Entre 1976 cuando abrió el camino y 1998 cuando le dijo adiós al beisbol, Dennis Martínez se aseguró de garantizar la presencia de al menos un representante nicaragüense en las Grandes Ligas.
Luego vino el ascenso de Marvin Benard, el aterrizaje de Vicente Padilla y el salto de Wilton López, hasta llegar a Erasmo Ramírez, Cheslor Cuthbert, J. C. Ramírez, Alex Blandino y Jonathan Loáisiga.
Claro, también nos emocionó el llamado a Antonio Chévez, Porfirio Altamirano, David Green, Albert Williams, Evert Cabrera y cada uno de los nicas que alcanzaron la cima del beisbol.
La pregunta ahora es, ¿y este año cuántos big leaguers vamos a tener? Es difícil una respuesta. Al día de hoy, no hay ningún nica seguro para comenzar la temporada. Todos van a pelear un puesto.
Erasmo es un lanzador de siete temporadas y 637.2 innings en las Mayores pero no tiene lugar fijo en el staff de Boston. Su ventaja es que el bullpen necesita ser reconstruido y podría quedarse.
Loáisiga enfrenta una feroz competencia en Nueva York, donde la rotación está definida y el bullpen casi lo está también. Pero si tiene salud, va a dar pelea, porque tiene talento y es valiente.
J. C. podría regresar hasta mayo o junio tras su cirugía y su lugar será definido por el desempeño de los tiradores que inician la temporada con los Ángeles, aunque él ya probó ser un abridor.
Cheslor ha perdido un poco de impulso. Sus lesiones y su inconsistencia, lo sacaron del roster de 40 en los Royals y se proyecta que iniciará en AAA, pero si reacciona en los entrenamientos se queda.
Blandino fue muy flexible en los Rojos y un jugador así siempre es necesario, pero tendrá que probar que está recuperado de su cirugía en la rodilla, para volver a tener la oportunidad allá arriba.
El panorama no es claro, pero persiste la esperanza de ver a todos los nicas en las Grandes Ligas.
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