lo cual “es muy probable prever una contracción aún más fuerte en la economía por la necesidad de crear el ahorro interno para compensar el déficit externo”.

“Se ha incrementado el riesgo país de forma preocupante y estamos entrando en una crisis económica sin igual desde la década de los 80”, reveló.

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