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Marchas cívicas en Managua en contra del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, donde las banderas azul y blanco abundan. LA PRENSA/ARCHIVO

Una de las marchas cívicas en Managua en contra del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, en 2018. LA PRENSA/ARCHIVO

Más de 2,000 marchas contra Ortega invalidan tesis de golpe de Estado, según Funides

El Informe de Coyuntura señala que entre abril y octubre del año pasado se realizaron 2,045 manifestaciones, siendo junio el mes con mayor número de marchas: 776

No fue un golpe de Estado. Se trató de la explosión de la acumulación del descontento contra el régimen de Daniel Ortega lo que sacó a los nicaragüenses a la calle en el 2018, principalmente entre abril y octubre, según un análisis de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides), en el cual reseña que en todo el año pasado hubo 2,070 manifestaciones, principalmente contra la dictadura.

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El Informe de Coyuntura señala que entre abril y octubre del año pasado se realizaron 2,045 manifestaciones, siendo junio el mes con mayor número de marchas: 776.

El total de manifestaciones hasta octubre de 2018 supera con creces las que se realizaron entre 2016 y 2017 con 122 y 127, respectivamente.

Antes de las demostraciones cívicas en 2018, Funides señala basado en los resultados del Barómetro de las Américas que Nicaragua llegó a registrar los niveles de participación ciudadana en manifestaciones más bajos del hemisferio entre 2010 y 2016.

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Al respecto, mientras en 2016 en promedio los latinoamericanos participaron en diez manifestaciones, los nicaragüenses apenas asistieron a una media de seis.

Esa tendencia de 2016 contrasta con los datos de 2010, los cuales reflejaban que en ese año la media en la región era de siete manifestaciones por persona, mientras que en Nicaragua era diez.

Además Funides señala que ese periodo analizado (2010 y 2016) más del 50 por ciento de los participantes en manifestaciones públicas en el país correspondían a personas afines al Gobierno.

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Es por ello que el descontento contra el régimen iba creciendo silenciosamente y estalló en abril. Basado en los resultados de una encuesta de CID Gallup, Funides señala que cuando se le consultó a la población sobre ¿cuál considera es la principal causa de la crisis? El 41 por ciento señaló la falta de libertades civiles, lo que confirma la creciente olla de presión que se venía acumulando.

Manifestaciones en Nicaragua
Personas de todas las edades han participado en las marchas cívicas, que son cada vez más constantes. En estas se demanda justicia y democracia. LAPRENSA/J.FLORES

Fue una explosión social

Según el analista político José Pallais Arana, esto explicaría por qué lo que inició como un rechazó a las reformas del Seguro Social en abril del año pasado pasó a una exigencia ciudadana en la que la población pedía la renuncia inmediata de la pareja Ortega-Murillo, en el poder desde el 2007 tras varios años de violación a las libertades civiles de la ciudadanía.

“Ese crecimiento de las marchas anti-Ortega se corresponde con lo que se conoce como una explosión social, producto del descontento que se venía acumulando y que provocaba diferentes tensiones sociales que encontraron un catalizador en las reformas del Seguro Social. Aunque las causas del descontento social son variadas y devienen de la incapacidad del Gobierno para satisfacer aspiraciones de la población”, explica Pallais.

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Ortega justificó la represión para aplastar las marchas, que se cobró la vida de más de 325 nicaragüenses, con el argumento que se fraguó un golpe de Estado, hipótesis que ha sido desechada por la comunidad internacional y las organizaciones internacionales y nacionales de derechos humanos.

De hecho, el reporte de Funides señala que el 54 por ciento de la población desmiente el supuesto golpe de Estado y solamente un 37 por ciento de la población sí cree que hubo intento en ese hecho.

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Según el informe de Funides que contiene un capítulo sobre la crisis sociopolítica de Nicaragua, la rebelión cívica manifestada pacíficamente por la población en las calles es la suma de varios factores de abusos que van desde la negación estatal a las libertades, a los derechos humanos, políticos y civiles hasta la falta de garantías electorales.

El analista político Elíseo Núñez sostiene que la rebelión de abril es una reacción de la población, que ya no soporta la manera “déspota” de gobernar del caudillo sandinista.

LA PRENSA/Oscar Navarrete

“Para mí es una mezcla de dos cosas, la primera es que hay una ruptura en el enfoque de lo que debe ser la sociedad nicaragüense. Por un lado, están los jóvenes más un grupo de adultos que apuestan por una sociedad más moderna y libre, y la otra partes es que se había venido acomodando al modelo tradicional. Entonces, esos dos enfoques sobre la sociedad es lo que ocasiona la primera ruptura”, afirma Núñez.

“El segundo componente es la acumulación de insatisfacciones ocasionadas por el modelo autoritario y déspota del partido gobernante. Y Ortega, en lugar de solucionarlos, aumenta el rechazo cuando como única respuesta a todas esas cosas juntas, la población recibe palo, plomo y prisión y genera todo lo que vimos desencadenado todo este tiempo”, asevera el opositor.

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