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Exposición Joan Miró: El Nacimiento del Mundo, en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. LA PRENSA/EFE/ Justin Lane

Creatividad poética del genial pintor español Joan Miró a la vista en el MoMA

Miró puede ser percibido como "travieso, alegre o divertido" para al mismo tiempo se le ve como "pensativo, apasionado y serio", dice la la comisaria Anne Umlund

El Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) se sumerge en la creatividad poética del pintor español Joan Miró con una nueva exhibición que se inaugura el próximo domingo, llamada El nacimiento del mundo en referencia a esta obra monumental de 1925 y que abre la puerta hacia su universo pictórico.

La exhibición se centra en la trayectoria de Miró desde 1920, cuando se mudó a París y entabló amistad con artistas que después se asociarían al Surrealismo, hasta su reconocimiento internacional en la década de 1950, tras la Segunda Guerra Mundial.

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Al caer el otoño en su pueblo familiar de Montroig, en 1925, el catalán pintó, a veces subido en una escalera, el enorme lienzo de 2,5 x 2 metros que sería El nacimiento del mundo, que atestigua su ambición artística y refleja procesos propios de la poesía, utilizados en el más de medio centenar de obras a exposición.

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Un hombre contempla una obra de Miró. LA PRENSA/EFE/ Justin Lane

“En las galerías podemos ver cómo Miró utiliza los instrumentos de la poesía; si observamos sus estructuras hay aliteraciones, motivos invertidos, cosas que se repiten una y otra vez, o frases sin sentido”, explicó la comisaria de la muestra, Anne Umlund.

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Frente a esta obra de referencia, Umlund señala que el artista dio un uso pictórico a esos instrumentos típicos de la imaginería poética, como se puede ver en sus “extrañas combinaciones de peces, pájaros y hombres”, o en líneas que describen formas o palabras.

“En 1924, le escribe a su amigo (el poeta francés) Michel Leiris y le dice: Vosotros, mis amigos poetas, me habéis ayudado a entender muchas cosas. Tomáis una forma, una palabra, un punto de salida arbitrario, para crear una imagen. Él intenta hacer lo mismo con madera y pintura”, desgrana la curadora.

Excepto cinco préstamos “excepcionales” de manos privadas, la exhibición de 60 obras, que comprende pinturas, dibujos, impresiones y objetos, procede en su gran mayoría de los fondos del MoMA, que tiene una colección de los trabajos más tempranos de Miró, alguien “en quien creyeron los comisarios” artísticos desde su comienzo.

LA PRENSA/EFE/ Justin Lane

El nacimiento del mundo, que el propio pintor describió a André Breton y Paul Éluard como una “especie de génesis”, ejerce de “punto de partida” para el universo pictórico de Miró que de nuevo ha puesto de relieve el museo neoyorquino, y en el que destacan “paralelismos” como Hirondelle Amour, de 1933 y 1934.

En esta obra, el artista “escribió las palabras hirondelle (golondrina) y amour (amor) sobre el lienzo, junto a imágenes de pájaros. Pintar, dibujar, leer, mirar: para Miró, todas esas experiencias sensoriales pueden estar en el mismo plato pictórico”, sostiene Umlund.

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También destacan la pintura mural que se le encargó en 1950 para un comedor de la Universidad de Harvard, de casi 6 metros de longitud; o un autorretrato a lápiz, cera y óleo que se hizo en 1937, el primero en casi 20 años, en el que de sus ojos emanan soles, estrellas o llamas.

Aunque Miró puede ser percibido como “travieso, alegre o divertido” para el público estadounidense, al mismo tiempo se le ve como “pensativo, apasionado y serio”, ya que su forma de hacer arte “es tan rica que si le das tiempo va más allá de lo caprichoso, o infantil”, señala.

Y como otros de sus contemporáneos, el artista deshizo los lenguajes y las convenciones hasta el punto en el que “rompe las normas” de la perspectiva, una técnica que los pintores habían utilizado desde el Renacimiento para crear la ilusión del espacio.

“Al mirar El nacimiento del mundo, él ha dejado eso atrás, absolutamente. Juega con la convención y quiere romper las reglas”, asegura la curadora.

Cultura Andre Breton Joan Miró Picasso archivo

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