Locales cerrados, restaurantes vacíos, rótulos sin publicidad. La crisis económica que Nicaragua atraviesa ya es palpable a simple vista y se manifiesta a nivel macro y microeconómico, afirma el economista Luis Murillo.
Como indicadores no visibles, Murillo señala el aumento de los precios de los principales productos en los mercados, así como los niveles de delincuencia.
Pero además “el desempleo está creciendo y muchas empresas están quebrando y se están trasladando a la informalidad”, apunta.
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Otros efectos de la crisis son más evidentes, como los restaurantes vacíos. Este sector ha sido uno de los más golpeados y “casi el setenta por ciento ha desaparecido o ha disminuido su actividad económica”, sostiene el economista.
Por otro lado —dice— si usted va a “cualquier residencial o urbanizadora, mira dos cosas que antes eran menos comunes”: rótulos que dicen “Se vende esta casa” y los que dicen “Se alquila esta casa”.
“Eso significa que los bancos le hicieron préstamos a una clase media baja que ahora ha perdido su trabajo y no tiene capacidad para mantener el nivel de pago. Muchas personas están vendiendo o alquilando sus casas. Los niveles de ingresos han disminuido”, observa Murillo.
La inseguridad importa
Para el sociólogo y economista Cirilo Otero, la atmósfera económica que se percibe es producto de la crisis que azota a todos los sectores, pero también está ligada a la inseguridad que ha surgido en el país a partir de abril del año pasado.
“Todas estas empresas y todos los tomadores de decisiones de las empresas observan que no hay seguridad para desarrollar actividades comerciales y actividades empresariales, que es lo que más les preocupa y deciden retirarse”, estima Otero.
El economista considera que desde que Daniel Ortega volvió al poder —en el año 2007— había brindado mejores garantías a los inversionistas extranjeros, a diferencia de lo que ofrece a las empresas nacionales. Sin embargo, en esta etapa de crisis esa política no ha servido para mucho.
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La salida de Nicaragua de la franquicia internacional de restaurantes Burger King es un ejemplo de la inestabilidad en el mercado comercial del país.
La cadena de restaurantes empezó a cerrar las sucursales presentes en la capital pocos meses después de haber iniciado la crisis. Finalmente desaparecieron todas.
Pese al discurso de normalidad de Ortega, los rótulos sin publicidad —ubicados en vías principales de Managua, como la Pista Juan Pablo II, Carretera a Masaya, Avenida Bolívar y Pista de la Solidaridad— son otra muestra de la crisis. Esto demuestra que las empresas que quedan están funcionando con algún nivel de austeridad y no están invirtiendo en publicidad.
Antes de abril era difícil ver en Managua espacios disponibles en las vallas para publicidad. Ahora la gran mayoría permanecen vacías.
Banca en detrimento
Se reportó el cierre de 49 sucursales y ventanillas, la mayoría de ellas en el interior del país. La reducción de sucursales ha implicado el despido de más de trescientos empleados.
Ante estas circunstancias, la prioridad de la banca es recuperar cartera en lugar de hacer inversiones, explica Cirilo Otero. Es por ello que se han cerrado los accesos a préstamos de vivienda o para la compra de autos.
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Además de que la gente “está pensando en comprar comida y realizar los pagos básicos. Lo demás es secundario” ante la incertidumbre económica que se vive, añade el economista.
El cierre de gasolineras es otro indicador de que nada está “normal”. Tres gasolineras de la empresa Puma fueron cerradas en Managua, pero también otra estación de la empresa Uno en Rivas y León, sin que las autoridades del Instituto Nicaragüense de Energía (INE), el ente regulador, ofrecieran una explicación. En Managua, las gasolineras afectadas están en Metrocentro, junto al Instituto Loyola y en el sector de la rotonda la Virgen.La banca nacional es otro de los sectores fuertemente afectados. Entre abril y diciembre del año 2018
Salvador Allende
De acuerdo con Otero, a pesar de la crisis, Daniel Ortega siempre ha tenido como práctica “anunciar cosas que no son ciertas o elevar aparentemente el Producto Interno Bruto (PIB) y decir que estamos bien en economía y desarrollo. Que hay sostenibilidad”.
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Sin embargo, la realidad económica ya golpeó incluso al Puerto Salvador Allende, el emblemático centro turístico del régimen orteguista, ahora luce muchos locales vacíos.
Caída estrepitosa
En el primer mes de 2019 las ventas de autos cayeron en un noventa por ciento. Y con la reforma a la Ley de Concertación Tributaria (LCT) el sector se podría ver más afectado. Varias casas distribuidoras han decidido cerrar sus puertas. Según datos de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides), el sector automotor cerró el 2018 con una caída del 57 por ciento en sus ventas debido a la crisis sociopolítica. Lo que se traduce en el desempleo del 35 y 40 por ciento del personal de estas empresas, según estiman las fuentes.
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