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La puñalada trapera

Por eso es que esta gavilla de prebendarios que presumen de partidos se han quedado sin bases populares, pues ya el pueblo escogió su bandera

En nuestra patria, desde antes de la derrota de la dinastía somocista en 1979 ya se percibía que para el futuro de nuestra nación solo quedaban dos caminos: Uno, el que mediante la lucha armada encabezó el FSLN y que prevaleció al fin, y el otro, el de la lucha cívica que era representada por el Frente Amplio Opositor (FAO) que aglutinaba a los sindicatos, a las organizaciones de la sociedad civil y a los partidos democráticos tradicionales y no tradicionales.

Menciono lo anterior porque pensé ¡oh ingenuidad la mía! Que después de lo ocurrido en la década de los 80 y más recientemente, después de la masacre espantosa perpetrada a partir del 18 de abril pasado por la dictadura frentista de los Ortega-Murillo, todos los partidos políticos y las organizaciones que se autodenominan democráticas, harían hasta lo imposible por integrarse en un solo frente de lucha común hasta derrotar a la actual tiranía, lo que daría paso a la restauración democrática con elecciones libres, como ocurrió con el triunfo de la Unión Nacional Opositora (UNO) en 1990.

Más, estamos viendo en la praxis algo que solo puede calificarse de insólito y que está por acontecer en Nicaragua: mientras el régimen orteguista se tambalea y está al borde del colapso por la fuerte presión ejercida por miles de compatriotas en las calles y una solidaridad internacional nunca antes vista, 11 partidos y 2 alianzas según el espurio CSE se aprestan a participar en una nueva farsa electoral convocada para el próximo 3 de marzo en las elecciones regionales de nuestra Costa Caribe. ¡Habrase visto! Esto es una verdadera puñalada trapera que están dando esas organizaciones, no solo a nuestros mártires que cayeron en la demanda de elecciones libres adelantadas sino también a la auténtica democracia que pretenden, una vez más, prostituir en función únicamente de sus bastardos intereses creados.

En tiempos de la dictadura somocista a estos grupúsculos colaboracionistas se les llamaba zancudos, porque generalmente son dirigidos e integrados por políticos corruptos cuyo principal interés es medrar a la sombra del Presupuesto nacional, mediante las sinecuras que seguramente ahora les tocará repartir desde El Carmen a los Ortega-Murillo. Los favorecidos no serán electos, sino nombrados de dedo por el binomio dictatorial. Por eso es que esta gavilla de prebendarios que presumen de partidos se han quedado sin bases populares, pues ya el pueblo escogió su bandera, que es la azul y blanco, por cuanto, ella es la que representa la dignidad, el honor y los verdaderos valores y principios de justicia, libertad y democracia que enaltecen el ser nicaragüense.

Señores y señoras, ¡ya es tiempo de que cada cual se ponga la mano sobre su conciencia y reconozca con altura de miras que es hora de patria y no de partidos!

El autor es periodista, secretario general de la Asociación de Nicaragüenses en el Extranjero (ANE).

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