De repente desaparecieron los rotonderos en Managua y disminuyó la situación de estado policial que el régimen de Daniel Ortega mantenía desde hace varios meses como una forma más de silenciar la protesta cívica.
Esto ocurre cuando una delegación de diputados del Parlamento Europeo llegará a Nicaragua para reunirse con organismos de la sociedad civil, partidos políticos, periodistas, representantes de la Iglesia Católica, estudiantes, Ortega y algunos de sus funcionarios.
Contrario a semanas pasadas, la rotonda Rigoberto López Pérez está sin fanáticos del régimen, empleados públicos y policías; tampoco se escuchan las canciones que utiliza el partido en sus movilizaciones para, como si fuera un dios, rendirle tributo a Ortega.
Desde hace varios meses el régimen le ordenó a su Policía que mantuviera una permanente vigilancia en las rotondas y demás vías principales de la capital para no permitir ninguna manifestación contra Ortega y brindarle seguridad a sus rotonderos, con los que ha intentado hacer creer que goza de un amplio respaldo popular.
Expertos en temas de seguridad han insistido de que en vez de brindar tranquilidad en la población, este estado policial la ha puesto temerosa por el involucramiento directo que ha tenido la institución en los nueve meses de represión y terror en el país. Asimismo que es una evidencia clara de que nada está normal, a como se repite en los discursos.
Obra extraña terminó en ornato
En semanas anteriores obreros de la Alcaldía de Managua empezaron a construir a base de piedra cantera pequeños muros en forma de U en algunos lados de las rotondas de la ciudad, que a juicio de la opinión pública se trataban de trincheras; pero tras ser publicado en LA PRENSA se envió a los mismos trabajadores de la municipalidad a destruirlos y sembrar plantas y palmeras, que tienen un redondel con bloques.
Otro país después del 18 de abril
El 18 de abril de 2018 el régimen de Daniel Ortega utilizó a sus fuerzas d choque y policías para atacar sin compasión una protesta en León y dos en Managua. Las manifestaciones fueron por haberse reformado el Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS).
A partir de esa fecha el pueblo salió a las calles a alzar su voz y el nivel de represión aumentó por parte del régimen. Los universitarios lideraron las movilizaciones que por la misma intensidad de ataque empezaron a cobrar muertos.
Para presionar a Ortega a que aceptara que en el país hubiera democracia, libertad y justicia, los diferentes movimientos emprendieron la ofensiva de poner tranques. Estos fueron levantados a punta de fuego y sangre, al armar a paramilitares y desarrollar la denominada “operación limpieza”.
En este contexto se han asesinado a más de 535 personas, según informe de la Asociación Nicaragüense Pro derechos Humanos (ANPDH).